Román­ti­ca Come­dia Dramática

ANO­RA. Esta­dos Uni­dos, 2024. Un film escri­to y diri­gi­do por Sean Baker. 138 minutos

Habien­do obte­ni­do Ano­ra la Pal­ma de Oro en el Fes­ti­val de Can­nes, Sean Baker con­fir­ma con cre­ces su talen­to de estu­pen­do rea­li­za­dor. Si bien entre otros tra­ba­jos impre­sio­nó con The Flo­ri­da Pro­ject (2017( y Red Roc­ket (2021), enfo­can­do la degra­da­ción que sufren cier­tos sec­to­res des­fa­vo­re­ci­dos de Esta­dos Uni­dos, en este pre­mia­do film Baker ha con­ce­bi­do una efi­caz come­dia en su pri­me­ra mitad para adop­tar pos­te­rior­men­te un giro dra­má­ti­co que des­ti­la tristeza.

Mikey Madi­son

La his­to­ria con­ce­bi­da por el cineas­ta pre­sen­ta a Ano­ra (Mikey Madi­son), apo­da­da Ani, una joven de 23 años que se desem­pe­ña en un club noc­turno de Manhat­tan efec­tuan­do bai­les eró­ti­cos para sus clien­tes y en algu­nos casos brin­dán­do­les su bello cuer­po como acom­pa­ñan­te sexual. Pron­ta­men­te el due­ño del local le pre­sen­ta a Ivan (Mark Eydelsh­teyn), un mucha­cho de 21 años de can­do­ro­sa ino­cen­cia que habla ruso y es hijo de unos millo­na­rios de Rusia. A par­tir de allí entre ambos se irán suce­dien­do apa­sio­na­dos encuen­tros amo­ro­sos que trans­cu­rren en la lujo­sí­si­ma man­sión en que Ivan habi­ta y que con­tras­ta con la humil­de vivien­da que Ani com­par­te con su her­ma­na en un barrio de Brooklyn. Des­pués de una sema­na de jol­go­rio, él la invi­ta a via­jar en su jet pri­va­do a Las Vegas como su ena­mo­ra­da. Allí ines­pe­ra­da­men­te este prín­ci­pe azul le pro­po­ne a su Ceni­cien­ta casa­mien­to el que ella acep­ta emo­cio­na­da y por lo tan­to deja su tra­ba­jo. A su vez, dicho enla­ce le per­mi­ti­rá a Ivan adqui­rir la resi­den­cia ame­ri­ca­na y evi­tar su regre­so a Rusia para no estar suje­to de la volun­tad de sus padres.

Dicho lo que pre­ce­de, des­pués de la boda se apre­cia la feli­ci­dad de esta sin­gu­lar pare­ja dis­fru­tan­do del sexo, alcohol y dro­gas, aun­que la dicha será de cor­to alcan­ce. Habien­do cir­cu­la­do rumo­res que Ivan con­tra­jo enla­ce con una mujer que solía hacer lap-dan­ce; el sacer­do­te Toros (Karren Kara­gu­lian), padrino de Iván e igual­men­te a car­go de los intere­ses de su padre en Esta­dos Uni­dos, deja la sota­na y de inme­dia­to se embar­ca jun­to con sus aso­cia­dos Gar­nick (Vache Tov­mas­yan) e Igor (Yura Bori­sov) para lograr la anu­la­ción del matri­mo­nio. El film adquie­re un giro impre­vis­to con la brus­ca lle­ga­da de los tres suje­tos a la man­sión de Ivan y las con­se­cuen­cias que a par­tir de allí se gene­ran; por razo­nes de dis­cre­ción no es con­ve­nien­te rese­ñar lo que prosigue.

Con una impe­ca­ble pues­ta escé­ni­ca y un guión muy bien escri­to agra­cia­do de per­so­na­jes remar­ca­ble­men­te con­ce­bi­dos, Baker logra una his­to­ria atrac­ti­va que com­pen­sa cier­tos alar­ga­mien­tos que se ori­gi­nan en los pri­me­ros minu­tos de metra­je al ir rese­ñan­do el mun­do de las tra­ba­ja­do­ras sexua­les para sobre­vi­vir. A su vez el cuen­to de hadas ini­cial está nutri­do de momen­tos diver­ti­dos que per­mi­ten ate­nuar las aris­tas som­brías que la tra­ma va adqui­rien­do a medi­da que el rela­to progresa.

Méri­to adi­cio­nal del cineas­ta es el haber con­vo­ca­do un elen­co de exce­len­te nivel en don­de Mikey Madi­son cons­ti­tu­ye la gran reve­la­ción. Cono­ci­da en un papel de apo­yo en el film de Taran­tino Once Upon a Time in Holly­wood (2019) la joven actriz remar­ca­ble­men­te impre­sio­na con su exce­len­te apti­tud inter­pre­ta­ti­va, des­ple­gan­do pro­fun­da inten­si­dad emo­cio­nal a tra­vés de las vici­si­tu­des que atra­vie­sa su per­so­na­je, tan­to en los momen­tos feli­ces como en los de rabio­sa agresividad.

En esen­cia, Ano­ra es una des­ta­ca­ble come­dia dra­má­ti­ca en don­de Baker demues­tra su sen­si­bi­li­dad huma­na que espe­cial­men­te se refle­ja en la sor­pren­den­te con­mo­ve­do­ra esce­na final, per­mi­tien­do la com­ple­ta empa­tía del espec­ta­dor. Jor­ge Gutman

La Elec­ción de un Nue­vo Pontífice

CON­CLA­VE. Gran Bre­ta­ña-Esta­dos Uni­dos, 2024. Un film de Edward Ber­ger. 120 minutos

Con el impor­tan­te pre­ce­den­te de haber logra­do el Oscar por All Quiet On The Wes­tern Front (2022) como mejor pelí­cu­la inter­na­cio­nal, el direc­tor ale­mán Edward Ber­ger retor­na con Con­cla­ve cen­tran­do su aten­ción en los entre­te­lo­nes que acon­te­cen en la elec­ción de un nue­vo Papa.

Ralph Fien­nes

En su comien­zo, el reve­ren­do Papa ‑sin que se espe­ci­fi­que su nom­bre- ha muer­to. En con­se­cuen­cia, el car­de­nal Law­ren­ce (Ralph Fien­nes), en su con­di­ción de decano del Cole­gio Car­de­na­li­cio de la Igle­sia Cató­li­ca habrá de diri­gir el cón­cla­ve para ele­gir a un nue­vo pon­tí­fi­ce. Como lo exi­ge la tra­di­ción, los car­de­na­les pro­ve­nien­tes de dife­ren­tes rin­co­nes del mun­do se con­gre­ga­rán en los salo­nes del Vati­cano, per­ma­ne­cien­do ais­la­dos duran­te el tiem­po que deman­de la elec­ción de quien suce­de­rá al falle­ci­do Papa.

Uno de los aspec­tos de mayor inte­rés de este rela­to de fic­ción guio­ni­za­do por Peter Straughan basa­do en el libro homó­ni­mo de Robert Harris de 2016, es la nota­ble des­crip­ción de los dife­ren­tes per­so­na­jes que par­ti­ci­pan en el cón­cla­ve. Es así que está muy bien dise­ña­da la per­so­na­li­dad del car­de­nal Law­ren­ce que que­rien­do efec­ctuar su reti­ro des­pués de la elec­ción, desea que el sobe­rano elec­to recai­ga en el can­di­da­to que mejor guíe a la ins­ti­tu­ción en la épo­ca actual; por con­si­guien­te, su volun­tad es que el pró­xi­mo pon­tí­fi­ce sea el car­de­nal Belli­ni (Stan­ley Tuc­ci) con­ti­nuan­do con la labor pro­gre­sis­ta de la Igle­sia; en tal sen­ti­do se opo­ne la pos­tu­ra del car­de­nal Tedes­co (Ser­gio Cas­te­llit­to), afe­rra­do a las vie­jas tra­di­cio­nes, en tan­to que el car­de­nal Trem­blay (John Lith­gow) desea fer­vien­te­men­te ser elec­to. Entre otros de los repre­sen­tan­tes que optan al sagra­do car­go se encuen­tra el car­de­nal Ade­ye­mi (Lucian Msa­ma­ti) pro­ce­den­te de Nige­ria así como el misio­ne­ro car­de­nal Bení­tez (Car­los Diehz) de Kabul.

El can­di­da­to elec­to debe reu­nir la mayo­ría de votos y a medi­da que se suce­den las vota­cio­nes para lograr­lo, todo acon­te­ce den­tro de un cli­ma simi­lar a las intri­gas pala­cie­gas, don­de se mani­fies­ta la ambi­ción del poder median­te dispu­tas, envi­dias, pre­jui­cios racia­les, cons­pi­ra­cio­nes y denun­cias de mala fe de cier­tos ecle­siás­ti­cos ten­dien­tes a sabo­tear o a con­so­li­dar a los can­di­da­tos con mayor posi­bi­li­dad de ser ele­gi­dos A todo ello, las muje­res reli­gio­sas del Vati­cano no tie­nen par­ti­ci­pa­ción algu­na en el cón­cla­ve, sal­vo que en este caso el guión inclu­ye a la calla­da Hema­na Agnes (Isa­be­lla Ros­se­lli­ni), asis­ten­te de Law­ren­ce, quien en un momen­to dado adop­ta una acti­tud con­tes­ta­ria pro­nun­cian­do un bre­ve y con­tun­den­te monólogo.

Con una vela­da crí­ti­ca a los peca­dos y escán­da­los sexua­les que se han sus­ci­ta­do por par­te de la Igle­sia Cató­li­ca y que han teni­do con­si­de­ra­ble difu­sión en el recien­te pasa­do, Ber­ger ela­bo­ra un thri­ller con una dosis de buen sus­pen­so aun­que cier­tas reve­la­cio­nes que van sur­gien­do no ter­mi­nan de con­for­mar des­de una pers­pec­ti­va realís­ti­ca. En tal caso, el docu-fic­ción The Two Popes (2019) es mucho más rele­van­te y pro­fun­do de lo que se apre­cia en Con­cla­ve aun­que cabe admi­tir que como entre­te­ni­mien­to per­mi­te con­ci­tar la aten­ción del espectador.

Que­da como balan­ce un film no des­pro­vis­to de inte­rés, resal­ta­do por un remar­ca­ble elen­co enca­be­za­do por la mag­ní­fi­ca com­po­si­ción logra­da por Fien­nes como asi­mis­mo por la repro­duc­ción de los inte­rio­res del Vati­cano gra­cias al impe­ca­ble dise­ño de pro­duc­ción de Suzie Davies y la enco­mia­ble foto­gra­fía de Stépha­ne Fontaine.
Jor­ge Gutman

Enco­mia­ble Documental

DAHO­MEY. Fran­cia-Sene­gal-Benín, 2024. Un docu­men­tal escri­to y diri­gi­do por Mati Diop. 68 minutos

La direc­to­ra fran­co-sene­ga­le­sa Mati Diop, cuyo film Atlan­ti­que (2018) obtu­vo el Gran Pre­mio del Jura­do en el fes­ti­val de Can­nes, aho­ra brin­da un enco­mie­na­ble docu­men­tal en Daho­mey que por sus indis­cut­bi­les méri­tos ha sido pre­mia­do con el Oso de Oro en la últi­ma edi­ción del fes­ti­val de Berlín.

Una esce­na del film

La pelí­cu­la revi­ve el pasa­do colo­nial del rei­na­do de Daho­mey, hoy día la Repú­bli­ca de Benín, a tra­vés de un des­pó­ti­co saqueo ocu­rri­do en 1892. En ese enton­ces, las tro­pas colo­nia­les de Fran­cia a car­go del gene­ral Alfred Dodds, se pose­sio­na­ron en Daho­mey de apro­xi­ma­da­men­te 7000 obras artís­ti­cas que has­ta no mucho tiem­po atrás fue­ron exhi­bi­das en el Museo Quai Branly-Jac­ques Chi­rac de París. Ante seme­jan­te ava­sa­lla­mien­to del pasa­do, Fran­cia con­si­de­ró que había lle­ga­do el momen­to de la repa­ra­ción, res­ti­tu­yen­do sola­men­te 26 teso­ros reales que aho­ra son expues­tos en Abo­mey, la anti­gua ciu­dad real.

Con abso­lu­ta pre­ci­sión Diop fil­mó el emba­la­je y trans­por­te de los arte­fac­tos usur­pa­dos des­de Fran­cia a Benin; valién­do­se de un poé­ti­co tex­to de Makenzy Orcel y del remar­ca­ble efec­to sono­ro de Nico­las Bec­ker, la docu­men­ta­lis­ta adop­ta un mági­co tono surrea­lis­ta al per­mi­tir que uno de los valio­sos teso­ros devuel­tos, la esta­tua del rey Ghe­zo, adquie­ra su pro­pia voz refi­rién­do­se al lar­go exi­lio vivi­do y sobre lo que le aguar­da al final de ese viaje.

La lle­ga­da a des­tino de las obras gene­ra gran ale­gría por par­te de la pobla­ción del país pero al pro­pio tiem­po el docu­men­tal refle­ja el even­to rea­li­za­do en la uni­ver­si­dad de Abo­mey-Cala­vi, que es la úni­ca uni­ver­si­dad públi­ca de Benín. En dicha asam­blea estu­dian­til, median­te un agi­ta­do deba­te los par­ti­ci­pan­tes expre­san su opi­nión sobre la míni­ma can­ti­dad de las obras recu­pe­ra­das que muchos con­si­de­ran un insul­to, alu­sión a cier­tas refe­ren­cias cul­tu­ra­les del idio­ma ori­gi­nal del rei­na­do, como asi­mis­mo quie­nes juz­gan que la devo­lu­ción físi­ca de los teso­ros no es más que un ges­to polí­ti­co de Fran­cia para repa­rar el daño oca­sio­na­do por el colo­nia­lis­mo en Dahomey.

En poco más de una hora, la docu­men­ta­lis­ta entre­ga un vibran­te docu­men­tal expues­to de mane­ra sen­ci­lla pero amplia­men­te ilus­tra­ti­vo sobre la inter­ac­ción exis­ten­te entre el pre­sen­te y el pasa­do colo­nial a pesar de que en el con­ti­nen­te afri­cano aún per­sis­ten resa­bios del mis­mo. Jor­ge Gutman

Un Dra­ma Romántico

WE LIVE IN TIME. Gran Bre­ta­ña-Fran­cia, 2024. Un film de John Crow­ley. 107 minutos

Con­si­de­ran­do que su tema pue­de des­bor­dar en situa­cio­nes lacri­mó­ge­nas, el rea­li­za­dor John Crow­ley ha tra­ta­do de evi­tar cual­quier for­za­do sen­ti­men­ta­lis­mo en We Live in Time, un dra­ma román­ti­co que se desa­rro­lla en torno de una enfer­me­dad terminal.

Andrew Gar­field y Flo­ren­ce Pugh

Basa­do en el guión del dra­ma­tur­go bri­tá­ni­co Nick Pay­ne el rela­to comien­za con el diag­nós­ti­co reci­bi­do por Tobias (Andrew Gar­field) y su espo­sa Almut (Flo­ren­ce Pugh) infor­man­do que su cán­cer de ova­rio que esta­ba en remi­sión ha resur­gi­do nue­va­men­te con un pro­nós­ti­co no muy alen­ta­dor; cla­ro está que siem­pre exis­te la posi­bi­li­dad que inten­tan­do la qui­mio­te­ra­pia el mal nue­va­men­te se deten­ga aun­que nadie pue­de ase­gu­rar­lo. Es así que Almut y su mari­do deben deci­dir si seguir el tra­ta­mien­to con sus des­agra­da­bles efec­tos secun­da­rios o bien el de sin tomar acción y tra­tar de vivir inten­sa­men­te has­ta el momen­to del irre­me­dia­ble des­en­la­ce; se tra­ta de una difí­cil deci­sión sobre todo cuan­do se tie­ne una hiji­ta como lo es la peque­ña Ella (Gra­ce Delaney).

A tra­vés de una elip­sis, se pro­du­ce el pri­mer sal­to en el tiem­po don­de en prin­ci­pio uno igno­ra si aca­so el rela­to trans­cu­rre en un mun­do para­le­lo o no. En con­se­cuen­cia la narra­ción adop­ta la for­ma de un cru­ci­gra­ma don­de el espec­ta­dor tie­ne que recor­dar lo que acae­ce en 4 dife­ren­tes perío­dos en que la acción trans­cu­rre para evi­tar la confusión.

Tra­tan­do de efec­tuar un segui­mien­to cro­no­ló­gi­co, se apre­cia la ins­tan­cia en que Almut cono­ce a Tobias cuan­do lite­ral­men­te lo atro­pe­lla con­du­cien­do su coche. De inme­dia­to ese invo­lun­ta­rio acci­den­te gene­ra un estre­cho víncu­lo que con­du­ce a un bello roman­ti­cis­mo has­ta que la apa­ri­ción de la cruel enfer­me­dad nubla la feli­ci­dad de ambos. Fren­te al deseo de Tobias de tener fami­lia al cual ella ini­cial­men­te se resis­te, final­men­te que­da grá­vi­da has­ta que en una vis­ce­ral esce­na de par­to se pro­du­ce el alum­bra­mien­to de Ella. Ya en el momen­to actual, a pesar de la gra­ve­dad de su esta­do, sien­do una exper­ta chef Almut deci­de par­ti­ci­par en un con­cur­so de coci­na; si bien Tobias no con­si­de­ra pru­den­te que lo haga debi­do al estrés físi­co y emo­cio­nal insu­mi­do, ella con­si­de­ra que dicha com­pe­ti­ción impli­ca­rá un moti­vo de ple­na rea­li­za­ción en su últi­ma eta­pa de existencia.

La rea­li­za­ción de Crow­ley es un tan­to des­di­bu­ja­da sin que lle­gue a tras­cen­der; eso en gran par­te se debe por haber adop­ta­do una inne­ce­sa­ria estruc­tu­ra frac­tu­ra­da que impi­de al espec­ta­dor poder invo­lu­crar­se ple­na­men­te en el dra­má­ti­co rela­to. La nota de gra­cia de este film radi­ca en la estu­pen­da actua­ción de Pugh y Gar­field quie­nes gene­ran una nota­ble quí­mi­ca en la carac­te­ri­za­ción de sus per­so­na­jes; en tan­to que la actriz trans­mi­te la angus­tia vivi­da por la mujer que sabe de ante­mano lo que habrá de acon­te­cer­le, Gar­field a su vez refle­ja en su ros­tro la enor­me pena y la fra­gi­li­dad emo­cio­nal de un mari­do que pron­ta­men­te verá sucum­bir a su ama­da mujer. Jor­ge Gutman

Un Enco­mia­ble Héroe

SUPER/MAN: THE CHRIS­TOPHER REEVE STORY. Esta­dos Uni­dos, Gran Bre­ta­ña, 2024. Un film de Ian Bonho­le y Peter Etted­gui. 104 minutos

Un mere­ci­do tri­bu­to es el que los docu­men­ta­lis­tas Ian Bonho­le y Peter Etted­gui ofre­cen al des­apa­re­ci­do actor Chris­topher Reeve a los 20 años de su dece­so. En este con­mo­ve­dor rela­to los cineas­tas retra­tan al actor que al que­dar dis­ca­pa­ci­ta­do ha demos­tra­do una resi­lien­cia y deter­mi­na­ción a toda prue­ba para mejo­rar las con­di­cio­nes de vida de quie­nes como él han que­da­do físi­ca­men­te impedidos.

Chris­topher Reeve

Sin adop­tar un orden cro­no­ló­gi­co, el film equi­li­bra ade­cua­da­men­te el antes y el des­pués del trá­gi­co acci­den­te sufri­do por Reeves en mayo de 1995 cuan­do al caer de un caba­llo sufrió una gra­ve lesión en su médu­la espi­nal que lo ha deja­do tetra­plé­ji­co e inmo­vi­li­za­do en vida.

En un rapi­dí­si­mo bro­cha­zo de su infan­cia, inclu­yen­do haber expe­ri­men­ta­do a los 3 años el divor­cio de sus padres, el rela­to pasa de lleno a su carre­ra de actor tea­tral y el momen­to en que se le ofre­ce la opor­tu­ni­dad de inter­pre­tar el film Super­man (1978) de Richard Don­ner; el gran éxi­to obte­ni­do por dicha pelí­cu­la lo con­vier­te inter­na­cio­nal­men­te en una super estre­lla del cine.

Los rea­li­za­do­res se han vali­do de los tes­ti­mo­nios de varios cole­gas que han actua­do o bien teni­do la opor­tu­ni­dad de estar en con­tac­to con él. Entre algu­nos de ellos se encuen­tra Jeff Daniels, Whoo­pi Gold­berg, Susan Saran­dón, Glenn Clo­se y su ínti­mo y gran ami­go del alma ya falle­ci­do Robin Williams que se gra­dua­ron en el mis­mo año en la escue­la Julliard.

La fama de Reeve per­ma­ne­ce inde­cli­na­ble has­ta que se pro­du­ce la tra­ge­dia del acci­den­te ecues­tre don­de a par­tir de enton­ces su vida cobra un vuel­co ines­pe­ra­do. Uno de los momen­tos emo­ti­vos del film acae­ce cuan­do el actor efec­túa su pri­me­ra apa­ri­ción públi­ca en su silla de rue­das en el acto de entre­ga de los Oscar en 1996 sien­do home­na­jea­do y cáli­da­men­te aplau­di­do por la audien­cia asistente.

El rela­to cobra con­si­de­ra­ble inten­si­dad des­pués de haber que­da­do para­li­za­do ilus­tran­do su acti­va par­ti­ci­pa­ción en abo­gar por la defen­sa de los para­plé­ji­cos; en tal sen­ti­do es excep­cio­nal­men­te meri­to­rio el emo­ti­vo dis­cur­so pro­nun­cia­do en oca­sión de la Con­ven­ción Nacio­nal del Par­ti­do Demó­cra­ta de 1996, recla­man­do una mejor cober­tu­ra médi­ca para la gen­te dis­ca­pa­ci­ta­da. Su emo­ti­va alo­cu­ción logró que el gobierno dis­pu­sie­ra de un mayor pre­su­pues­to ten­dien­te a la inves­ti­ga­ción y ayu­da a la comu­ni­dad para­plé­ji­ca, como acon­te­ció con la nota­ble para­li­za­da cien­tí­fi­ca Broo­ke Elli­son; basa­do en esta mujer, Reeves rodó en 2004 su pós­tu­mo film “The Broo­ke Elli­son Story” resal­tan­do su labor de acti­vis­ta en la lucha por la mis­ma causa.

El docu­men­tal con­si­de­ra asi­mis­mo la rela­ción sen­ti­men­tal de Reeves con Gae Exton don­de nacie­ron sus hijos Matthew y Ale­xan­dra así como su pos­te­rior enla­ce en 1992 con la can­tan­te Dana Moro­si­ni tenien­do como úni­co hijo a Will. Si en su pri­me­ra épo­ca, Reeves no tuvo gran con­tac­to con sus dos pri­me­ros hijos al dejar­los en Ingla­te­rra para asu­mir com­pro­mi­sos de cine en Holly­wood, es cuan­do ya inmo­vi­li­za­do que otor­ga prio­ri­dad a su núcleo familiar.

Ade­más de los tes­ti­mo­nios brin­da­dos por las dos pare­jas y sus hijos así como la dis­po­si­ción que tuvie­ron los rea­li­za­do­res de archi­vos de la fami­lia, que­da en evi­den­cia la bue­na rela­ción exis­ten­te entre los her­ma­nos, como igual­men­te el gran amor e infi­ni­to cui­da­do de Dana hacia su mari­do don­de ambos en 2002 cons­ti­tu­ye­ron The Chris­topher and Dana Reeve Foun­da­tion; esta ins­ti­tu­ción per­si­gue curar y mejo­rar la cali­dad de las per­so­nas que viven con pará­li­sis median­te pro­yec­tos inno­va­do­res de inves­ti­ga­ción finan­cia­dos con subvenciones.

La pelí­cu­la cul­mi­na con evi­den­te emo­ción refle­jan­do el tris­te recuer­do de sus hijos con moti­vo de la muer­te de su padre el 10 de octu­bre de 2004 y a ello sigue la de Dana; lamen­ta­ble­men­te falle­ci­da el 6 de mar­zo de 2006 debi­do a un cán­cer al pul­món. Es así que Matthew, Ale­xan­dra y Will pro­si­guen la noble misión de sus padres diri­gien­do la altruis­ta fundación.

La flui­da direc­ción de Bonho­le y Etted­gui como el cui­da­do­so mon­ta­je de Otto Burnham valo­ri­zan a este con­mo­ve­dor docu­men­tal resal­tan­do el heroís­mo de un hom­bre inmo­vi­li­za­do y depen­dien­te de un res­pi­ra­dor, quien con su valio­so empren­di­mien­to ha sido un indis­cu­ti­ble bene­fac­tor de la gen­te físi­ca­men­te inmo­vi­li­za­da. Jor­ge Gutman