Lejos del Paraí­so Terrenal

EDEN. Fran­cia, 2014. Un film de Mia Hansen-Love

En un guión que le per­te­ne­ce escri­to con su her­mano mayor Sven Han­sen-Love, la direc­to­ra Mia Han­sen-Love se ins­pi­ra pre­ci­sa­men­te en este miem­bro de su fami­lia para narrar algu­nas de las alter­na­ti­vas por él vivi­das como un apa­sio­na­do disc-joc­key (DJ) en su juventud.

Félix de Givry

Félix de Givry

Aun­que la músi­ca elec­tró­ni­ca y los gran­des tem­plos noc­tur­nos que la alber­gan cons­ti­tu­ye el esce­na­rio en que se desa­rro­lla esta his­to­ria, el rela­to fun­da­men­tal­men­te se cen­tra en Paul don­de a tra­vés de dos déca­das de su exis­ten­cia se exa­mi­na la tra­yec­to­ria de un joven que en un prin­ci­pio cree haber logra­do lo que desea­ba; no obs­tan­te, su gran ener­gía crea­do­ra que­da des­com­pen­sa­da por su dete­rio­ro emo­cio­nal debi­do a los alti­ba­jos de una vida des­or­de­na­da, sen­ti­men­tal­men­te ines­ta­ble y su hábi­to por el alcohol y sobre­to­do la cocaí­na que con­tri­bu­yen a su dra­má­ti­ca decadencia.

A pesar de la cui­da­da rea­li­za­ción, el rela­to no se dife­ren­cia de muchos otros simi­la­res y duran­te su pri­me­ra hora se vuel­ve dema­sia­do repe­ti­ti­vo, afec­tan­do con­se­cuen­te­men­te su rit­mo. Las inter­pre­ta­cio­nes son en líneas gene­ra­les correc­tas don­de de Givry insu­fla dina­mis­mo a su per­so­na­je al pro­pio tiem­po que trans­mi­te el dejo de tris­te­za, melan­co­lía y nos­tal­gia de una exis­ten­cia no col­ma­da. En pape­les secun­da­rios se des­ta­can Gre­ta Ger­wig, Pau­li­ne Étien­ne y Lau­ra Smet como los intere­ses sen­ti­men­ta­les de Paul y Arsi­née Khan­jian ani­man­do a su madre que en repe­ti­das opor­tu­ni­da­des lo saca del apuro.

For­mal­men­te la exce­len­te ban­da sono­ra es uno de los aspec­tos que gra­vi­tan favo­ra­ble­men­te en la eva­lua­ción de este film; así la exu­be­ran­te músi­ca bai­la­da en los cen­tros noc­tur­nos exuda com­ple­ta auten­ti­ci­dad y en tal sen­ti­do es difí­cil que el espec­ta­dor no se sien­ta con­ta­gia­do por la mis­ma. Jor­ge Gutman

Una Dama de la Cul­tu­ra de Montreal

MERE­CI­DAS DISTINCIONES

Sin lugar a dudas, una de las razo­nes que hacen de Mon­treal una de las más impor­tan­tes ciu­da­des cul­tu­ra­les de Amé­ri­ca del Nor­te son las acti­vi­da­des des­ple­ga­das por el Musée des beaux-arts (MBAM). Reco­no­ci­do como un cen­tro cul­tu­ral de capi­tal impor­tan­cia, un fac­tor cla­ve de su extra­or­di­na­rio éxi­to lo cons­ti­tu­ye la labor des­ple­ga­da por su direc­to­ra y cura­do­ra en jefe, Natha­lie Bon­dil.

Nathalie Bondil

Las impor­tan­tes expo­si­cio­nes que el públi­co tuvo opor­tu­ni­dad de apre­ciar, inclu­yen­do la de Rodin que actual­men­te tie­ne lugar, son dig­nas de admi­ra­ción y es por tal razón que no resul­ta sor­pren­den­te su recien­te desig­na­ción como miem­bro en el seno de L’Ordre du Cana­da. Este reco­no­ci­mien­to muy bien mere­ci­do a Natha­lie Bon­dil como exce­len­te museó­lo­ga y admi­nis­tra­do­ra del MBAM es un jalón más que se agre­ga a otras dis­tin­cio­nes como la obte­ni­da hace pocas sema­nas con el doc­to­ra­do hono­rí­fi­co de la Uni­ver­si­dad de Mon­treal por su apor­te extra­or­di­na­rio al museo así como por la pro­mo­ción cul­tu­ral y la edu­ca­ción popu­lar rea­li­za­da. A todo ello con­vie­ne recor­dar que des­de 2011 ella es Che­va­liè­re de l’Ordre natio­nal du Qué­bec y que la Uni­ver­si­dad McGill tam­bién le otor­gó un doc­to­ra­do hono­rí­fi­co en 2013.

La con­tri­bu­ción de esta excep­cio­nal Dama de la Cul­tu­ra de Mon­treal se ha dado a cono­cer a tra­vés del infor­me anual corres­pon­dien­te a 2014 del Art News­pa­per de Lon­dres que indi­ca que el MBAM es el úni­co de Cana­dá que ha sobre­pa­sa­do el millón de visi­tan­tes (1.009.648); den­tro del con­tex­to mun­dial está ins­ti­tu­ción ocu­pa el 58° lugar y jun­to con el Royal Onta­rio Museum (63°) y el Art Gallery (80°) de Toron­to se encuen­tran en la lis­ta de los 100 museos más concurridos.

La impor­tan­cia de las nue­vas expo­si­cio­nes pro­yec­ta­das para el futu­ro pró­xi­mo así como los pro­yec­tos edu­ca­cio­na­les de la ins­ti­tu­ción rati­fi­can la excep­cio­nal cali­dad de este museo bajo la entu­sias­ta y diná­mi­ca direc­ción de Natha­lie Bon­dil.

Retra­to de un Bipolar

INFI­NI­TELY POLAR BEAR. Esta­dos Uni­dos, 2015. Un film escri­to y diri­gi­do por Maya Forbes

La novel rea­li­za­do­ra Maya For­bes vuel­ca sus expe­rien­cias de infan­cia en el seno de su fami­lia en un tris­te pero efec­ti­vo rela­to de fic­ción con­si­de­ran­do el tras­torno bipo­lar. Esta enfer­me­dad, tam­bién cono­ci­da como manía­ca depre­si­va, cau­sa cam­bios drás­ti­cos en la per­so­na­li­dad de un ser humano don­de momen­tos emo­cio­na­les extre­ma­da­men­te bajos pue­den ser suce­di­dos con otros de gran eufo­ria y exci­ta­ción como así tam­bién hay lap­sos de com­ple­ta nor­ma­li­dad. Ese es el caso de lo que acon­te­ce en Infi­ni­tely Polar Bear enfo­can­do a Cam Stuart (Mark Ruf­fa­lo) un hom­bre casa­do y padre de dos hijas, afec­ta­do del seña­la­do des­or­den mental.

Mark Ruffalo, Imogene Wolodarsky y Ashley Aufderheide

Mark Ruf­fa­lo, Imo­ge­ne Wolo­darsky y Ash­ley Aufderheide

La acción que trans­cu­rre en Cam­brid­ge en 1978 con­tem­pla a la fami­lia Stuart tra­tan­do de sobre­vi­vir fren­te a la cir­cuns­tan­cia de que Cam ha esta­do inter­na­do por su mal y aun­que ha sido dado de alta su con­di­ción dis­ta de ser nor­mal. Sin posi­bi­li­dad de empleo de su par­te, es su espo­sa Mag­gie (Zoe Sal­da­na) quien debe ocu­par­se de sol­ven­tar al hogar aun­que su nivel sala­rial impi­de que sus hijas Faith (Ash­ley Auf­derhei­de) y Ame­lia (Imo­ge­ne Wolo­darsky) pue­dan tener acce­so a un cole­gio pri­va­do para reci­bir una mejor edu­ca­ción de la que ofre­ce la escue­la públi­ca a la que con­cu­rren. Al poco tiem­po Mag­gie deci­de seguir un pro­gra­ma inten­si­vo de 18 meses en la Uni­ver­si­dad de Colum­bia en Nue­va York, a fin de obte­ner una maes­tría en admi­nis­tra­ción que le per­mi­ta pos­tu­lar a un car­go de supe­rior remu­ne­ra­ción. Para ello y duran­te el perío­do de estu­dio, Cam debe hacer­se car­go de las niñas en Bos­ton aun­que ella regre­sa­rá todos los fines de sema­na para visi­tar a los suyos.

Deci­di­da­men­te remar­ca­ble es la for­ma en que For­bes des­cri­be a esta fami­lia don­de el amor, cari­ño y ter­nu­ra ema­nan de cada uno de sus inte­gran­tes hacia los res­tan­tes miem­bros. Pero natu­ral­men­te siem­pre está laten­te la bipo­la­ri­dad de Cam y eso es extre­ma­da­men­te preo­cu­pan­te y peno­so para Mag­gie y las niñas fren­te a la incer­ti­dum­bre de su con­duc­ta. Es así que si bien se pue­de com­pren­der el deseo de mejo­rar las con­di­cio­nes de vida del gru­po fami­liar a tra­vés de obte­ner un títu­lo aca­dé­mi­co en Nue­va York, uno se pre­gun­ta si aca­so no exis­ten pro­gra­mas seme­jan­tes don­de Mag­gie vive sin tener que correr el ries­go de con­fiar sus hijas a una per­so­na de com­por­ta­mien­to impre­de­ci­ble duran­te un año y medio. Pero dejan­do de lado ese aspec­to, lo que sigue es la con­vi­ven­cia de Cam con sus dos hijas en ausen­cia de su madre don­de se pone a prue­ba has­ta qué pun­to él pue­de sobre­lle­var la res­pon­sa­bi­li­dad que le toca asu­mir. Así hay momen­tos de ten­sión cuan­do deja el hogar mien­tas las niñas están dur­mien­do o bien cuan­do ellas com­prue­ban en cier­tas cir­cuns­tan­cias las mani­fes­ta­cio­nes extra­ñas del papá, como así tam­bién situa­cio­nes más tran­qui­las ilus­tran­do la bue­na rela­ción entre el padre y sus hijas.

El film se pres­ta al luci­mien­to de Ruf­fa­lo quien en todo momen­to es lo sufi­cien­te­men­te expre­si­vo para trans­mi­tir los esta­dos de depre­sión como los de eufo­ria que lo impul­san a actuar a veces en for­ma ani­ña­da y otras con vio­len­cia explo­si­va fren­te a situa­cio­nes que no pue­de con­tro­lar; sin embar­go, en todo momen­to tras­lu­ce la inten­si­dad de su amor hacia sus hijas y espo­sa a pesar de la excen­tri­ci­dad de su carác­ter. Acom­pa­ñan­do a Ruf­fa­lo, Sal­da­na con­ven­ce total­men­te como la abne­ga­da espo­sa que debe adop­tar deci­sio­nes difí­ci­les para sal­var a su fami­lia fren­te a las difi­cul­ta­des de tener que con­vi­vir con un mari­do bipo­lar por quien sien­te un gran cari­ño aun­que el amor por él se haya des­va­ne­ci­do. No menos impor­tan­te es la par­ti­ci­pa­ción de Auf­derhei­de y Wolo­darsky como las hijas que demues­tran una madu­rez supe­rior a su edad fren­te a las cir­cuns­tan­cias que les toca vivir.

For­bes demues­tra un enor­me afec­to a sus per­so­na­jes logran­do un film deci­di­da­men­te no sen­ti­men­tal pero pro­fun­da­men­te emo­ti­vo don­de el espec­ta­dor que­da invo­lu­cra­do total­men­te en la pro­ble­má­ti­ca de cada uno de sus personajes.

Con­clu­sión: Un dra­ma esbo­za­do con com­ple­ta auten­ti­ci­dad por una com­pe­ten­te rea­li­za­do­ra que refle­ja una sor­pren­den­te madu­rez en su pri­mer film abor­dan­do con máxi­ma sobrie­dad un tema deli­ca­do y difí­cil. Jor­ge Gutman

El Retorno de los Strippers

MAGIC MIKE XXL. Esta­dos Uni­dos, 2015. Un film de Gre­gory Jacobs

Tenien­do en cuen­ta el éxi­to de bole­te­ría de Magic Mike (2012) de Ste­ven Soder­bergh, no resul­ta sor­pren­den­te que Holly­wood tra­ta­ra de repe­tir la expe­rien­cia con una secue­la. En este caso Soder­bergh, aun­que es res­pon­sa­ble de la foto­gra­fía y el mon­ta­je, no se ubi­có detrás de la cáma­ra sino que le cedió ese espa­cio a Gre­gory Jacobs.

En la con­clu­sión de la crí­ti­ca del film ori­gi­nal (edi­ción del 8 de julio de 2012) se seña­la­ba que el rela­to podía inte­re­sar a un públi­co feme­nino que se sin­tie­ra atraí­do de ver a hom­bres des­po­ján­do­se de sus ropas en un esce­na­rio, pero que en últi­ma ins­tan­cia el rela­to care­cía de sus­tan­cia sin agre­gar algu­na nota de emo­ción. En esta segun­da par­te la impre­sión que deja el film es aún menor por­que sin incor­po­rar nada nue­vo a la pos­tre ter­mi­na aburriendo.

Channing Tatum

Chan­ning Tatum

El guión, que nue­va­men­te per­te­ne­ce a Reid Caro­lin, ubi­ca la tra­ma en Tam­pa tres años des­pués del pri­mer capí­tu­lo don­de en la pri­me­ra esce­na se obser­va a Mike (Chan­ning Tatum), quien reti­ra­do de su anti­gua acti­vi­dad de strip­per, está tra­ba­jan­do en la indus­tria del mue­ble. Todo cam­bia para él, cuan­do el gru­po de anti­guos com­pin­ches con quie­nes había tra­ba­ja­do en el pasa­do ‑que inclu­ye entre otros a Ken (Matt Bomer), Richie (Joe Man­ga­nie­llo), Tar­zan (Kevin Nash), Tito (Adam Rodri­guez) y Tobías (Gabriel Igle­sias)- lo invi­ta a que se una al mis­mo para par­ti­ci­par en un últi­mo espec­tácu­lo de strip tea­se mas­cu­lino que ten­drá lugar en una con­ven­ción anual de strip­pers en Myrtle Beach, en el esta­do de Caro­li­na del Sur. El via­je en coche hacia el lugar de des­tino es la excu­sa para que se ori­gi­ne un pedes­tre “road movie” don­de los via­je­ros tie­nen oca­sión de topar­se con algu­nos per­so­na­jes feme­ni­nos cono­ci­dos de Mike.

Como resul­ta pre­vi­si­ble, en la con­ven­ción refe­ri­da cada uno de los miem­bros del gru­po tie­ne opor­tu­ni­dad de lucir­se mos­tran­do sus habi­li­da­des de bai­le al pro­pio tiem­po que exhi­bien­do sus cuer­pos escul­tu­ra­les mien­tras tie­ne lugar el strip tea­se fren­te a un ávi­do y entu­sias­ta públi­co feme­nino que le arro­ja dine­ro. Fue­ra de eso, el film prác­ti­ca­men­te no des­pier­ta inte­rés alguno en la medi­da que el rit­mo impre­so por el rea­li­za­dor es moro­so, agra­va­do por un guión pla­ga­do de abun­dan­tes diá­lo­gos insul­sos; ade­más, la débil carac­te­ri­za­ción de sus per­so­na­jes, don­de la par­te huma­na que­da bien rele­ga­da, con­du­ce a que no se sepa qué es lo que real­men­te estos strip­pers per­si­guen o pre­ten­den en su dia­rio vivir.

Aun­que Tatum es un buen actor como lo ha demos­tra­do cuan­do tie­ne buen mate­rial para desem­pe­ñar­se –un buen ejem­plo es el de Fox­cat­cher (2014)-, aquí solo satis­fa­ce como bai­la­rín aun­que cier­ta­men­te de nin­gu­na mane­ra pue­de ser com­pa­ra­do con Fred Astai­re o Gene Kelly; del res­to del elen­co, se des­ta­can Man­ga­nie­llo, Jada Pin­kett Smith y Andie Mac Dowell en roles superficiales.

Con­clu­sión: Un film insus­tan­cial e infe­rior al ori­gi­nal por­que no exis­te una his­to­ria pre­ci­sa que nutra al rela­to.  Jor­ge Gutman