EL 77º Fes­ti­val de Cannes

Cró­ni­ca de José Ridoutt Polar

Des­pués de un año en el que batió todos los récords con su pelí­cu­la Bar­bie, la direc­to­ra, guio­nis­ta y actriz esta­dou­ni­den­se Gre­ta Ger­wig pre­si­di­rá el jura­do del 77º Fes­ti­val de Can­nes, que se cele­bra­rá del 14 al 25 de mayo de 2024.

Gre­ta Ger­wig, una heroí­na de nues­tros tiem­pos moder­nos, revo­lu­cio­na el sta­tus quo entre una indus­tria cine­ma­to­grá­fi­ca alta­men­te codi­fi­ca­da y una era que exi­ge una mayor expansión.

Grea­ta Gerwig

Me encan­tan las pelí­cu­las, me encan­ta hacer­las, me encan­ta ver­las, me encan­ta hablar de ellas. Como ciné­fi­lo, Can­nes siem­pre ha sido el pinácu­lo de lo que pue­de ser el len­gua­je uni­ver­sal del cine. Estar en un lugar vul­ne­ra­ble, en un cine oscu­ro lleno de extra­ños, ver una pelí­cu­la nue­va es mi lugar favo­ri­to. Me sien­to ató­ni­to, emo­cio­na­do y hon­ra­do de ser pre­si­den­te del jura­do del Fes­ti­val de Cine de Can­nes. ¡No pue­do espe­rar a ver qué via­jes nos depa­ran a todos!”.

En menos de quin­ce años, Gre­ta Ger­wig ha gana­do reco­no­ci­mien­to en el cine ame­ri­cano y mun­dial. Ori­gi­na­ria de Sacra­men­to, Cali­for­nia, pero neo­yor­qui­na de adop­ción, ella, que soña­ba con ser dra­ma­tur­ga, ha tra­za­do su pro­pio camino, con cohe­ren­cia y gus­to por el ries­go, hacia las cimas de la brillantez.

Ayer, emba­ja­do­ra del cine inde­pen­dien­te esta­dou­ni­den­se, hoy en la cima del éxi­to de taqui­lla mun­dial, Gre­ta Ger­wig logra com­bi­nar lo que antes se con­si­de­ra­ba incom­pa­ti­ble: ofre­cer super­pro­duc­cio­nes de autor, redu­cir la bre­cha entre el arte y la indus­tria, explo­rar temas con­tem­po­rá­neos con habi­li­dad como así como pro­fun­di­dad, y decla­ran­do su exi­gen­te ambi­ción artís­ti­ca des­de den­tro de un mode­lo eco­nó­mi­co que abra­za para apro­ve­char­lo mejor.

Ya sea actuan­do, escri­bien­do o diri­gien­do, su queha­cer artís­ti­co tie­ne leit­mo­tiv recu­rren­tes, como la agi­ta­ción fami­liar, los ritos de ini­cia­ción ado­les­cen­tes, el mie­do a la pér­di­da de esta­tus social o la emer­gen­cia de una voca­ción artís­ti­ca a tra­vés de per­so­na­jes libres, a veces frá­gi­les y mar­gi­na­les, pero tam­bién feroz.

Gre­ta Ger­wig comen­zó como actriz y se trans­for­mó en guio­nis­ta tra­ba­jan­do en una varie­dad de pro­yec­tos. Coes­cri­bió Han­nah Takes the Stairs (2007) y Nights and Wee­kends (2008), que tam­bién codi­ri­gió, lue­go Fran­ces Ha (2012), Mis­tress Ame­ri­ca (2015) y, por supues­to, Bar­bie con Noah Baum­bach, su cóm­pli­ce en el arte.

Su pri­mer tra­ba­jo en soli­ta­rio, Lady Bird (2017), un retra­to sor­pren­den­te, tierno y melan­có­li­co de los tor­men­tos de la ado­les­cen­cia, fue nomi­na­do a cin­co pre­mios de la Aca­de­mia, inclui­do el de Mejor Director.

Para su segun­da pelí­cu­la, Gre­ta Ger­wig reto­mó ambi­cio­sa­men­te el clá­si­co de la lite­ra­tu­ra esta­dou­ni­den­se de 1868 de Loui­sa May Alcott, Mujer­ci­tas, de nue­vo con la inten­ción de dar una nue­va mira­da a todas las pro­ta­go­nis­tas feme­ni­nas de la his­to­ria, para exa­mi­nar mejor su eman­ci­pa­ción en un mun­do domi­na­do por los hom­bres. En una doble lec­tu­ra, la direc­to­ra tam­bién empren­de un sutil examen de su pro­pio lugar den­tro del sis­te­ma cine­ma­to­grá­fi­co y de los com­pro­mi­sos nece­sa­rios en tér­mi­nos de éxi­to comer­cial para atraer a un públi­co masivo.

Final­men­te, su últi­mo lar­go­me­tra­je, estre­na­do en julio de 2023, el tor­na­do que es Bar­bie, abre el mis­mo sur­co de mane­ra aún más espec­ta­cu­lar, al enfren­tar­se a ese ído­lo ambi­va­len­te de las niñas peque­ñas, sím­bo­lo de la mujer-obje­to, pero tam­bién de mujer eman­ci­pa­da. En esta feroz sáti­ra sobre la con­di­ción huma­na, Gre­ta Ger­wig abor­da el sexis­mo coti­diano y los este­reo­ti­pos con ale­gre inten­ción. Bar­bie, un fenó­meno cul­tu­ral inter­na­cio­nal, es el mayor éxi­to del año y ha con­ver­ti­do a Gre­ta Ger­wig en la direc­to­ra de cine más ren­ta­ble de la historia.

La pri­me­ra direc­to­ra esta­dou­ni­den­se en asu­mir el car­go de pre­si­den­ta del jura­do del Fes­ti­val de Can­nes, Gre­ta Ger­wig, a los 40 años, aña­de otro récord a su con­si­de­ra­ble pal­ma­rés: el de con­ver­tir­se en la per­so­na más joven en asu­mir esa tarea des­de Sofia Loren solo tenía 31 años en 1966 y la segun­da direc­to­ra des­de Jane Cam­pion en 2014; y la segun­da mujer esta­dou­ni­den­se des­pués de Oli­via de Havi­lland y la pri­me­ra mujer pre­si­den­ta del jura­do en 1965.

Es una elec­ción obvia, ya que Gre­ta Ger­wig encar­na con tan­ta auda­cia la reno­va­ción del cine mun­dial, del que Can­nes es cada año pre­cur­sor y caja de reso­nan­cia”, afir­ma­ron Iris Kno­bloch, pre­si­den­ta del fes­ti­val, y Thierry Fré­maux, dele­ga­do gene­ral. “Más allá del Sép­ti­mo Arte, ella es tam­bién la repre­sen­tan­te de una épo­ca que está rom­pien­do barre­ras y mez­clan­do géne­ros, ele­van­do así los valo­res de la inte­li­gen­cia y el humanismo”.