LINCOLN. Estados Unidos, 2012. Un film de Steven Spielberg
Con toda seguridad será uno de los filmes más comentados de esta temporada invernal y posiblemente logrará varias nominaciones para el Oscar. Aunque sin ser el trabajo más destacado de Steven Spielberg, Lincoln constituye un inteligente retrato de la personalidad del décimo sexto presidente de Estados Unidos a la vez que una buena ilustración del funcionamiento democrático de ese país.
La intención del realizador no ha sido narrar una biografía de Abraham Lincoln sino más bien concentrar la atención en un momento decisivo de su vida, justo en los inicios de su segundo mandato en enero de 1865 y tres meses antes de su trágico asesinato. Con la valiosa colaboración del conocido dramaturgo Tony Kushner quien preparó el guión basado en el libro Team of Rivals: The Political Genius of Abraham Lincoln, elogiada biografía de la historiadora Doris Kearns Goodwin, Spielberg enfoca los esfuerzos del presidente en lograr la aprobación parlamentaria de la décimo tercera enmienda a la constitución de los Estados Unidos, consistente en la abolición de la esclavitud. A pesar de que la Guerra de Secesión aún no había concluido, el relato considera ese dramático hecho en forma secundaria –una breve escena al comienzo del film- para consagrarse fundamentalmente a la noble causa emprendida por el presidente. De todos modos, Lincoln no ignoraba el riesgo asumido con su propuesta porque la aprobación de la mencionada enmienda podría incentivar la prolongación del conflicto bélico por parte de los sureños partidarios del mantenimiento de la esclavitud.
En la antológica interpretación de Daniel Day-Lewis animando a Lincoln, se lo ve al presidente ayudado por su eficiente y leal secretario de estado William Seward (David Strathairn) y del ardiente congresal abolicionista republicano Thaddeus Stevens (Tommy Lee Jones) para procurar que la enmienda propuesta por la presidencia fuera sancionada por la cámara de representantes.
La tarea no era sencilla porque para lograr el propósito deseado había que lidiar con un congreso de la nación altamente dividido, que requería vencer la resistencia de los miembros del partido demócrata opositor así como también de algunos congresales republicanos.
Dicho lo que antecede, el film se convierte en un largo y conversado relato donde la acción gira en torno de los argumentos a favor o en contra de los diferentes parlamentarios defendiendo o negando los derechos que asisten a los esclavos como personas libres. Las personalidades históricas de la época que tuvieron a cargo esos largos debates si bien pueden ser conocidas por los historiadores en la materia y/o por el público americano, lo más probable es que no lo sean para el resto del mundo. Asistir al debate intelectual de los parlamentarios puede resultar de interés en un comienzo, pero el mismo va disminuyendo en la medida que domina gran parte del relato; de alguna manera, ese factor contribuye a que el film carezca de verdadera acción al no proveer emoción o tensión en términos de entretenimiento.
Los detalles apuntados están en gran parte compensados por Day-Lewis quien constituye el centro de gravitación del film. Aunque el público no haya conocido a Lincoln, la composición lograda por el actor permite al espectador identificarse con la leyenda y el aura que rodea la figura del mítico personaje. Sumergiéndose en la piel del presidente, el gran mérito del intérprete es haber sabido reproducir la simpleza, calma y serenidad de su persona, sus movimientos y miradas, su tono suave de voz, el sentido del humor aplicado a la política, así como otros detalles que van reflejando las motivaciones, psicología y el considerable humanismo que lo caracterizó. El resto del elenco es de primer nivel, incluyendo una apasionada y justa composición de Sally Field como la esposa del presidente que tuvo una enorme influencia en él y la eficiente interpretación de Joseph Gordon-Levitt como el hijo mayor del matrimonio que mantiene una relación conflictiva con su padre.
Conclusión: Un film que despierta interés y será recordado por la estupenda actuación de Daniel Day-Lewis. Jorge Gutman