Con­ti­nua­da Tensión

UNCUT GEMS. Esta­dos Uni­dos, 2019. Un film diri­gi­do por Joss y Benny Saf­die. Dis­tri­bui­do por Netflix

Den­tro de la fil­mo­gra­fía de los her­ma­nos Joss y Benny Saf­die, Uncut Gems es uno de sus mejo­res tra­ba­jos; en gran par­te eso se debe a que el inge­nio­so guión que pre­pa­ra­ron con Ronald Brons­tein obli­ga a que el rela­to adquie­ra un tono con­ti­nua­da­men­te fre­né­ti­co a fin de lograr el pro­pó­si­to desea­do en la his­to­ria pro­pues­ta. Pero igual­men­te impor­tan­te es haber con­ta­do con la actua­ción de Adam Sand­ler, cuya inter­pre­ta­ción en el rol pro­ta­gó­ni­co es nada menos que descollante.

Adam Sand­ler

Los Saf­die rela­tan la his­to­ria de Howard Rat­ner (Sand­ler), due­ño de una joye­ría ubi­ca­da en la calle 47 de Manhat­tan, en pleno dis­tri­to de los dia­man­tes. Su fuer­te incli­na­ción al ries­go como juga­dor le ha crea­do serios pro­ble­mas de endeu­da­mien­to hacia ter­ce­ros repre­sen­ta­dos por usu­re­ros acos­tum­bra­dos a aco­sar y adop­tar medi­das extre­mas para los incum­pli­do­res de los prés­ta­mos que efec­túan. En con­se­cuen­cia, Rat­ner cubre una deu­da abrien­do otra y así suce­si­va­men­te se encuen­tra en un esta­do de cri­sis per­ma­nen­te. En el aspec­to per­so­nal, su for­ma de vida alo­ca­da moti­va pro­ble­mas con su mujer (Idi­na Men­zel), encon­tran­do sus­ti­tu­ción en su emplea­da y aman­te (Julia Fox).

Rat­ner cree hallar una solu­ción a sus aprie­tos finan­cie­ros cuan­do dis­po­nien­do de un res­plan­de­cien­te y valio­so ópa­lo que ha con­tra­ban­dea­do de una mina de Etio­pía encuen­tra un poten­cial com­pra­dor en Kevin Gar­nett (inter­pre­tán­do­se a sí mis­mo), la súper estre­lla del balon­ces­to. La pre­sen­cia de este depor­tis­ta y el prés­ta­mo tem­po­ral que le hace de la valio­sa pie­dra a cam­bio de su ani­llo de cam­peón como garan­tía, moti­va a que Rat­ner redo­ble sus apues­tas de jue­go. Es mejor reser­var lo que con­ti­núa sal­vo men­cio­nar que el espec­ta­dor vive inmer­so en la per­tur­ba­da men­te de este ago­bian­te indi­vi­duo para sobre­vi­vir a sus dificultades.

Sand­ler es un actor que a tra­vés de sus actua­cio­nes ha logra­do con­quis­tar a un sec­tor del públi­co que le sigue con entu­sias­mo así como hay otro que lo recha­za por su actua­ción en algu­nas dese­cha­bles come­dias. Más allá de la ambi­va­len­cia seña­la­da, él es un muy buen actor tal como lo ha demos­tra­do en Punch-Drunk Love (2002), Funny Peo­ple (2009) y The Meye­ro­witz Sto­ries (2017) entre otros fil­mes serios. Aquí, nue­va­men­te da mues­tras de su talen­to en un papel com­ple­jo don­de repre­sen­tan­do a un per­so­na­je nada sim­pá­ti­co y sin duda des­pre­cia­ble que gri­tan­do y voci­fe­ran­do sin parar, con­ta­gia al espec­ta­dor hacién­do­lo sen­tir incó­mo­do; con todo, en el fon­do uno se con­mi­se­ra con su paté­ti­ca personalidad.

El públi­co que apre­cie el sin­gu­lar esti­lo narra­ti­vo de los Saf­die habrá de valo­rar una pues­ta escé­ni­ca que des­ti­la adre­na­li­na en el con­tex­to de una come­dia lin­dan­do con la tra­ge­dia, ple­na de vorá­gi­ne y efec­ti­va ten­sión. Jor­ge Gutman