La Géne­sis de una Céle­bre Obra

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

EDMONDAutor; Ale­xis Micha­lik. Direc­ción: Ser­ge Denon­co­urt. Pro­duc­ción: Fes­ti­val Jus­te pour Rire. Elen­co: Émi­le Bibeau, Kim Des­pa­tis, Fra­nçois-Xavier Dufour, Marie-Pier Labrec­que, Nor­mand Léves­que, Jean-Moï­se Mar­tin, Wide­mir Nor­mil, Daniel Parent, Cathe­ri­ne Proulx-Lemay, Mathieu Ques­nel, Mathieu Richard, Phlip­pe Thi­bault-Denis. Esce­no­gra­fía; Gui­llau­me Lord. Ves­tua­rio: Pie­rre-Guy Lapoin­te. Ilu­mi­na­ción: Erwann Ber­nard. Soni­do y Músi­ca: Colin Gag­né. Video: Silent Part­ners Stu­dio, Isa­be­lle Pain­chaud, Julia-María Daig­neault. Efec­tos Piro­téc­ni­cos: Purfx y David Trot­tiier. Dura­ción: 2 horas y 15 minu­tos sin entre­ac­to. Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 28 de agos­to de 2018 en el Théâ­tre du Nou­veau Monde 

El Fes­ti­val Jus­te Pour Rire ofre­ce al públi­co de Mon­treal en carác­ter de pri­mi­cia cana­dien­se Edmond, del joven actor y dra­ma­tur­go fran­cés Ale­xis Micha­lik. Esta hila­ran­te pie­za cen­tra su aten­ción en la géne­sis de Cyrano de Ber­ge­rac, una de las obras más céle­bres del tea­tro fran­cés; en tal sen­ti­do cabe des­ta­car la ver­sa­ti­li­dad de Micha­lik quien entre­mez­clan­do fic­ción y reali­dad ima­gi­na el modo en que la obra fue crea­da por Edmond Eugè­ne Ale­xis Ros­tand (1868 – 1918).

Foto de Yves Renaud

Al comen­zar la acción en 1895 vemos a Ros­tand, casa­do y padre de fami­lia, tra­tan­do de supe­rar las difi­cul­ta­des eco­nó­mi­cas de vivir en París, con­si­de­ran­do la recep­ción poco bené­vo­la de su recien­te obra La Prin­ces­se Loin­tai­ne pro­ta­go­ni­za­da por Sarah Bernhardt. En esas con­di­cio­nes Ros­tand pro­po­ne al popu­lar come­dian­te Cons­tant Coque­lin que acep­te el papel de una nue­va pie­za que aún no ha escri­to pero que de todos modos ya tie­ne títu­lo: Cyrano de Ber­ge­rac. A par­tir de allí e ins­pi­ra­do por viven­cias per­so­na­les va con­ci­bien­do a sus per­so­na­jes; así, al igual que Cyrano, Edmond va escri­bien­do car­tas de amor en nom­bre de su ami­go Leo cuya reci­pien­da­ria es Jean­ne, el per­so­na­je de Rosi­ne que como bien se sabe ella es el gran amor del famo­so narigón.

Ade­más de inser­tar las expe­rien­cias de la vida de Edmond den­tro de la fic­ción que va ela­bo­ran­do, Micha­lik des­cri­be los entre­te­lo­nes que acon­te­cen duran­te los ensa­yos de Cyrano; con tal pro­pó­si­to inclu­ye los capri­chos sus­ci­ta­dos entre los miem­bros del elen­co, las exi­gen­cias de los pro­duc­to­res, los celos de su espo­sa Rose­mon­de y otras peri­pe­cias, has­ta que final­men­te tie­ne lugar el estreno de la pie­za, el 28 de diciem­bre de 1897 en el tea­tro La Por­te Saint-Mar­tin de París; de inme­dia­to la obra logra un éxi­to espec­ta­cu­lar lle­gan­do a ser una de las más impor­tan­tes del reper­to­rio francés.

Foto de Yves Renaud

Con­ce­bi­da en tono de far­sa vode­vi­les­ca Edmond no tie­ne des­per­di­cio alguno y el exce­len­te direc­tor escé­ni­co Ser­ge Denon­co­urt ha sabi­do apro­ve­char el mate­rial que tenía entre manos para lograr un entre­te­ni­mien­to de pri­mer nivel al haber­lo dota­do de un rit­mo flui­do que per­mi­te man­te­ner el entu­sias­mo del públi­co en for­ma inin­te­rrum­pi­da duran­te todo el desa­rro­llo del espectáculo.

Los 12 acto­res que inte­gran el repar­to res­pon­den con brío y fer­vor a los múl­ti­ples per­so­na­jes que les corres­pon­den repre­sen­tar don­de sola­men­te Fra­nçois-Xavier Dufour ani­ma exclu­si­va­men­te el de Edmond Ros­tand en una remar­ca­ble carac­te­ri­za­ción: igual­men­te des­ta­ca­ble es la de Nor­mand Leves­que como Cons­tant Coque­lin, el pri­mer Cyrano, al igual que Daniel Parent inter­pre­tan­do 7 roles diferentes.

Entre otros fac­to­res que valo­ri­zan a esta pro­duc­ción se des­ta­ca el impe­ca­ble ves­tua­rio de épo­ca, la logra­da esce­no­gra­fía que con­tem­pla nume­ro­sos cam­bios escé­ni­cos, como así tam­bién las pro­yec­cio­nes de video repro­du­cien­do al París artís­ti­co de fines del siglo 19, en don­de se sale al encuen­tro de Mau­ri­ce Ravel, Anton Che­jov, Fey­deau y la ya men­cio­na­da Sarah Bernhardt, entre otros glo­rio­sos e inmor­ta­les personajes.

Denon­co­urt y su elen­co han logra­do que la obra de Micha­lik adquie­ra amplia reso­nan­cia: como tal, ade­más de diver­tir cons­ti­tu­ye un bello home­na­je a la crea­ción tea­tral demos­tran­do a tra­vés de su per­so­na­je cen­tral cómo su esfuer­zo, cons­tan­cia y talen­to le ha per­mi­ti­do dar a luz una obra que se con­vir­tió en un clá­si­co apre­cia­do por el públi­co del mun­do entero.

La Som­bra de una Duda

UNE PART D’OM­BRE. Bél­gi­ca-Fran­cia-Sui­za, 2017. Un film escri­to y diri­gi­do por Samuel Tilman

El tema de la racio­na­li­dad de la duda es satis­fac­to­ria­men­te abor­da­do por el direc­tor Samuel Til­man en su pri­mer lar­go­me­tra­je de fic­ción. Más de una vez se ha con­si­de­ra­do la exis­ten­cia de situa­cio­nes difí­ci­les de escla­re­cer cuan­do no exis­ten evi­den­cias obje­ti­vas para con­si­de­rar cul­pa­ble a una per­so­na aun­que todo pue­da suge­rir en ser­lo. En tal sen­ti­do Une part d’om­bre se dis­tin­gue por­que el dile­ma de la incer­ti­dum­bre alcan­za una ten­sión psi­co­ló­gi­ca pocas veces refle­ja­da en el cine en la medi­da en que final­men­te cada espec­ta­dor podrá tener su opi­nión con res­pec­to al com­por­ta­mien­to asu­mi­do por el pro­ta­go­nis­ta de esta historia.

Fabri­zio Rongione

El actor Fabri­zio Ron­gio­ne inter­pre­ta con total con­vic­ción a David, un hom­bre bel­ga que es un buen padre de fami­lia, feliz en su vida con­yu­gal y social­men­te rodea­do de bue­nas amis­ta­des con quie­nes sue­le salir de vaca­cio­nes. Como buen depor­tis­ta le gus­ta prac­ti­car jog­ging y en uno de sus reco­rri­dos rea­li­za­dos en una zona bos­co­sa de los Vos­gos de Fran­cia duran­te un fin de sema­na es inter­cep­ta­do por una mujer que via­jan­do en un auto pare­ce haber­se per­di­do y le pide su ayu­da para que le indi­que el camino a seguir. Al día siguien­te, se la encuen­tra muer­ta y todo indi­ca de que se tra­ta de un asesinato.

A tra­vés de un exce­len­te guión y de una mag­ní­fi­ca direc­ción escé­ni­ca, David quien apa­re­ce como tes­ti­go de haber vis­to a la difun­ta mujer pocas horas antes del cri­men se con­vier­te en un invo­lun­ta­rio sos­pe­cho­so por par­te de la poli­cía encar­ga­da de la inves­ti­ga­ción. Esa ines­pe­ra­da trans­for­ma­ción de ciu­da­dano hones­to en posi­ble cul­pa­ble es debi­do a cir­cuns­tan­cias que esca­pan al ase­si­na­to y que más están refe­ri­das a su vida ínti­ma. Así, habién­do­se des­cu­bier­to que el inma­cu­la­do David ha sido capaz de haber­le sido infiel a su espo­sa Julie (Natasha Rég­nier), sin que ella como tam­po­co sus ami­gos lo hubie­ran ima­gi­na­do, podría infe­rir­se que de la mis­ma mane­ra simu­la su ino­cen­cia en el cri­men que se le adjudica.

A medi­da que avan­za el rela­to, la intri­ga se inten­si­fi­ca en la medi­da que sin prue­bas con­cre­tas, David ve su núcleo fami­liar res­que­bra­ja­do, lle­ga a per­der su empleo como docen­te y la mayor par­te de su gru­po social lo aban­do­na con excep­ción de su mejor ami­go Noël (Bap­tis­te Lalieu) y su abo­ga­do Mar­co (Chris­tophe Paou).

Por razo­nes obvias, no se divul­ga­rá la deci­sión que en últi­ma ins­tan­cia adop­ta el jura­do que inter­vie­ne en la cau­sa. Con todo el gran méri­to del film es que has­ta la últi­ma esce­na el direc­tor mane­ja la ambi­güe­dad de la per­so­na­li­dad de David ori­gi­nan­do de este modo una difu­sa línea entre la cul­pa­bi­li­dad y la ino­cen­cia. Más allá de la sen­ten­cia final, los pre­jui­cios que se van crean­do a tra­vés de la “mira­da de los otros” pue­den emo­cio­nal­men­te lle­gar a derrum­bar la vida de una per­so­na si real­men­te es ino­cen­te. El resul­ta­do final es un thri­ller psi­co­ló­gi­co muy bien cons­trui­do don­de la duda es obje­to de un inte­li­gen­te aná­li­sis. Jor­ge Gutman

El Tetra­plé­ji­co Caricaturista

DON’T WORRY, HE WON’T GET FAR ON FOOT. Esta­dos Uni­dos, 2018. Un film escri­to y diri­gi­do por Gus Van Sant

Basa­do en el libro Will the Real John Callahan Plea­se Stand Up? publi­ca­do en 1998 de John Callahan (1951 – 2010), el rea­li­za­dor Gus Van Sant lo adap­tó para el cine ofre­cien­do de este modo un rela­to bio­grá­fi­co del céle­bre dibu­jan­te cari­ca­tu­ris­ta de Ore­gón que des­cu­brió su veta artís­ti­ca des­pués de haber sufri­do un dra­má­ti­co accidente.

Joa­quin Phoenix

Adop­tan­do una narra­ción no lineal, en su comien­zo que­da pro­yec­ta­da la ima­gen de Callahan (Joa­quin Phoe­nix), quien como adic­to a la bebi­da des­de que tuvo 13 años lle­va una vida un tan­to diso­lu­ta. A los 21 años, en una de sus corre­rías noc­tur­nas y des­pués de deam­bu­lar con su ami­go Dex­ter (Jack Black) de bar en bar bebien­do a más no poder, él se deja con­du­cir en su coche por aquél quien en esta­do de ebrie­dad pier­de la direc­ción del vehícu­lo pro­du­cien­do un vio­len­to cho­que. Como resul­ta­do del acci­den­te, John que­da cua­dri­plé­ji­co debién­do­se valer a par­tir de enton­ces de una silla de rue­das para poder desplazarse.

De mane­ra repe­ti­ti­va, Van Sant va inser­tan­do en el rela­to las lán­gui­das sesio­nes de John en Alcohó­li­cos Anó­ni­mos para tra­tar de recu­pe­rar­se de su alcoho­lis­mo a tra­vés de un pro­gra­ma con­du­ci­do por Don­nie (Jonah Hill), un men­tor caris­má­ti­co con quien man­tie­ne un amis­to­so víncu­lo. Al pro­pio tiem­po, es aten­di­do en el cen­tro de reha­bi­li­ta­ción por Annu (Roo­ney Mara), una tera­peu­ta volun­ta­ria sue­ca con quien man­ten­drá pos­te­rior­men­te un víncu­lo román­ti­co don­de ella le ayu­da­rá a mane­jar­se sexual­men­te en su con­di­ción de dis­ca­pa­ci­ta­do. A pesar de su con­cu­rren­cia a AA, su adic­ción a la bebi­da con­ti­núa has­ta lle­ga­do el momen­to en que una visión de su madre (Mirei­lle Enos), que lo cedió en adop­ción al momen­to de nacer, lo ilu­mi­na con­ven­cién­do­le de aban­do­nar el trago.

Vivien­do este dra­má­ti­co pro­ce­so se mani­fies­ta en John su ver­da­de­ra voca­ción que a su vez impli­ca­rá su reden­ción. Tra­tan­do de exor­ci­zar sus demo­nios inter­nos, con la ayu­da de un lápiz comien­za a dibu­jar; sus cari­ca­tu­ras impreg­na­das de un maca­bro humor y cier­ta­men­te agre­si­vas, al ser publi­ca­das en un dia­rio de Portland, reci­be en algu­nos casos comen­ta­rios crí­ti­cos nega­ti­vos al ilus­trar, por ejem­plo, a per­so­nas dis­ca­pa­ci­ta­das; de todos modos, sus dibu­jos logran un éxi­to inter­na­cio­nal con­vir­tién­do­se en uno de los dibu­jan­tes del mun­do más cono­ci­dos. Lás­ti­ma que esta par­te del rela­to, sin duda la más atrac­ti­va, no alcan­ce toda la dimen­sión que debe­ría haber mere­ci­do; por el con­tra­rio, Van Sant apun­ta más en la adic­ción alcohó­li­ca de Callahan que en su pro­ce­so de recu­pe­ra­ción espi­ri­tual a tra­vés de la crea­ción artística.

Den­tro del mar­co de un film con­ven­cio­nal el rea­li­za­dor lo ha alar­ga­do dema­sia­do al incluir algu­nas secuen­cias que pudie­ron haber sido eli­mi­na­das; con todo, la obje­ción más impor­tan­te radi­ca en haber abu­sa­do de los flash­backs sin lograr un ensam­ble ade­cua­do lo que cons­pi­ra en la flui­dez del rela­to así como en no haber logra­do mayor emoción.

A su favor, la pelí­cu­la se bene­fi­cia con la exce­len­te actua­ción de Phoe­nix quien insu­fla com­ple­ta auten­ti­ci­dad al malo­gra­do artis­ta. A su lado cabe asi­mis­mo dis­tin­guir la muy buen carac­te­ri­za­ción que Hill logra de su per­so­na­je quien en el diá­lo­go que man­tie­ne con John hacia el final del film logra una emo­ti­va esce­na. En suma, con sus alti­ba­jos que­da como resul­ta­do una bio­gra­fía del irre­ve­ren­te artis­ta que atrae aun­que sin entu­sias­mar dema­sia­do. Jor­ge Gutman

Una Falli­da Secuela

MAMA MIA! HERE WE GO AGAIN. Gran Bre­ta­ña, 2018. Un film de Ol Parker

Tenien­do en con­si­de­ra­ción el reso­nan­te éxi­to de bole­te­ría logra­do por Mama Mía! en 2008 que estu­vo basa­do en el exce­len­te musi­cal de Broad­way, no resul­ta extra­ño que se haya deci­di­do efec­tuar una secue­la. Sin embar­go, a pesar de las gran­des expec­ta­ti­vas sus­ci­ta­das, Mama Mia! Here We Go Again es una falli­da come­dia musical.

Aman­da Sey­fried, Domi­nic Cooper y Cher

Si bien el film ori­gi­nal en su tras­la­do cine­ma­to­grá­fi­co no apor­tó gran­des inno­va­cio­nes, con todo con­ser­vó el esplen­dor, fres­cu­ra y el encan­to de la obra ori­gi­nal. En este caso, la his­to­ria per­pe­tra­da por el rea­li­za­dor Ol Par­ker es com­ple­ta­men­te ende­ble e insí­pi­da. Al no exis­tir mate­rial sufi­cien­te para una secue­la que abar­que la dimen­sión de un lar­go­me­tra­je, el guión de Par­ker, Richard Cur­tis y Cathe­ri­ne John­son ha sido com­ple­ta­do con una his­to­ria alter­na­ti­va que tie­ne como pro­pó­si­to rese­ñar los ante­ce­den­tes de Don­na She­ri­dan. En la ver­sión ori­gi­nal que trans­cu­rre en la para­di­sía­ca isla grie­ga de Kalo­kai­ri, la joven Sophie (Aman­da Sey­fried) de 20 años, pró­xi­ma a casar­se con Sky (Domi­nic Cooper), se ente­ra que su madre Don­na (Meryl Streep) man­tu­vo en su juven­tud rela­cio­nes sen­ti­men­ta­les con tres jóve­nes, sin que ella pudie­se deter­mi­nar quién de ese trío la dejó en cin­ta; por tal razón Sophie deci­de invi­tar a su boda a los tres posi­bles papás para a fin de deter­mi­nar la iden­ti­dad de su progenitor.

En la pre­sen­te ver­sión que trans­cu­rre 5 años des­pués, Don­na murió un año atrás y Sophie que resi­de en la bella isla (cuya fil­ma­ción tuvo lugar en Croa­cia) deci­de ren­dir­le tri­bu­to abrien­do un hotel con el que tan­to había soña­do su madre; para ello está orga­ni­zan­do una gran fies­ta de inau­gu­ra­ción. Simul­tá­nea­men­te la acción se retro­trae a 1979 don­de la joven Don­na (Lily James), recién gra­dua­da de Oxford, deci­de rea­li­zar un via­je por el mun­do tenien­do como des­tino final la isla grie­ga. Duran­te ese tra­yec­to inti­ma al prin­ci­pio con Harry (Hugh Skin­ner, que de adul­to es Colin Firth como el ban­que­ro bri­tá­ni­co), pos­te­rior­men­te cono­ce al aven­tu­re­ro sue­co Harry (Josh Dylan en la ver­sión juve­nil de Ste­llan Skars­gard) y final­men­te su aven­tu­ra román­ti­ca cul­mi­na con el arqui­tec­to irlan­dés Sam (Jeremy Irvi­ne y como adul­to Pier­ce Bros­nan) y que para ella será su ver­da­de­ro amor.

Yen­do de pre­sen­te a pasa­do y vuel­ta al pre­sen­te en innu­me­ra­bles veces y sin la exis­ten­cia de un hilo con­duc­tor, la tra­ma argu­men­tal es prác­ti­ca­men­te inexis­ten­te. Aun­que no hay un códi­go escri­to sobre cómo lograr una satis­fac­to­ria come­dia musi­cal, es bien sabi­do que para que resul­te efi­caz las can­cio­nes y sus bai­les deben impul­sar la acción del rela­to; aquí, las mis­mas se injer­tan capri­cho­sa­men­te sin cone­xión algu­na con las esce­nas que las pre­ce­den, ase­me­ján­do­se más a una revis­ta musi­cal. En tal sen­ti­do los nue­vos temas de Benny Anders­son y Björn Ulvaeus basa­dos en la estu­pen­da músi­ca de ABBA no son tan remar­ca­bles como los de la ver­sión ori­gi­nal y es por eso que en las 18 can­cio­nes del film, muchas de ellas han sido reci­cla­das de la ver­sión ori­gi­nal como es el caso de Dan­cing Queen,The Name of the Game y Mam­ma Mia, entre otras.

El elen­co de Mama Mía! vuel­ve a estar pre­sen­te con la excu­sa de que sus per­so­na­jes son invi­ta­dos a la gran fies­ta que pre­pa­ra Sophie. A los nom­bres de Sey­fried, Bros­nan, Firth, Skars­gard, Cooper, como así tam­bién de Julie Wal­ters y Chris­ti­ne Barans­ki ani­man­do a las dos mejo­res ami­gas de Don­na, se incor­po­ran los de Andy Gar­cía ‑muy bue­na actua­ción- como el mana­ger his­pano del hotel, la nota­ble Maria Vacratsis como la due­ña de una taber­na, y la exu­be­ran­te y siem­pre atrac­ti­va Cher dan­do vida a la ale­ja­da abue­la de Sophie. Resul­ta impor­tan­te resal­tar la con­ta­gio­sa actua­ción de la joven James quien ade­más está dota­da de bue­nas con­di­cio­nes voca­les. En cuan­to a la gran Meryl Streep, ella sola­men­te apa­re­ce en un cameo como una ado­ra­ble figu­ra fan­tas­mal y tam­bién en los cré­di­tos fina­les; sin duda su ausen­cia deja un con­si­de­ra­ble vacío difí­cil de llenar.

Si bien con La, La, Land (2016) se asis­tió a un resur­gi­mien­to de la come­dia musi­cal que tan­to éxi­to había logra­do en la épo­ca dora­da de Holly­wood, en este caso esta inno­cua secue­la no hace honor al géne­ro. A pesar de este comen­ta­rio poco elo­gio­so, el film habrá de com­pla­cer a los faná­ti­cos de ABBA como así tam­bién a quie­nes poco les impor­te el sin­sen­ti­do del rela­to con sus peno­sos diá­lo­gos para que­dar en cam­bio atraí­dos por la impe­ca­ble fac­tu­ra de pro­duc­ción. Jor­ge Gutman

Esque­má­ti­co Drama

BLINDS­POT­TING. Esta­dos Uni­dos, 2018. Un film de Car­los López Estrada.

Varios temas simul­tá­neos se pre­sen­tan en la come­dia dra­má­ti­ca Blinds­pot­ting  del novel rea­li­za­dor Car­los López Esta­da. En un guión que le per­te­ne­ce jun­to a Daveed Digg, el direc­tor tie­ne como pro­pó­si­to ilus­trar el medio socio cul­tu­ral en que se des­en­vuel­ven sus dos pro­ta­go­nis­tas a tra­vés de situa­cio­nes que no siem­pre resul­tan cohesionadas.

Daveed Diggs y Rafael Casal

El esce­na­rio del film es Oakland, una ciu­dad en pro­ce­so de gen­tri­fi­ca­ción don­de en los sec­to­res más humil­des con­vi­ve una pobla­ción mul­ti­rra­cial. La pri­me­ra esce­na intro­du­ce a Collin (Daveed Diggs), un indi­vi­duo negro que sale de la pri­sión en liber­tad con­di­cio­nal por el tér­mino de un año don­de se le advier­te que a la menor trans­gre­sión come­ti­da retor­na­rá a la cár­cel. Inme­dia­ta­men­te la acción se tras­la­da casi un año des­pués don­de a Collin le res­tan 3 días para com­ple­tar su perío­do de prue­ba para que­dar com­ple­ta­men­te libe­ra­do. Tra­ba­jan­do como camio­ne­ro en una empre­sa de mudan­zas con Miles (Rafael Casal), su cole­ga blan­co y ami­go de la infan­cia, él debe estar siem­pre aler­ta para que esta amis­tad no le aca­rree incon­ve­nien­tes: eso es debi­do a que el carác­ter impul­si­vo y pen­den­cie­ro de Miles, que siem­pre por­ta con­si­go un revól­ver para pro­te­ger­se, pue­de lle­gar a com­pro­me­ter­lo y peli­grar la frá­gil situa­ción en que se encuentra.

Una noche mien­tras el ex con­vic­to está com­ple­tan­do su tra­ba­jo, en una inter­sec­ción calle­je­ra obser­va des­de su vehícu­lo a un poli­cía (Ethan Embry) blan­co que le dis­pa­ra a un mucha­cho negro cau­sán­do­le la muer­te. Que­dan­do impre­sio­na­do de lo que vio pro­si­gue su ruta a ins­tan­cias del agen­te del orden que mirán­do­le a los ojos sabe muy bien que ha pre­sen­cia­do el homi­ci­dio. Las infor­ma­cio­nes que sobre el hecho difun­de la tele­vi­sión resul­tan ter­gi­ver­sa­das con lo que real­men­te sucedió.

Cuan­do todo haría pre­ver las con­se­cuen­cias que podría aca­rrear­le el haber sido tes­ti­go del cri­men poli­cial, el rela­to adop­ta un sen­de­ro dife­ren­te. Así duran­te casi el res­to del metra­je se siguen las vici­si­tu­des que se suce­den en el tra­ba­jo coti­diano de Miles y Collin don­de a tra­vés de las tra­ve­sías rea­li­za­das en el camión de mudan­zas se va refle­jan­do la trans­for­ma­ción de una ciu­dad empo­bre­ci­da en otra más prós­pe­ra y menos peli­gro­sa. Sin entrar en deta­lles sobre las res­pec­ti­vas fami­lias de estos dos ami­gos, lo cier­to es que el rela­to se dila­ta en esce­nas de vio­len­cia domés­ti­ca y calle­je­ra que son impul­sa­das por las reac­cio­nes vol­cá­ni­cas de Miles. En tan­to,. el cri­men pre­sen­cia­do por Collin no deja de aco­sar­lo en sus sueños.

A pesar de la natu­ra­le­za dra­má­ti­ca del rela­to, el film no logra gra­vi­tar como debie­ra por su carác­ter esque­má­ti­co. Temas como el de la agre­si­vi­dad poli­cial, el no ecuá­ni­me sis­te­ma de jus­ti­cia, la ani­mad­ver­sión racial y las dife­ren­cias de cla­se que se enfo­can en el desa­rro­llo de esta his­to­ria, ya fue­ron con­si­de­ra­dos con mejor suer­te por otros direc­to­res, sobre todo por Spi­ke Lee en su exce­len­te film Do The Right Thing.(1989). Sola­men­te en los últi­mos minu­tos emer­ge una real ten­sión a tra­vés de una emo­cio­nan­te esce­na don­de ines­pe­ra­da­men­te Collin encuen­tra la oca­sión para vol­car su exas­pe­ra­ción, rabia y resen­ti­mien­to hacia un per­so­na­je que es pre­fe­ri­ble no men­cio­nar­lo para no deve­lar el des­en­la­ce de esta historia.

La for­ma en que Diggs y Casal inter­ac­túan en sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes adquie­re nota­ble auten­ti­ci­dad gra­cias a la ópti­ma carac­te­ri­za­ción logra­da por ambos. En ellos resi­de lo mejor de este film. Jor­ge Gutman