Cua­tro Hijas

LES FILLES D’OLFA. Túnez-Fran­cia-Ara­bia Sau­di­ta-Ale­ma­nia, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Kaouther Ben Hania. 107 minutos

Con bue­nos ante­ce­den­tes logra­dos en dos fil­mes docu­men­ta­les y sobre todo la sáti­ra de fic­ción logra­da en The Man Who Sold his Skin (2020), la cineas­ta tune­ci­na Kaouther Ben Hania adop­ta en esta opor­tu­ni­dad una sin­gu­lar com­bi­na­ción de ambos géneros.

El rela­to de Les Filles d’Olfa explo­ra a Olfa Ham­rou­ni, una mujer tune­ci­na y madre de cua­tro hijas, en don­de dos de ellas, Gho­fra­ne y Rah­ma, des­apa­re­cie­ron en 2015 a la edad de 16 y 15 años respectivamente.

Las cua­tro hermanas

La cáma­ra de Ben Hania pene­tra en 2023 en la inti­mi­dad del hogar de Olfa a fin de repro­du­cir la vida de esa fami­lia. Para ello acu­de a actri­ces pro­fe­sio­na­les para per­so­ni­fi­car a Gho­fra­ne (Ichraq Matar) y Rah­ma (Nour Karoui) y en cier­tas ins­tan­cias a Olfa (Hend Sabri) en tan­to que Eya y Tays­sir, las otras dos her­ma­nas meno­res, se repre­sen­tan a sí mismas.

A tra­vés de ese sin­gu­lar meca­nis­mo, Olfa cuen­ta su vida deta­llan­do el trau­ma reci­bi­do por par­te de su madre, su boda con un mari­do al que no qui­so y que lue­go lle­gó a dejar­lo para unir­se a otro hom­bre y cómo su acti­tud ambi­gua adop­ta­da para con sus hijas lle­gó a influir en sus vidas. Asi­mis­mo se repro­du­ce la diná­mi­ca exis­ten­te entre las cua­tro her­ma­nas don­de no fal­tan momen­tos de humor y ale­gría. En la recons­truc­ción efec­tua­da pue­de con­tem­plar­se cómo en cier­tas oca­sio­nes las hijas son ata­ca­das por su madre como así tam­bién los abu­sos sufri­dos por el aman­te de Olfa (Majd Mastoura).

Refle­jan­do la con­di­ción de la mujer ára­be den­tro del patriar­ca­do impe­ran­te, Gho­fra­ne y Rha­ma desean eman­ci­par­se y para ello esca­pan del hogar para pos­te­rior­men­te adop­tar una acti­tud radi­cal; sin deve­lar el des­en­la­ce se lle­ga a saber qué es lo que acon­te­ció con ellas, dón­de se encuen­tran y en qué con­di­cio­nes trans­cu­rren sus vidas.

Aun­que no es la pri­me­ra vez que el cine ape­la a un dra­ma­tis­mo fic­cio­nal en el mar­co de un docu­men­tal, en esta oca­sión la direc­to­ra no logra un per­fec­to ensam­ble de ambos géne­ros lle­gan­do a situa­cio­nes que en algu­nas ins­tan­cias des­con­cier­tan y resul­tan con­tra­dic­to­rias. Sin embar­go, estas obje­cio­nes no des­me­re­cen el inte­rés del film; así, ade­más de cier­tas con­mo­ve­do­ras esce­nas, la rea­li­za­do­ra acer­ta­da­men­te trans­mi­te la com­ple­ja rela­ción materno-filial, como igual­men­te al recu­rrir a extrac­tos de archi­vos per­mi­te que la audien­cia se impon­ga de la recien­te his­to­ria de Túnez con sus aten­ta­dos terro­ris­tas y cómo eso ha afec­ta­do a la población.

Al mar­gen de esta eva­lua­ción crí­ti­ca cabe men­cio­nar que el film ha sido doble­men­te con­si­de­ra­do por la Aca­de­mia de Holly­wood al haber sido pre­se­lec­cio­na­do para la mejor pelí­cu­la inter­na­cio­nal repre­sen­tan­do a Túnez, como asi­mis­mo es uno de los 15 docu­men­ta­les nomi­na­dos para optar al Oscar en dicha cate­go­ría. Jor­ge Gutman

La Bana­li­dad del Mal

THE ZONE OF INTER­EST. Esta­dos Uni­dos-Gran Bre­ta­ña-Polo­nia, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Jonathan Gla­zer. 105 minutos

En su libro Eich­man en Jeru­sa­lén publi­ca­do en 1963, la memo­ra­ble filó­so­fa ale­ma­na Han­nah Arendt acu­ñó la fra­se “la bana­li­dad del mal” como con­se­cuen­cia de haber des­crip­to el pro­ce­so judi­cial a Adolf Eich­man en Jeru­sa­lén en 1961.

La aco­ta­ción pre­ce­den­te vie­ne al caso por­que en su cuar­ta pelí­cu­la el rea­li­za­dor Jonathan Gla­zer con­si­de­ra en The Zone of Inter­est la tri­via­li­dad malig­na a tra­vés del retra­to de Rudolf Höss quien ha sido el coman­dan­te del cam­po de con­cen­tra­ción de Auschwitz.

Chris­tian Friedel

El guión del rea­li­za­dor está basa­do en la nove­la homó­ni­ma de Mar­tin Amis publi­ca­da en 2014 y si bien la mis­ma es de fic­ción, el rela­to adop­ta un enfo­que más ase­me­ja­do a un docu­men­tal. Des­pués de dos minu­tos en que apa­re­ce la pan­ta­lla en negro acom­pa­ña­da con una músi­ca elec­tró­ni­ca de tono lúgu­bre, la pri­me­ra esce­na pre­sen­ta a una fami­lia dis­fru­tan­do de un pic­nic a la ori­lla de un lago. Recién al regre­sar al hogar sabe­mos que allí viven Höss (Chris­tian Frie­del) con su espo­sa Hed­wig (San­dra Hüller) y sus cin­co hijos. La sun­tuo­sa caso­na en Ausch­witz cuen­ta con estu­pen­dos jar­di­nes, pis­ci­na, jue­gos para los niños y lo que se con­tem­pla es un para­je idí­li­co que alber­ga a una fami­lia feliz. Cla­ro está que el muro de la vivien­da ocul­ta lo que trans­cu­rre en su par­te exte­rior, espe­cí­fi­ca­men­te en el cam­po de con­cen­tra­ción y exter­mi­nio nazi.

La mayor par­te del film refle­ja a tra­vés de epi­só­di­cas secuen­cias la vida coti­dia­na de esa fami­lia don­de en un prin­ci­pio se cele­bra el cum­plea­ños de Rudolf. Pos­te­rior­men­te se lo ve a él des­pi­dién­do­se de su mujer para ir a su tra­ba­jo así como reci­bien­do en su casa a inge­nie­ros que le mues­tran nue­vos méto­dos para un nue­vo cre­ma­to­rio a fin de imple­men­tar mejor la deno­mi­na­da “solu­ción final” de los judíos pro­pug­na­da por Hitler. En sus ratos dis­po­ni­bles jue­ga con los niños, se sumer­ge con ellos en el lago, los pasea en bote y ade­más como exce­len­te padre por la noche sue­le leer­les cuen­tos infan­ti­les para que pue­dan dor­mir­se plácidamente.

Por su par­te, Hed­wig ade­más de pro­bar­se ropa segu­ra­men­te sus­traí­da de con­de­na­das pri­sio­ne­ras, diri­ge e impar­te órde­nes a su nume­ro­so plan­tel de ser­vi­cio y social­men­te se reune con sus ami­gas. Asi­mis­mo se ocu­pa con esme­ro en cui­dar las plan­tas y flo­res de sus bellos jar­di­nes que con todo orgu­llo le ense­ña a su madre (Imo­gen Kog­ge) que está de visi­ta y que tam­bién goza del idí­li­co lugar. Todo es tan per­fec­to que su mari­do la con­si­de­ra la “rei­na de Auschiwitz”.

La armo­nía de la pare­ja man­te­ni­da duran­te los 17 años de matri­mo­nio alcan­za un momen­to de ten­sión cuan­do Rudolf reci­be la orden de ser trans­fe­ri­do a Ber­lín con un car­go supe­rior y Hed­wig se opo­ne rotun­da­men­te a dejar de lado su vida idí­li­ca don­de habi­ta, rogan­do a su mari­do que haga lo posi­ble para evi­tar el tras­la­do. Es allí don­de ella des­car­ga su frus­tra­ción tra­tan­do agre­si­va­men­te a una de sus emplea­das domésticas.

Afor­tu­na­da­men­te Gla­zer no mues­tra la tra­ge­dia que trans­cu­rre del otro lado del muro pero que uno lo ima­gi­na en la medi­da que el remar­ca­ble dise­ño de soni­do de John­nie Burn per­mi­te que se escu­che el rui­do de los ferro­ca­rri­les arri­ban­do con nue­vos pri­sio­ne­ros y algu­nos gri­tos de las víc­ti­mas; asi­mis­mo visual­men­te se apre­cia el humo gene­ra­do por la inci­ne­ra­ción de los cadá­ve­res de pri­sio­ne­ros exterminados.

En gene­ral, la cáma­ra del rea­li­za­dor agra­cia­da con la estu­pen­da foto­gra­fía de Lukasz Zal se man­tie­ne dis­tan­te de sus pro­ta­go­nis­tas evi­tan­do que pue­da exis­tir empa­tía algu­na con los mis­mos. Ese tra­ta­mien­to un tan­to frío afec­ta la caren­cia de emo­ción que podría natu­ral­men­te des­pren­der­se cuan­do se abor­da la tra­ge­dia del Holo­caus­to; sin embar­go eso es lo que jus­ta­men­te se pro­po­ne Gla­zer al pin­tar cómo un hom­bre que demues­tra ser un exce­len­te padre y espo­so y has­ta capaz de que­rer a su caba­llo como si se tra­ta­ra de un hijo más, mues­tra su male­vo­len­cia como coman­dan­te diri­gien­do el exter­mi­nio humano como si se tra­ta­ra de cual­quier noble tarea.

En líneas gene­ra­les, se asis­te a un dra­ma con­si­de­ra­ble­men­te per­tur­ba­dor y que aun­que un tan­to repe­ti­ti­vo está bien rea­li­za­do, con­tan­do con un elen­co de irre­pro­cha­ble nivel. Lo más tras­ce­den­te de este film dis­tin­gui­do con el Gran Pre­mio del Jura­do en el Fes­ti­val de Can­nes 2023, es su rele­van­cia al com­pro­bar que la tra­ge­dia de Ausch­witz no ha eli­mi­na­do el nivel de anti­se­mi­tis­mo vigen­te así como el omi­no­so fas­cis­mo pre­va­le­cien­te en varias regio­nes del mun­do. Jor­ge Gutman

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Una Eté­rea Experiencia

ALL OF US STRAN­GERS. Gran Bre­ta­ña-Esta­dos Uni­dos, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Andrew Haigh. 105 minutos

Una his­to­ria de amor entre­mez­cla­da con otra par­cial­men­te surrea­lis­ta es lo que se apre­cia en All Of Us Stran­gers, un con­mo­ve­dor dra­ma del direc­tor bri­tá­ni­co Andrew Haigh.

Paul Mes­cal y Andrew Scott

Con la adap­ta­ción efec­tua­da de la nove­la japo­ne­sa Stran­gers de Tai­chi Yama­da publi­ca­da en 1987, el guión del rea­li­za­dor ambien­ta la acción en Lon­dres. En un moderno blo­que de depar­ta­men­tos ubi­ca­do en el sec­tor este de la ciu­dad habi­ta Adam (Andrew Scott), un guio­nis­ta gay de 42 años de edad que está pro­cu­ran­do escri­bir un libre­to basa­do en su infan­cia y la rela­ción man­te­ni­da con sus padres. A todo ello gol­pea en su puer­ta Harry (Paul Mes­cal), un vecino del mis­mo edi­fi­cio, más joven y extra­ver­ti­do que Adam, que tra­ta de vin­cu­lar­se con él; si bien Adam se mues­tra reluc­tan­te, final­men­te logra invi­tar­lo a su departamento.

Lo que al prin­ci­pio podría suge­rir que el rela­to se cen­tra en la rela­ción amo­ro­sa de dos per­so­nas homo­se­xua­les que tra­tan de apa­ci­guar su sole­dad e inse­gu­ri­dad, lo que pro­si­gue adquie­re mayor tras­cen­den­cia. Tra­tan­do de que­brar el blo­queo que lo aque­ja para escri­bir su guión, des­pués de haber revi­sa­do vie­jas fotos de su niñez, Adam via­ja a la ciu­dad de Dor­king, ubi­ca­da en los subur­bios de Lon­dres, para visi­tar la casa de sus padres en don­de vivió has­ta que un trá­gi­co acci­den­te de auto los mató, que­dan­do en con­se­cuen­cia huér­fano a los 12 años.

A par­tir de allí, Adam vis­lum­bra un encuen­tro con sus pro­ge­ni­to­res (Jamie Bell y Clai­re Foy) de edad simi­lar a la que él tie­ne aho­ra. Den­tro de un medio social con­ser­va­dor pre­va­le­cien­te en la déca­da del 80 en el que la homo­fo­bia no enca­ja en un mun­do hete­ro­se­xual y dis­cri­mi­na­to­rio, es aho­ra que Adam pre­sen­tán­do­se ante sus pro­ge­ni­to­res desea cono­cer su opi­nión de tener un hijo gay. Gran­de es su con­fort cuan­do en las con­ver­sa­cio­nes con sus padres ellos le demues­tran su pro­fun­do amor acep­tán­do­lo tal cual es y alen­tán­do­lo en su carrera.

Más allá de si lo que atra­vie­sa el guio­nis­ta es un pro­duc­to de su ima­gi­na­ción, un sue­ño, o la viven­cia de una eté­rea expe­rien­cia, que­da en cla­ro que a tra­vés de los años él no pudo cica­tri­zar las heri­das emo­cio­na­les pro­du­ci­das por la pér­di­da de sus padres y es por eso que nece­si­ta lograr con ellos la cone­xión huma­na para miti­gar su trau­ma. De algún modo su esta­do emo­cio­nal reper­cu­ti­rá en la rela­ción man­te­ni­da con Harry cuan­do lo lle­va a su hogar de infan­cia para que él conoz­ca a sus padres; es en esta secuen­cia don­de nue­va­men­te entra en jue­go el surrea­lis­mo de esta historia.

Abar­can­do una temá­ti­ca en la que la sole­dad se entre­mez­cla con la muer­te, el dolor y la reafir­ma­ción iden­ti­ta­ria, el rea­li­za­dor ha logra­do un muy humano rela­to que desem­bo­ca en un poé­ti­co aun­que ambi­guo final suje­to a doble interpretación.

Ade­más de la esme­ra­da direc­ción de Haigh, el plan­tel acto­ral con­tri­bu­ye a real­zar los méri­tos de la his­to­ria narra­da. Los cua­tro inte­gran­tes del elen­co se lucen en sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes; así la vul­ne­ra­bi­li­dad emo­cio­nal que Scott trans­mi­te en Adam, la sen­si­bi­li­dad y tris­te­za de Harry a tra­vés de su pasa­do expre­sa­da por Mes­cal y la cali­dez ema­na­da de los padres de Adam a tra­vés de la sober­bia carac­te­ri­za­ción de Bell y Foy, per­mi­ten gene­rar amplia empa­tía en el espectador.

Final­men­te resul­ta aus­pi­cio­so el comien­zo de un nue­vo año cine­ma­to­grá­fi­co con este film de indis­cu­ti­ble cali­dad. Jor­ge Gutman 

La Dudo­sa Pro­tec­ción del Menor

RIEN À PER­DRE. Fran­cia-Bél­gi­ca, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Delphi­ne Delo­get. 112 minutos

En su debut como rea­li­za­do­ra Delphi­ne Delo­get demues­tra una inusual madu­rez abor­dan­do el deli­ca­do tema de una madre luchan­do por la tenen­cia de su hijo.

Aso­cian­do este film a los muchos que el gran direc­tor Ken Loach ha ofre­ci­do en su com­pro­me­ti­do cine social, la novel direc­to­ra con­mue­ve en la his­to­ria que rela­ta basa­da en su guión com­par­ti­do con Cami­lle Fon­tai­ne y Oli­vier Demangel.

Vir­gi­nie Efira

La acción que trans­cu­rre en Brest pre­sen­ta a Syl­vie (Vir­gi­nie Efi­ra), una mujer viu­da y madre de Jean-Jac­ques (Félix Léfeb­vre) de 15 años y Sofia­ne (Ale­xis Tonet­ti) de 8 años quie­nes con­for­man una muy uni­da fami­lia. Tra­ba­jan­do en horas noc­tur­nas en un bar, duran­te el día debe ocu­par­se de sus hijos así como a veces de su poco res­pon­sa­ble her­mano Her­vé (Arieh Worthalter).

El dra­ma se pre­sen­ta cuan­do estan­do Syl­vie ausen­te del hogar por su tra­ba­jo, Jean-Jac­ques tras­la­da al hos­pi­tal a su her­mano Sofia­ne al haber sufri­do que­ma­du­ras en su pecho mien­tras pre­pa­ra­ba papas fri­tas en la coci­na duran­te la noche, cau­san­do asi­mis­mo un peque­ño incen­dio. De inme­dia­to la noti­cia tras­cien­de y eso moti­va la inter­ven­ción del ser­vi­cio de pro­tec­ción al menor repre­sen­ta­do por una insen­si­ble emplea­da (India Hair); quien lle­ga acom­pa­ña­da por un poli­cía para tras­la­dar a Sofia­ne a un hogar de aco­gi­da. Eso ori­gi­na una des­ga­rran­te esce­na en la cual el niño resis­te a ser sepa­ra­do de su madre. De nada vale la súpli­ca de Syl­vie demos­tran­do cuan­to quie­re y cui­da de sus hijos, no obs­tan­te el acci­den­te pro­du­ci­do. Ade­más de asis­tir a una reu­nión de auto­ayu­da gru­pal de per­so­nas que han sido sepa­ra­das de sus hijos, tam­bién tra­ta de entre­vis­tar al juez que ten­drá que adop­tar la deci­sión final sobre el des­tino de Sofia­ne. Si bien Syl­vie se encuen­tra auxi­lia­da por una com­pe­ten­te abo­ga­da (Audrey Mikon­do) y por su otro her­mano Alain (Mathieu Demy), ella no encuen­tra solu­ción al pro­ble­ma; es así que su ansie­dad y su inusual modo de actuar lle­ga a afec­tar­la de tal mane­ra per­dien­do el con­trol de sí misma.

El desa­rro­llo de esta his­to­ria ori­gi­na esce­nas de gran emo­ción pero la novel cineas­ta es lo sufi­cien­te­men­te sutil para evi­tar que las mis­mas se logren median­te gol­pes bajos. Lo que en últi­ma ins­tan­cia tras­cien­de de este film es la seve­ra crí­ti­ca al sis­te­ma judi­cial impe­ran­te; tal como aquí se obser­va, la buro­cra­cia ins­ti­tu­cio­nal per­ma­ne­ce cie­ga e igno­ran­te cuan­do se tra­ta de deter­mi­nar cuá­les son las ver­da­de­ras nece­si­da­des del niño sin tener en cuen­ta las cir­cuns­tan­cias que con­du­je­ron a sepa­rar­lo de su familia.

El con­te­ni­do de este poten­te dra­ma acre­cien­ta su valor por la des­ta­ca­da inter­pre­ta­ción de Vir­gi­nie Efi­ra; esta actriz que mara­vi­lla en cada una de sus inter­pre­ta­cio­nes, aquí trans­mi­te con genui­na elo­cuen­cia el tre­men­do esfuer­zo rea­li­za­do por una madre cora­je para recu­pe­rar a su que­ri­do hiji­to. Al pro­pio tiem­po cabe remar­car las actua­cio­nes de Ale­xis Tonet­ti quien con gran con­vic­ción se trans­for­ma en el niño que ado­ra a su madre y la de Félix Léfeb­vre, ani­man­do a su madu­ro her­mano que tam­bién sien­te el impac­to emo­cio­nal de ver a su fami­lia desintegrada.

En suma, esta pelí­cu­la de pro­fun­do con­te­ni­do huma­nis­ta cala hon­do en el áni­mo del espec­ta­dor y por su remar­ca­ble rea­li­za­ción cons­ti­tu­ye una exce­len­te car­ta de pre­sen­ta­ción para nue­vos pro­yec­tos de la novel cineas­ta. Jor­ge Gutman

La Filia­ción al Desnudo

LA PETI­TE. Fran­cia-Bél­gi­ca, 2023. Un film de Gui­llau­me Nicloux. 93 minutos

Con apre­cia­ble sen­si­bi­li­dad el rea­li­za­dor Gui­llau­me Nicloux con­si­de­ra en La Peti­te un dra­ma humano en el que están pre­sen­tes el dolor por la des­apa­ri­ción de un ser que­ri­do y la filia­ción que se pro­du­ce a fin de ate­nuar esa pena.

Mara Taquin y Fabri­ce Luchini

El film que se basa en la nove­la Le Ber­ceau de Fanny Ches­nel median­te un guión pre­pa­ra­do por su auto­ra y Nicloux, intro­du­ce en su pri­me­ra secuen­cia a Joseph (Fabri­ce Luchi­ni), un sexa­ge­na­rio eba­nis­ta tra­ba­jan­do en su taller cuan­do un lla­ma­do tele­fó­ni­co le comu­ni­ca que su hijo homo­se­xual acom­pa­ña­do de su pare­ja han pere­ci­do en un funes­to acci­den­te. A la gran pena expe­ri­men­ta­da por la muer­te de su que­ri­da espo­sa acae­ci­da hace 5 años, se agre­ga aho­ra esta trá­gi­ca pér­di­da don­de tan solo le que­da su hija Aude (Maud Wyler).

Sabien­do que su hijo y su com­pa­ñe­ro anhe­la­ban cons­ti­tuir una fami­lia ellos habían loca­li­za­do a una mujer para que se desem­pe­ña­ra como madre subro­ga­da duran­te la ges­ta­ción, el máxi­mo deseo de Joseph es el de ubi­car a la emba­ra­za­da per­so­na cuya iden­ti­dad des­co­no­ce a fin de que pue­da tener con­si­go a la cria­tu­ra de su difun­to hijo . Para ello, Aude le ayu­da en su ges­tión; aus­cul­tan­do los e‑mails de su her­mano des­cu­bre que la por­ta­do­ra es Rita Van­de­wae­le (Mara Taquin) que vive en Bél­gi­ca, en la ciu­dad fla­men­ca de Gent.

No obs­tan­te su frá­gil esta­do físi­co aque­ja­do por un dolor en la colum­na cer­vi­cal, Joseph deja Bor­deaux, su ciu­dad de resi­den­cia, para diri­gir­se a Bél­gi­ca. A pesar de las difi­cul­ta­des idio­má­ti­cas por no domi­nar la len­gua fla­men­ca, logra con­tac­tar a Rita, una joven madre mono­pa­ren­tal de una niña de 9 años (Juliet­te Met­ten). Al prin­ci­pio el futu­ro abue­lo encuen­tra resis­ten­cia en ella dado que su hijo y su com­pa­ñe­ro no le habían lle­ga­do a pagar la tota­li­dad de la suma adeu­da por el ser­vi­cio de subro­ga­ción. Sin embar­go, a tra­vés del con­ti­nua­do tra­to rena­ce la con­fian­za entre los dos y es así que él cui­da­rá de seguir su emba­ra­zo has­ta el momen­to de parir.

Es intere­san­te obser­var cómo podrá Joseph tener legal­men­te la tenen­cia de la cria­tu­ra, ya que si bien la ges­ta­ción subro­ga­da es tole­ra­da en Bél­gi­ca siem­pre que no sea pecu­nia­ria, Joseph vive en Fran­cia don­de la subro­ga­ción no está permitida.

Sin ahon­dar en mayo­res deta­lles acer­ca de las carac­te­rís­ti­ca que asu­me la adop­ción del bebé, cabe des­ta­car el víncu­lo esta­ble­ci­do entre Joseph con Rita que a pesar de la dis­pa­ri­dad social y cul­tu­ral exis­ten­te entre ambos a la pos­tre se crea un lazo afec­ti­vo que des­ti­la com­ple­ta autenticidad.

En mate­ria acto­ral, el vete­rano Luchi­ni, en uno de los más bri­llan­tes roles de su exi­to­sa carre­ra, con­mo­ve­do­ra­men­te trans­mi­te el due­lo de un hom­bre por la pér­di­da de su hijo al que tra­ta­rá de reem­pla­zar­lo brin­dan­do como abue­lo toda la ter­nu­ra, amor y pro­tec­ción a esa cria­tu­ra que su bio­ló­gi­co padre habría desea­do si hubie­se vivi­do. La actua­ción del vete­rano actor no empa­li­de­ce la de la joven Taquin quien con gran con­vic­ción carac­te­ri­za a la humil­de mujer ague­rri­da y fogo­sa que para com­ple­men­tar sus modes­tos ingre­sos se pres­ta a some­ter­se a una mater­ni­dad subrogada.

Den­tro de una rea­li­za­ción tra­di­cio­nal pero suma­men­te efec­ti­va, Nic­kloux logra un dra­ma rea­lis­ta de huma­na con­no­ta­ción que per­mi­te al espec­ta­dor com­par­tir las emo­cio­nes sus­ci­ta­das por sus dos per­so­na­jes pro­ta­gó­ni­cos. Jor­ge Gutman