GLORIA. Chile-España, 2013. Un film de Sebastián Lelio
Nuevamente el cine chileno depara al público una grata sorpresa demostrando que cuenta con talentosos realizadores capaces de proporcionar historias sustentadas de la vida real que permiten reflexionar y al propio tiempo ofrecer un entretenimiento de gran calidad. Ese es el caso de Gloria donde su realizador Sebastián Lelio brinda un minucioso retrato de una mujer de mediana edad separada que trata de aprovechar honestamente lo máximo que la vida puede ofrecerle a fin de evitar la soledad.
Gloria de 58 años, interpretada por Paulina García, no manifiesta lamentar ni mirar hacia el pasado con un matrimonio interrumpido 12 años atrás. Sin un compañero con quien compartir su vida, esta dinámica mujer utiliza su tiempo trabajando como oficinista, maneja su auto y en su carácter de madre también se preocupa de la vida de sus dos hijos adultos (Diego Fontecilla, Fabiola Zamora), sin transmitirles ninguno de sus problemas porque ellos por su parte ya tienen los suyos.
Como entretenimiento, algunas noches las destina a divertirse bailando en una discoteca santiaguina donde también acude gente de parecida edad y en similar situación. Es allí donde esta dama atrae la atención de Rodolfo (Sergio Hernández), un hombre afable recientemente separado, con algunos años más que ella y dueño de un pequeño parque de diversiones. Hay una inmediata comunicación entre ambos y el romance no demora en aflorar donde los dos se asemejan a jóvenes que van descubriendo el amor y gozan de la intimidad sexual compartida.
Evitando los convencionalismos del género, el guión perteneciente al realizador y Gonzalo Maza introduce algunas interesantes variantes que sirven para poner a prueba la relación de esta pareja. En primer lugar es la diferencia de comportamiento que asumen las partes con relación a los miembros de sus respectivas familias; mientras que Gloria no duda en presentar a Rodolfo a sus hijos, él adopta una actitud diametralmente opuesta dado que por excesiva cautela no comunica a sus dos hijas adultas sobre su nueva pareja y cuánto significa para él en el intento de recomponer su vida. Otro detalle importante es que a diferencia de Gloria, la familia de Rodolfo que habita en su hogar depende financieramente de él y a través del teléfono móvil lo llaman permanentemente en procura de ayuda al punto de perturbar sus encuentros íntimos con la mujer que quiere.
Uno de los aspectos de mayor interés del relato es la forma en que Lelio brinda su visión sobre la actual condición femenina en Chile. Dejando de lado la posición relegada del mal llamado sexo débil que ha caracterizado la cultura de la mayoría de los países latinoamericanos, el film acertadamente destaca la manera en que la independencia económica de la mujer actual permite igualarla al tradicional rol desempeñado por el hombre con el saludable efecto de que Gloria pueda quedar en completa libertad para manejar su vida sin pedir permiso a nadie. Otro aspecto remarcable es la calidez que el director logra del personaje protagónico donde sin incurrir en golpes bajos transmite el genuino deseo de un ser humano de poder cimentar una nueva existencia al lado de una persona que le permita sentirse mujer y vibrar; en tal sentido, la pintura de esta persona que en el otoño de su existencia es igualmente capaz de experimentar el deseo sexual a la vez que encontrar un amor legítimo, está totalmente lograda. Aunque no sea el motivo central del film hacer referencia a la situación política del país andino, Lelio no escatima, aunque sea brevemente, en ofrecer algunos pantallazos vinculados con el panorama socio-político imperante.
Obviamente que no sería oportuno comentar el desenlace de esta historia, salvo señalar que es consistente con el comportamiento que su protagonista mantiene a lo largo del relato.
A nivel interpretativo el realizador se ha nutrido de muy buenos actores aunque es necesario señalar que el alma del film reside en la extraordinaria caracterización que García logra de su personaje; con su gran talento, esta actriz encara con profundidad tanto las escenas livianas como las dramáticas demostrando que Gloria es una mujer suficientemente lúcida e inteligente para enfrentar la vida con dignidad, sin sentir compasión o lástima de sí misma.
Conclusión: Una entrañable comedia dramática de alcance universal que además de un muy buen estudio de personalidad, reúne todos los ingredientes para ser apreciado por su temática, precisa dirección y magnífica interpretación. Jorge Gutman