Encuen­tro con la Muerte

TUES­DAY. Gran Bre­ta­ña, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Dai­na O. Pusic

La Muer­te como tra­mo final de la vida ha sido un per­so­na­je que en varias opor­tu­ni­da­des el film lo ha con­si­de­ra­do, entre ellos la anto­ló­gi­ca pelí­cu­la sue­ca El Sép­ti­mo Sello (1957) de Ing­mar Berg­man en la que un caba­lle­ro cru­za­do jue­ga con ella una par­ti­da de aje­drez. En Tues­day la novel direc­to­ra Dai­na O. Pusic vuel­ve a con­si­de­rar­la a tra­vés de una his­to­ria deci­di­da­men­te anticonvencional.

Julia Louis-Drey­fus

No hay tra­ge­dia mayor para los padres cuan­do un hijo o hija está por morir dado que lo más natu­ral es que los vás­ta­gos sobre­vi­van a sus pro­ge­ni­to­res. En el guión de la rea­li­za­do­ra eso es lo que acon­te­ce con Zora (Julia Louis-Drey­fus) cuya hija Tues­day (Lola Pet­ti­crew) de 15 años, víc­ti­ma de una gra­ve enfer­me­dad no espe­ci­fi­ca­da, está por extin­guir­se. Estan­do conec­ta­da con un tubo nasal y en silla de rue­das, la chi­ca es aten­di­da por Billie (Leah Har­vey), una abne­ga­da enfer­me­ra; en tan­to, su madre tra­ta de negar inter­na­men­te el final de su hija man­te­nién­do­se des­co­nec­ta­da de ella y angus­tio­sa­men­te empe­ña algu­nos ítems del hogar para sufra­gar el cos­to que insu­me la enfermedad.

Den­tro del mar­co de una aco­me­te­do­ra fábu­la super­na­tu­ral en su comien­zo Tues­day reci­be en su habi­ta­ción a un majes­tuo­so gua­ca­ma­yo (Arin­ze Kene) per­so­ni­fi­can­do a la Muer­te que ha veni­do a tomar su alma. En ese momen­to se pro­du­ce entre ambos un inter­cam­bio jugue­tón a tra­vés de una ama­ble con­ver­sa­ción refle­jan­do la fra­gi­li­dad de la vida; pos­te­rior­men­te Tues­day lle­ga a bañar­lo, le pone músi­ca agra­da­ble y le pide a su inter­lo­cu­tor que antes que se la lle­ve con­si­go le per­mi­ta des­pe­dir­se de su madre.

Lo que fun­da­men­tal­men­te tras­cien­de en esta extra­ña his­to­ria es la deses­pe­ra­ción de Zora para acep­tar la reali­dad de lo que le acon­te­ce a su hija. Median­te un intri­gan­te y a la vez con­mo­ve­dor rela­to es apre­cia­ble la ori­gi­nal for­ma en que la direc­to­ra expo­ne la inter­re­la­ción esta­ble­ci­da entre Zora, su hija y la Muerte.

La inter­pre­ta­ción del elen­co es real­men­te estu­pen­da. Louis-Drey­fus mara­vi­llo­sa­men­te trans­mi­te el des­ga­rra­dor esta­do emo­cio­nal de una mujer que resis­te admi­tir el ineluc­ta­ble dece­so de su hija; asi­mis­mo per­sua­de Pett­ti­crew como la ado­les­cen­te sufi­cien­te­men­te madu­ra para enfren­tar tem­pra­na­men­te el final de su exis­ten­cia. Men­ción espe­cial mere­ce el empleo de las imá­ge­nes crea­das por orde­na­dor logran­do un efec­to visual sor­pren­den­te con el per­so­na­je de la Muer­te expre­sa­do tra­vés de la gra­ve voz emplea­da por el remar­ca­ble actor Kene.

El desa­fian­te rela­to de Pusic se pres­ta a dife­ren­tes lec­tu­ras por la sin­gu­lar for­ma de su expo­si­ción pero cier­ta­men­te pre­va­le­ce la refle­xión sobre el mis­te­rio de nues­tra exis­ten­cia; en tal sen­ti­do deja abier­ta la pre­gun­ta acer­ca de si la vida se aca­ba cuan­do el cora­zón deja de latir o si aca­so hay algo que nos aguar­da en el más allá, tal como se apre­cia en la secuen­cia en que Zora inte­rro­ga a la Muer­te para saber si des­pués que ella fallez­ca podrá reen­con­trar­se con su hija.

En esen­cia, he aquí un ambi­cio­so dra­ma nota­ble­men­te diri­gi­do por Pusic a quien cabe elo­giar por la auda­cia en que enca­ró su tema; si bien el mis­mo pue­de des­con­cer­tar, en todo caso la pro­pues­ta de la debu­tan­te cineas­ta es váli­da en la medi­da que deja a la audien­cia pen­san­te al fina­li­zar su exhi­bi­ción. Jor­ge Gutman

Un Pres­ti­gio­so Comensal

ESPE­RAN­DO A DALI. Espa­ña, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por David Pujol. 115 minu­tos. Dis­po­ni­ble en las prin­ci­pa­les pla­ta­for­mas de streaming

En los cré­di­tos ini­cia­les de esta dis­fru­ta­ble come­dia se lee que en los últi­mos años de la dic­ta­du­ra fran­quis­ta, los jóve­nes salie­ron a la calle con un nue­vo espí­ri­tu de liber­tad y cam­bio. Aho­ra bien, la his­to­ria pro­pues­ta por el direc­tor y guio­nis­ta David Pujol deja a un cos­ta­do la polí­ti­ca pro­pia­men­te dicha para cen­trar la aten­ción en la ale­gría de vivir gene­ra­da por el arte culinario.

Iván Mas­sa­gué y Pol López

La his­to­ria de Espe­ran­do a Dali comien­za en Bar­ce­lo­na en 1974, un año antes de la muer­te de Fran­co, don­de el exper­to coci­ne­ro Fer­nan­do (Ivan Mas­sa­gué) y su her­mano menor Alber­to (Pol López) que lo ayu­da tra­ba­jan en un res­tau­rant local. En la medi­da que los tumul­tos calle­je­ros se inten­si­fi­can y Alber­to está impli­ca­do en los mis­mos, los dos her­ma­nos con­si­de­ran que es nece­sa­rio dejar la ciu­dad y bus­car nue­vos hori­zon­tes; en con­se­cuen­cia con la ayu­da de su ami­go Fra­nçois (Nico­las Caza­lé) que cono­ce muy bien Cada­qués, ellos lle­gan al bello puer­to pes­que­ro. Mer­ced a la ayu­da de Fra­nçois, cuya novia Lola (Cla­ra Pon­sot), es hija de Jules (José Gar­cía), un fran­cés expa­tria­do que es due­ño del res­tau­ran­te El Surreal, los her­ma­nos con­si­guen tra­ba­jar en dicho esta­ble­ci­mien­to, don­de Fer­nan­do es uno de los coci­ne­ros en tan­to que Alber­to se ocu­pa de lavar los platos.

Jules como apa­sio­na­do admi­ra­dor de Sal­va­dor Dalí que resi­de en el verano en la Cos­ta Bra­va, desea fer­vien­te­men­te que el excén­tri­co artis­ta visi­te su res­tau­ran­te, cla­ro está que no es muy fácil lograr­lo. Así cuan­do en la pla­ya Dalí (Gal Soler) espe­cu­lar­men­te emer­ge de un gigan­te hue­vo salu­dan­do con un “bue­nos días” jun­to a su espo­sa Gala (Vicky Peña), en medio de los fotó­gra­fos ansio­sos de cap­tar su ima­gen, Jules le soli­ci­ta a Gala que visi­ten su res­tau­ran­te, a lo que ella res­pon­de que lo haría a cam­bio de reci­bir 10 mil dóla­res. En todo caso, por el momen­to Jules se encuen­tra satis­fe­cho al com­pro­bar el alto nivel culi­na­rio de Fer­nan­do que aho­ra es el nue­vo chef ocu­pán­do­se de crear exqui­si­tos man­ja­res, lo que con­tri­bu­ye a aumen­tar la fama del res­tau­ran­te. Uno de los momen­tos más gra­cio­sos del film tie­ne lugar cuan­do a bor­do de una bar­ca en el mar y avi­zo­ran­do a lo lejos al genial cata­lán que tam­bién se encuen­tra nave­gan­do, Jules tra­ta de acer­car­se a él ofre­cién­do­le una sabro­sa sopa bulla­be­sa a fin de ten­tar­lo para que visi­te El Surreal.

En un guión muy bien bos­que­ja­do y nutri­do de pin­to­res­cos per­so­na­jes, el rela­to se des­en­vuel­ve entre la ima­gi­na­ti­va y artís­ti­ca crea­ción culi­na­ria de Fer­nan­do y la mar­ca­da obse­sión de Jules por el ego­cén­tri­co artis­ta don­de reci­bir­lo en su esta­ble­ci­mien­to sig­ni­fi­ca el gran sue­ño de su vida. A todo ello, aun­que sin con­no­ta­cio­nes dra­má­ti­cas la tra­ma se nutre de crear una leve ten­sión entre los ani­ma­dos hip­pies de Cada­qués y el auto­ri­ta­rio tenien­te Garri­do (Paco Tous) en momen­tos en que el país se apro­xi­ma a la democracia.

Dota­do de un diná­mi­co rit­mo, Pujol logra una chis­pean­te come­dia pres­ti­gia­da por un entu­sias­ta elen­co; entre sus inte­gran­tes tras­cien­den Mas­sa­gué como el chef revo­lu­cio­na­rio y Gar­cía como el ansio­so empre­sa­rio que no per­de­rá el entu­sias­mo para con­se­guir que el míti­co pin­tor le haga el honor de degus­tar los ori­gi­na­les y delei­to­sos pla­tos de su res­tau­ran­te. Asi­mis­mo, entre los rubros téc­ni­cos de pro­duc­ción resal­ta la mag­ní­fi­ca foto­gra­fía de Ramón Mar­tí­nez de Bujo cap­tan­do los pai­sa­jes pano­rá­mi­cos y el espí­ri­tu que ani­ma a la región y el apor­te de la agra­da­ble músi­ca de Pas­cal Come­la­de acom­pa­ñan­do al desa­rro­llo del rela­to. Jor­ge Gutman

Con­mo­ve­dor Retra­to de Céline

I AM: CÉLI­NE DION. Esta­dos Uni­dos, 2024. Un docu­men­tal de Ire­ne Tay­lor. 102 minutos

Un con­mo­ve­dor retra­to de la super­es­tre­lla Céli­ne Dion es ofre­ci­do por la docu­men­ta­lis­ta Ire­ne Tay­lor don­de sin ser nece­sa­ria­men­te una típi­ca bio­gra­fía, el foco cen­tral resi­de en la seve­ra afec­ción de la diva.

El docu­men­tal per­mi­te obte­ner una visión fran­ca e ínti­ma de Céli­ne luchan­do con el Sín­dro­me de la Per­so­na Rígi­da (SPR) carac­te­ri­za­do por la rigi­dez y espas­mos mus­cu­la­res del cuer­po. Si bien este des­or­den neu­ro­ló­gi­co esta­dís­ti­ca­men­te ata­ca a una de cada millón de per­so­nas, la famo­sa can­tan­te ha sido una de las víctimas.

Como es bien sabi­do ella dio a cono­cer en un video de diciem­bre de 2022 la dolen­cia que la aque­ja­ba, con espe­cial refe­ren­cia a sus cuer­das voca­les, mani­fes­tan­do que por ese moti­vo debía sus­pen­der sus apa­ri­cio­nes en con­cier­tos públi­cos por un tiem­po inde­ter­mi­na­do. Con com­ple­ta fran­que­za ella con­fie­sa que des­de 17 años antes de haber sido diag­nos­ti­ca­da con el SPR sen­tía que algo raro acae­cía con su voz; tra­tan­do de com­ba­tir sus dolo­res recu­rrió al empleo de Valium, has­ta lle­gar a inge­rir pro­gre­si­va­men­te la can­ti­dad de 90 mili­gra­mos dia­rios, con tal de salir a flo­te y seguir efec­tuan­do los shows para su mul­ti­tud de admiradores.

A par­tir de allí la docu­men­ta­lis­ta, que ha teni­do amplio acce­so a lo que acon­te­ce actual­men­te con Céli­ne, va cap­tan­do ple­na­men­te su esta­do emo­cio­nal. Es emo­ti­vo escu­char de Céli­ne que su voz es su ins­tru­men­to musi­cal y que can­tar cons­ti­tu­ye su razón de vida. En base a fotos y mate­rial de archi­vo, en rápi­dos bro­cha­zos se asis­te a su humil­de ori­gen, habien­do naci­do en Char­le­mag­ne, Que­bec, en el seno de una fami­lia inte­gra­da por sus padres músi­cos y sien­do la menor de sus 13 her­ma­nos y her­ma­nas. A los 12 años se pro­du­ce el des­cu­bri­mien­to de su talen­to; ya des­de enton­ces expre­só su deseo de ser una estre­lla inter­na­cio­nal a tra­vés de su voz y seguir can­tan­do duran­te su vida ente­ra. No es extra­ño que su bello tim­bre vocal que­da­se regis­tra­do en el román­ti­co tema My Heart Will Go On de la pelí­cu­la Tita­nic (1997) que mun­dial­men­te la consagró.

Ade­más de asis­tir a extrac­tos de sus triun­fan­tes shows, está inclui­da su gira de Aus­tra­lia de agos­to de 2018 don­de en el con­cier­to de Mel­bour­ne invi­ta a su gran ami­go y can­tan­te aus­tra­liano John Farnham a unir­se en esce­na. En lo que con­cier­ne a su vida per­so­nal, se obser­va el alum­bra­mien­to de su hijo mayor René-Char­les, sus hijos geme­los Nel­son y Eddy, y una fugaz esce­na con René Angé­lil, el gran amor de su vida, y la asis­ten­cia a sus fune­ra­les en 2016.

Resul­ta intere­san­te obser­var cómo Céli­ne ha orga­ni­za­do su vida, a la vez que en una sala de alma­ce­na­mien­to de su man­sión que­da expues­to su ves­tua­rio, nume­ro­sa varie­dad de zapa­tos así como otros ítems de su colección.

Rodea­da de Nel­son y Eddy con quie­nes man­tie­ne un tierno víncu­lo, y de su entra­ña­ble perro siem­pre des­can­san­do a los pies de su ama, la pelí­cu­la mues­tra momen­tos vul­ne­ra­bles de la intér­pre­te como así tam­bién otros refle­jan­do su esta­do de humor.

El momen­to más tras­cen­den­te y des­ga­rra­dor del docu­men­tal se refle­ja en una esca­bro­sa esce­na en que en una sesión de fisio­te­ra­pia, comen­zan­do con un seve­ro espas­mo en su pier­na izquier­da, Céli­ne es pre­sa de una trau­má­ti­ca cri­sis gene­ra­da por la tiran­tez de sus múscu­los, ten­do­nes y del sis­te­ma ner­vio­so abar­can­do su cuer­po; es indes­crip­ti­ble cómo la audien­cia expe­ri­men­ta una con­mo­ción difí­cil de des­cri­bir al avi­zo­rar el sufri­mien­to pade­ci­do por la ido­la­tra­da intérprete.

Si bien la direc­to­ra tuvo acce­so libre para efec­tuar este film, lo cier­to es que de nin­gún modo ati­nó a rea­li­zar tomas en las que Céli­ne no estu­vie­se de acuer­do. Es así que es elo­gia­ble la sobrie­dad emplea­da en este can­do­ro­so docu­men­to, evi­tan­do caer en un arti­fi­cio­so melo­dra­ma­tis­mo. Asi­mis­mo resul­ta apre­cia­ble la valen­tía de su pro­ta­go­nis­ta de per­mi­tir que el públi­co pudie­ra asis­tir a los por­me­no­res más ínti­mos de su actual existencia.

En opor­tu­ni­dad del estreno del film que tuvo lugar en New York con la pre­sen­cia de la diva, ella cubrió de múl­ti­ples agra­de­ci­mien­tos a todos aqué­llos que la ayu­dan en este difí­cil tran­ce, inclu­yen­do a sus tres ado­ra­dos hijos como así tam­bién al equi­po médi­co que la asis­te en psi­co­te­ra­pia y sobre todo a la gran neu­ró­lo­ga, la doc­to­ra Aman­da Piquet, que fue la per­so­na cla­ve en des­cu­brir y tra­tar su afección.

Final­men­te, es admi­ra­ble el men­sa­je de Céli­ne al desear que su dolen­cia pue­da ayu­dar a la gen­te que expe­ri­men­ta peno­sas enfer­me­da­des a afron­tar la vida de mane­ra posi­ti­va tenien­do en cuen­ta su expe­rien­cia per­so­nal. Así la super­es­tre­lla demues­tra su opti­mis­mo al mani­fes­tar que está con­ven­ci­da de que algún día vol­ve­rá a los esce­na­rios lle­van­do nue­va­men­te una vida normal.

Este nota­ble docu­men­tal de Ire­ne Tay­lor ade­más de exhi­bir­se en sala, a par­tir del 25 de junio esta­rá dis­po­ni­ble en la pla­ta­for­ma Pri­me Video en más de 240 paí­ses y terri­to­rios. Jor­ge Gutman

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Pose­si­vo Amor Conyugal

BANEL & ADA­MA.  Fran­cia-Sene­gal-Malí, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por: Rama­ta-Tou­la­ye Sy. 87 minutos

En su pri­mer lar­go­me­tra­je la rea­li­za­do­ra Rama­ta-Tou­la­ye Sy enca­ra una apa­sio­na­da his­to­ria de amor destructivo.

Khady Mane

En el guión que le per­te­ne­ce, la cineas­ta ambien­ta la acción en una desér­ti­ca aldea rural del nor­te de Sene­gal. Allí viven la joven viu­da Banel (Khady Mane) y su recien­te mari­do Ada­ma (Mama­dou Dia­llo), her­mano menor de su falle­ci­do espo­so, don­de ambos dis­fru­tan del amor con­yu­gal que los une. Tra­tan­do de no seguir habi­tan­do en el hogar de la madre de Ada­ma (Bin­ta Raci­ne Sy) la pare­ja comien­za a des­en­te­rrar la vas­ta capa de are­na que cubre una casa apar­ta­da del pue­blo para resi­dir en la mis­ma y lograr mayor intimidad.

La vida sigue su cur­so nor­mal en tan­to que Banel evi­tan­do en lo posi­ble adop­tar el rol asig­na­do a las muje­res de la aldea, pre­fie­re acom­pa­ñar a su mari­do en la explo­ta­ción del gana­do. El pun­to de infle­xión del rela­to se pro­du­ce cuan­do con el falle­ci­mien­to del jefe de la aldea, por razón de lina­je fami­liar y de acuer­do con la jerar­quía social de la aldea, es Ada­ma desig­na­do a reem­pla­zar­lo; con todo, para seguir estan­do más cer­ca de su mujer él decli­na esa fun­ción a pesar de la crí­ti­ca de su madre.

La posi­ción asu­mi­da por Banel desean­do lle­var una vida inde­pen­dien­te y apar­ta­da de las tra­di­cio­nes del ambien­te rural, uni­da a la cir­cuns­tan­cia de no que­rer tener hijos, gene­ra que sea obje­to de crí­ti­ca por par­te de su her­mano geme­lo (Mou­sa Sow), de su sue­gra y de otros alle­ga­dos de la aldea en don­de la supers­ti­ción rei­nan­te atri­bu­ye a ella de ser la cau­san­te de la tre­men­da sequía que afec­ta a la región.

La ausen­cia de las llu­vias se vuel­ve crí­ti­ca pro­du­cien­do la muer­te de algu­nos ani­ma­les y a eso se aña­de la par­ti­da de algu­nos aldea­nos de la zona en pro­cu­ra de mejo­res hori­zon­tes. Eso moti­va a que Ada­ma acep­te el lide­raz­go que había recha­za­do para adop­tar medi­das pre­cau­to­rias que per­mi­tan la super­vi­ven­cia del pue­blo. El mayor tiem­po que aho­ra le deman­da su tra­ba­jo, pos­po­nien­do la tarea de mudar­se a otro sitio, pro­du­ce una mar­ca­da ten­sión en la rela­ción matri­mo­nial debi­do al amor pose­si­vo de Banel hacia su mari­do. Eso atrae­rá con­se­cuen­cias dra­má­ti­cas para ella en la medi­da que su amor ena­je­na­do deri­va en locura.

Aun­que naci­da y cria­da en Fran­cia, la cineas­ta se ha nutri­do de la cul­tu­ra sene­ga­le­sa de sus ances­tros y es así que lo que aquí se expo­ne des­ti­la ple­na auten­ti­ci­dad. Cier­ta­men­te esta his­to­ria es uni­ver­sal al con­tras­tar la tra­di­ción con la moder­ni­dad que no solo acon­te­ce en cier­tas regio­nes de Sene­gal sino igual­men­te en otros luga­res del mun­do. Así, lo que aquí se des­ta­ca es la lucha de la mujer que para lograr su eman­ci­pa­ción está dis­pues­ta a tras­gre­dir cos­tum­bres arcai­cas que la ubi­can en un rol de sumi­sión fren­te a su con­tra­par­te masculina.

Si bien dicho tema ha sido con­si­de­ra­do varias veces por el cine, lo dis­tin­ti­vo es el ori­gi­nal tra­ta­mien­to que Sy le ha impri­mi­do a su rela­to al lograr una sin­gu­lar fábu­la román­ti­ca imbui­da de una poé­ti­ca atmós­fe­ra que entre­mez­clan­do mito y reali­dad adquie­re el carác­ter de mági­co rea­lis­mo. Asi­mis­mo, en su narra­ción la direc­to­ra pri­vi­le­gia la fuer­za de las imá­ge­nes a tra­vés de la lumi­no­sa foto­gra­fía de Ami­ne Berra­da, des­lum­bran­do sobre todo en la dra­má­ti­ca esce­na de una tor­men­ta de arena.

En suma, esta enco­mia­ble ópe­ra pri­ma de Sy con­for­ma una posi­ti­va car­ta de pre­sen­ta­ción para sus futu­ros pro­yec­tos. Jor­ge Gutman

Un Frus­tra­do Relato

LON­GING. Cana­dá, 2024. Un film escri­to y diri­gi­do por Savi Gabi­zon. 111 minutos

Escri­to y rea­li­za­do por el direc­tor israe­lí Savi Gabi­zon Lon­ging está basa­do en su film homó­ni­mo de 2017 efec­tua­do en Israel. Sin haber vis­to la ver­sión ori­gi­nal, lo cier­to es que este rema­ke cons­ti­tu­ye una expe­rien­cia alta­men­te frustrante.

Richard Gere

El pro­ta­go­nis­ta del dra­ma expues­to por el cineas­ta es Daniel Bloch (Richard Gere), un empre­sa­rio de sóli­da posi­ción eco­nó­mi­ca vivien­do en New York. Des­pués de 20 años de no haber­se vis­to, se encuen­tra en una con­fi­te­ría de la ciu­dad con Rachel (Suzan­ne Clé­ment), su ex pare­ja que aho­ra resi­de en Cana­dá; allí ella le comu­ni­ca que cuan­do en su momen­to se habían sepa­ra­do que­dó emba­ra­za­da y que no le hizo saber por­que sabía que él era renuen­te a tener hijos. Su sor­pre­sa es aún mayor cuan­do se ente­ra que hace dos sema­nas su des­co­no­ci­do hijo Allen (Toma­so Sane­lli) de 19 años de edad falle­ció en un acci­den­te automovilístico.

Tras la noti­cia de haber sido padre sin saber­lo, Daniel deci­de par­tir por un par de días a la ciu­dad de Hamil­ton, Onta­rio, para visi­tar la tum­ba de Allen; allí cono­ce a Jacob (Larry Day), un hom­bre igual­men­te ape­na­do por haber per­di­do un año atrás a su hija Eli­za­beth de 16 años por haber­se sui­ci­da­do. Pos­te­rior­men­te se diri­ge al cole­gio don­de Allen estu­dia­ba y se ente­ra por el direc­tor (Stuart Hughes) que su hijo había sido expul­sa­do por haber escri­to en la pared exte­rior del edificio,un poe­ma por­no­grá­fi­co dedi­ca­do a su pro­fe­so­ra de lite­ra­tu­ra de quien esta­ba enamorado.

La situa­ción se com­pli­ca cuan­do en el hotel don­de se hos­pe­da reci­be la visi­ta de Mikey (Way­ne Burns), un ami­go de su hijo soli­ci­tán­do­le cin­co mil dóla­res, impor­te equi­va­len­te a las dos libras de hachis que Allen lle­va­ba con­si­go en el momen­to del acci­den­te, dado que ambos par­ti­ci­pa­ban en la ven­ta de dro­gas sumi­nis­tra­das por un tra­fi­can­te. Más deta­lles sobre Allen los obtie­ne a tra­vés de su novie­ci­ta Lillian (Jes­si­ca Cle­ment) de 16 años, pero lo más impor­tan­te es ave­ri­guar qué carác­ter asu­mió la rela­ción de su hijo con la pro­fe­so­ra Ali­ce (Dia­ne Kru­ger). Al abor­dar­la, que­da cla­ro que ella de nin­gún modo corres­pon­dió a la pasión amo­ro­sa de su alumno y más aún reve­ló que él la aco­sa­ba cons­tan­te­men­te, siguien­do sus pasos has­ta don­de ella vive, moti­vo por el cual efec­tuó su que­ja a la auto­ri­dad policial.

Una de las varias situa­cio­nes incon­gruen­tes de esta his­to­ria acon­te­ce cuan­do Daniel se diri­ge a la sala de cla­se de Ali­ce, ubi­cán­do­se en un asien­to del aula don­de solía sen­tar­se Allen; allí los estu­dian­tes se ente­ran acer­ca de la vida ínti­ma de Daniel al mani­fes­tar que en su infan­cia fue abu­sa­do por su padre (Gor­don Ful­ton) y eso moti­vó a no que­rer tener hijos.

En otra visi­ta al cemen­te­rio el atur­di­do padre se encuen­tra nue­va­men­te con Jacob. Com­par­tien­do ambos el mis­mo dolor por sus hijos ausen­tes, Daniel le pro­po­ne efec­tuar una fies­ta de casa­mien­to de Allen con Eli­za­beth, a fin de que la boda entre estos jóve­nes muer­tos les per­mi­ta una mejor per­ma­nen­cia en el más allá. A esta altu­ra del rela­to, uno se pre­gun­ta si está asis­tien­do a un dra­ma o a una medio­cre pelí­cu­la del absur­do sin pie ni cabe­za, sobre todo por lo que sobre­vie­ne des­pués, que no mere­ce comen­tar por su abso­lu­ta incredulidad.

El sin sen­ti­do del guión de Gabi­zon lle­ga a un caso extre­mo en don­de no se sabe si la inten­ción ha sido dra­ma­ti­zar a un padre obse­sio­na­do que pier­de su cor­du­ra tra­tan­do de ima­gi­nar los aspec­tos posi­ti­vos de su hijo, o si por el con­tra­rio tra­ta de brin­dar un chis­te a la audien­cia median­te un incon­se­cuen­te relato.

A pesar de la muy bue­na inter­pre­ta­ción de Gere resul­ta impo­si­ble soli­da­ri­zar­se con el increí­ble per­so­na­je que carac­te­ri­za al pun­to tal de pre­gun­tar­se si Daniel es una per­so­na nor­mal o si está ena­je­na­do men­tal­men­te por la mane­ra en que el irri­so­rio libre­to lo obli­ga a actuar.

Aun­que el pun­to de par­ti­da de Lon­ging se pres­ta­ba a una autén­ti­ca his­to­ria de pena y dolor por la des­apa­ri­ción de un ser que­ri­do, lo cier­to es que su plan­tea­mien­to decep­cio­na. Jor­ge Gutman