Vibran­te Dra­ma Racial

IF BEA­LE STREET COULD TALK. Esta­dos Uni­dos, 2018. Un film escri­to y diri­gi­do por Barry Jenkins

Fres­co aún con el Oscar obte­ni­do por Moon­light, su film pre­ce­den­te, el direc­tor Barry Jen­kins retor­na aho­ra en un rela­to que adap­tó de la nove­la de James Bald­win publi­ca­da en 1974 que da títu­lo al film que se comenta.

Aden­trán­do­se nue­va­men­te en la explo­ra­ción de per­so­na­jes afro­ame­ri­ca­nos que tra­tan de defen­der su iden­ti­dad racial, en If Bea­le Street Could Talk Jen­kins rela­ta con gran sen­si­bi­li­dad el dra­ma de una pare­ja afron­tan­do una fla­gran­te injus­ti­cia social.

Kiki Lai­ne y Stephan James

El rela­to ambien­ta­do en Har­lem en la déca­da del 70 pre­sen­ta a Tish Rivers (Kiki Lay­ne), una joven de 19 años quien está emba­ra­za­da de Alon­zo Hunt (Stephan James) ‑apo­da­do Fonny‑, su ami­go de infan­cia de 22 años a quien ella ama ardien­te­men­te. Con todo, su gra­vi­dez se encuen­tra empa­ña­da por­que Fonny está en la cár­cel por el deli­to de haber vio­la­do a una mujer por­to­rri­que­ña. A pesar de tener una con­vin­cen­te coar­ta­da demos­tran­do que él no estu­vo en el esce­na­rio don­de trans­cu­rrió el hecho y que por lo tan­to no come­tió tal trans­gre­sión, se lo decla­ra res­pon­sa­ble de la misma.

El film se nutre en el víncu­lo amo­ro­so de la joven pare­ja, no solo a tra­vés de flash­backs don­de se ilus­tra cómo se ha ini­cia­do la rela­ción sino tam­bién a tra­vés de los emo­ti­vos encuen­tros que se pro­du­cen en las suce­si­vas visi­tas de Tish a la cár­cel; a ello habrá que men­cio­nar el vano esfuer­zo que ella des­plie­ga por sal­var a su ama­do inclu­yen­do un via­je a Puer­to Rico, don­de aho­ra se encuen­tra la víc­ti­ma vio­la­da (Emily Rios) a fin de lograr que esa mujer admi­ta que Fonny no ha sido el violador.

En otros aspec­tos, el film des­ta­ca el fuer­te lazo que une a la joven con su fami­lia: así su madre Sha­ron (Regi­na King), al ente­rar­se de su esta­do de gra­vi­dez le brin­da todo su cari­ño y apo­yo ayu­dán­do­la a dar a cono­cer la noti­cia a su padre Joe (Col­man Domin­go) y a su her­ma­na menor (Teyo­nah Parris).

Den­tro del mar­co de este vibran­te dra­ma tras­cien­de la injus­ti­cia sufri­da por la pobla­ción afro­ame­ri­ca­na; eso se pue­de apre­ciar en la abier­ta acti­tud racial de la poli­cía blan­ca hacia los negros don­de que­da cla­ro cómo un acé­rri­mo ofi­cial racis­ta (Ed Skrein) mani­pu­ló a la víc­ti­ma vio­la­da para pro­vo­car el arres­to de Fonny.

Más allá de la román­ti­ca his­to­ria, el film expre­sa el sen­ti­mien­to de dig­ni­dad huma­na de la comu­ni­dad negra y al hacer­lo Jen­kins se cui­da muy bien de no des­bor­dar en el melo­dra­ma inhe­ren­te que emer­ge de su tema para en cam­bio ofre­cer un sutil y román­ti­co poe­ma lírico.

La inter­pre­ta­ción es muy bue­na don­de tan­to Lay­ne como James brin­dan la jus­ta nota de dos jóve­nes que se aman con fer­vor pero que no pue­den dis­fru­tar ple­na­men­te del amor que los une; en tal sen­ti­do no se pue­de pedir mayor natu­ra­li­dad en las pres­ta­cio­nes brin­da­das por estos dos jóve­nes acto­res. El elen­co que los rodea es igual­men­te efi­caz, des­ta­can­do en espe­cial a King quien des­plie­ga pro­fun­da huma­ni­dad como la madre de Tish.

Con una impe­ca­ble direc­ción y apo­ya­do por exce­len­tes valo­res visua­les, el rea­li­za­dor brin­da un film ele­gan­te y radian­te don­de no fal­tan algu­nos toques de humor bien inter­ca­la­dos para ate­nuar el cli­ma dra­má­ti­co de esta huma­na y cáli­da his­to­ria romántica.
Jor­ge Gutman