Audaz y Pro­vo­ca­ti­vo Documental

M. Fran­cia, 2018. Un film escri­to y diri­gi­do por Yolan­de Zauberman

El abu­so sexual infan­til per­pe­tra­do por inte­gran­tes de movi­mien­tos reli­gio­sos y el efec­to trau­má­ti­co pro­du­ci­do en sus víc­ti­mas es lo que la docu­men­ta­lis­ta Yolan­de Zau­ber­man tes­ti­mo­nia en  M.

La direc­to­ra enfo­ca a Menahem Lang, un actor y can­tan­te de 30 años per­te­ne­cien­te a una fami­lia adhe­ri­da a la comu­ni­dad israe­lí ultra orto­do­xa de Netu­rei Kaar­ta ubi­ca­da Bneï Brak, al este de Tel Aviv. Dota­do de una mag­ni­fi­ca voz que solía uti­li­zar­la en la sina­go­ga para can­tar loas a Dios, a los 4 años de edad ha sido vio­la­do y vuel­to a ser­lo en reite­ra­das opor­tu­ni­da­des por miem­bros de esa congregación.

Menahem Lang en M

Cual­quier acon­te­ci­mien­to infan­til que­da mar­ca­do en la vida de una per­so­na y obvia­men­te lo es más cuan­do se atra­vie­sa una expe­rien­cia tan amar­ga como la vivi­da por Menahem. Des­pués de haber­se ale­ja­do de la sina­go­ga y de los suyos, hace diez años vol­vió al esce­na­rio del cri­men para con­fron­tar a uno de los vio­la­do­res a quien con una cáma­ra ocul­ta logró fil­mar­lo con­fe­san­do el deli­to per­pe­tra­do; ese mate­rial lo remi­tió a la tele­vi­sión de Israel para su difu­sión. Aho­ra retor­na al lugar para tra­tar de ubi­car nue­va­men­te al mal­he­chor como un medio de supe­rar, si aca­so lo logra, la heri­da emo­cio­nal que lo ha segui­do afec­tan­do duran­te toda su vida. Para peor, nun­ca ha obte­ni­do la pro­tec­ción de sus padres con quie­nes no ha habla­do des­de hace mucho tiempo.

Esta per­tur­ba­do­ra his­to­ria se inten­si­fi­ca más cuan­do la cáma­ra de la rea­li­za­do­ra enfo­ca a otros hom­bres que tam­bién han vivi­do expe­rien­cias simi­la­res den­tro de la comu­ni­dad; así, Menahem orga­ni­za una suer­te de tera­pia de gru­po don­de la soli­da­ri­dad espon­tá­nea­men­te sur­gi­da entre los afec­ta­dos tien­de a ali­viar este dra­ma. Lo impor­tan­te a des­ta­car es que a pesar de la odi­sea vivi­da, no ha men­gua­do la fe reli­gio­sa de Menahem, tra­tan­do ade­más de lograr recon­ci­liar­se con sus padres y reafir­mar su iden­ti­dad como can­tor de la sinagoga.

Si bien resul­ta audaz y pro­vo­ca­ti­vo lo abor­da­do por Zau­ber­man, la fil­ma­ción rea­li­za­da en horas noc­tur­nas don­de se crea una atmós­fe­ra claus­tro­fó­bi­ca es un tan­to des­pro­li­ja con encua­dres ines­ta­bles y visual­men­te poco rele­van­tes; eso impi­de que el docu­men­tal adquie­ra mayor enver­ga­du­ra dra­má­ti­ca como debe­ría aguar­dar­se de este tema. En tal sen­ti­do uno no pue­de dejar de aso­ciar al film Gra­ce à Dieu de Fra­nçois Ozon vis­to recien­te­men­te que con una temá­ti­ca de fic­ción de la mis­ma índo­le logra que el espec­ta­dor se invo­lu­cre mucho más con la suer­te de sus víctimas.

Más allá de los alti­ba­jos de su narra­ción este docu­men­tal tras­cien­de por la gra­ve denun­cia efec­tua­da y por­que a pesar de que lamen­ta­ble­men­te los pre­da­do­res reli­gio­sos hayan que­da­do impu­nes, el film deja un háli­to espe­ran­za­dor para que estos abe­rran­tes suce­sos no vuel­van a repe­tir­se.  Jor­ge Gutman