Una Apa­sio­na­da Panteóloga

AMMO­NI­TE. Gran Bre­ta­ña, 2020. Un film escri­to y diri­gi­do por Fran­cis Lee. 117 minutos

Un muy buen dra­ma de épo­ca es lo que se apre­cia en Ammo­ni­te en don­de el direc­tor Fran­cis Lee des­cri­be un epi­so­dio de la vida de Mary Anning (1799 – 1847), la paleon­tó­lo­ga bri­tá­ni­ca cuyos des­cu­bri­mien­tos de lechos mari­nos de la pre­his­to­ria con­tri­bu­ye­ron enor­me­men­te al avan­ce cien­tí­fi­co en ese terreno.

Kate Wins­let y Saoir­se Ronan

El guión del rea­li­za­dor pre­sen­ta a Mary (Kate Wins­let) vivien­do en la loca­li­dad cos­te­ra bri­tá­ni­ca de Lyme Regis, al oes­te de Dor­set, a media­dos de la déca­da de 1840. Allí, jun­to a su ancia­na madre enfer­ma (Gem­ma Jones), lle­va una vida aus­te­ra don­de ambas viven de un peque­ño nego­cio dedi­ca­do a la ven­ta de fósi­les para turis­tas. Aun­que apa­sio­na­da por la paleon­to­lo­gía, su vida per­so­nal trans­cu­rre sin mayo­res varian­tes refle­jan­do en su taci­turno ros­tro una con­si­de­ra­ble sole­dad, don­de solo ha man­te­ni­do un mero víncu­lo social con una veci­na (Fio­na Shaw) y un médi­co (Alec Seca­rea­nu) local.

Un buen día Mary reci­be la visi­ta de Rode­rick Mur­chi­son (James McArd­le) acom­pa­ña­do de su joven espo­sa Char­lot­te (Saoir­se Ronan); decla­rán­do­se cien­tí­fi­co él desea adqui­rir cono­ci­mien­tos de la tarea empren­di­da por Mary; con reluc­tan­cia ella acep­ta la pro­po­si­ción sobre todo por­que con los hono­ra­rios per­ci­bi­dos miti­ga en par­te su humil­de con­di­ción finan­cie­ra. Lo que lla­ma la aten­ción es la depre­sión que afec­ta a Char­lot­te, debi­da en par­te a que el matri­mo­nio sufrió la pér­di­da de una cria­tu­ra; dado que Rode­rick, debe ausen­tar­se por algu­nas sema­nas, a cam­bio de una impor­tan­te com­pen­sa­ción mone­ta­ria le pide a Mary, que le acep­te alber­gar a su espo­sa para que en su com­pa­ñía pue­da levan­tar su ende­ble esta­do anímico.

Con esme­ra­do vir­tuo­sis­mo, Lee cui­da has­ta el menor deta­lle para que tan­to la ambien­ta­ción de épo­ca como así el tra­ba­jo de cáma­ra del fotó­gra­fo Stepha­ne Fon­tai­ne resal­ten los ges­tos y movi­mien­tos de sus per­so­na­jes, sobre todo en los momen­tos en que Char­lot­te acom­pa­ña a Mary en su dia­ria labor bus­can­do fósi­les en la roco­sa pla­ya. Eso se acen­túa en la medi­da que la rela­ción entre las dos muje­res se va inten­si­fi­can­do has­ta desem­bo­car en el encuen­tro ínti­mo; es ahí don­de con gran inten­si­dad ambas vuel­can sus emo­cio­nes encon­tran­do momen­tos de éxta­sis que has­ta enton­ces no habían experimentado.

El rit­mo pau­sa­do del rela­to de nin­gún modo lo ale­tar­ga sino que por el con­tra­rio per­mi­te crear el cli­ma ade­cua­do para que el espec­ta­dor se invo­lu­cre en el mis­mo; en tal sen­ti­do, eso se debe en gran par­te a las mag­né­ti­cas actua­cio­nes de Wins­let y Ronan quie­nes con­tri­bu­yen a otor­gar con­si­de­ra­ble auten­ti­ci­dad a las pro­ta­go­nis­tas de esta historia.

Con una secuen­cia final que tie­ne lugar en el Museo Bri­tá­ni­co de Lon­dres, Lee le asig­na un deli­ca­do toque poé­ti­co a su hones­to tra­ba­jo dejan­do una inde­le­ble impre­sión al con­cluir su proyección.

Como en toda obra fic­ti­cia el rea­li­za­dor aquí adop­tó cier­tas licen­cias que han sido cues­tio­na­das por los des­cen­dien­tes de la paleon­tó­lo­ga en lo con­cer­nien­te a su orien­ta­ción sexual. En todo caso, lo que el film más des­ta­ca es su labor cien­tí­fi­ca que no ha sido muy difun­di­da; por lo tan­to, eso es lo que real­men­te cuen­ta. Jor­ge Gutman

Cine­ma­nia (III)

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

He aquí el comen­ta­rio de otros títu­los adi­cio­na­les de la selección

Deux (Fran­cia-Luxem­bur­go-Bél­gi­ca)

En su pri­mer tra­ba­jo de fic­ción el joven direc­tor ita­liano Filip­po Meneghet­ti ofre­ce un melo­dra­ma cau­ti­van­te sobre el amor ocul­to de dos muje­res que duran­te déca­das se han ama­do y a pesar de haber que­ri­do per­ma­ne­cer uni­das por diver­sos moti­vos no pudie­ron concretarlo.

Mar­ti­ne Che­va­llier y Bar­ba­ra Suko­wa en DEUX

En la hora actual Made­lei­ne (Mar­ti­ne Che­va­lier) es una mujer viu­da con dos hijos adul­tos quie­nes igno­ran la lar­ga rela­ción man­te­ni­da por ella con Nina (Bar­ba­ra Suko­wa) que habi­ta en París en un depar­ta­men­to fren­te al suyo. Las dos muje­res madu­ras están rea­li­zan­do pla­nes para mudar­se a Roma y vivir ple­na­men­te el res­to de sus vidas pero un ines­pe­ra­do acci­den­te car­dio­vas­cu­lar de Made­lei­ne la deja par­cial­men­te inmó­vil y sin habla. Es allí que sur­gi­rán las difi­cul­ta­des por par­te de Nina quien que­rien­do cui­dar de su ama­da se encuen­tra obs­ta­cu­li­za­da por la pre­sen­cia de la hija (Léa Druc­ker) quien natu­ral­men­te asis­te a su pro­ge­ni­to­ra y sola­men­te con­si­de­ra a esta mujer como una bue­na vecina.

Median­te el exce­len­te guión de Meneghet­ti escri­to con Maly­so­ne Bovo­rasmy, el rea­li­za­dor narra con pro­fun­da ter­nu­ra el lazo que une a estas dos ancia­nas dis­pues­tas a supe­rar los pre­jui­cios socia­les como así tam­bién las limi­ta­cio­nes físi­cas para que el amor per­du­re en el cre­púscu­lo de sus vidas.

Esta deli­ca­da así como audaz his­to­ria de secre­tos y men­ti­ras se plas­ma en un bello poe­ma román­ti­co real­za­do por las mara­vi­llo­sas carac­te­ri­za­cio­nes brin­da­das por la vete­ra­na actriz ale­ma­na Suko­wa y la estu­pen­da intér­pre­te del tea­tro fran­cés que es Che­va­lier. Cier­ta­men­te, este es uno de los mejo­res fil­mes pro­gra­ma­dos por el festival.

Poli­ce (Fran­cia)

La ruti­na poli­cial de tres agen­tes del orden tra­ba­jan­do en una comi­sa­ría de París es lo que se apre­cia en este tra­ba­jo de la direc­to­ra Anne Fon­tai­ne, sin que agre­gue algo dife­ren­te a lo ya tra­ta­do por el cine en otras opor­tu­ni­da­des. Estruc­tu­ra­da de mane­ra curio­sa, en su pri­me­ra par­te las esce­nas van repi­tién­do­se según los pun­tos de vis­ta de cada poli­cía. Así se sabe que Vir­gi­nie (Vir­gi­nie Efi­ra) es madre de un bebé y que a pesar de estar casa­da guar­da muy bue­na rela­ción con su cole­ga Aris­ti­de (Omar Sy) no sola­men­te pro­fe­sio­nal sino tam­bién de carác­ter ínti­mo; estan­do de él emba­ra­za­da, se la ve ges­tio­nan­do el trá­mi­te para abor­tar. Por su par­te Aris­ti­de es el pro­to­ti­po del indi­vi­duo machis­ta aun­que es sen­si­ble con su aman­te. El últi­mo del equi­po es Erik (Gré­gory Gade­bois), un hom­bre de media­na edad un tan­to ira­cun­do y con cier­ta incli­na­ción a la bebi­da, quien no disi­mu­la su frus­tra­ción por pro­ble­mas conyugales.

Omar Sy y Vir­gi­nie Efi­ra en POLICE

Adap­ta­do de la nove­la homó­ni­ma de Hugo Boris, el guión de la direc­to­ra y Clai­re Barré intro­du­ce tar­día­men­te el fac­tor que moto­ri­za la esen­cia del film. Así, los tres agen­tes tie­nen como misión de trans­por­tar has­ta el aero­puer­to a Tohi­rov (Pay­man Maa­di), un refu­gia­do que será repor­ta­do a Tayi­kis­tán, su país de ori­gen, don­de ha sido tor­tu­ra­do antes de lle­gar a Fran­cia y en don­de nada bueno le espe­ra a su regre­so. He aquí el con­flic­to moral que sur­ge en el trío sobre si cum­plir con la misión enco­men­da­da o tra­tar de libe­rar­lo para evi­tar su repa­tria­ción. Aun­que esta dis­yun­ti­va ofre­ce sufi­cien­te cam­po para el sus­pen­so y la emo­ción, su irrea­lis­ta reso­lu­ción afec­ta la cre­di­bi­li­dad del relato.

La direc­to­ra ofre­ce un dra­ma que encuen­tra su mayor alien­to en el muy buen desem­pe­ño de Efi­ra, Sy y Gade­bois y en los satis­fac­to­rios dise­ños de producción.

La face cachée du bakla­va (Cana­dá)

Esta come­dia tie­ne como pro­pó­si­to des­cri­bir el com­por­ta­mien­to de la comu­ni­dad liba­ne­sa a tra­vés de la des­crip­ción de una fami­lia de cla­se media, sus parien­tes y ami­gos que viven en Mon­treal. No obs­tan­te que su direc­to­ra y guio­nis­ta Mar­yan­ne Zéhil naci­da en Bei­rut sien­ta afec­to por sus com­pa­trio­tas, el retra­to que efec­túa de los mis­mos deja que desear.

Clau­dia Ferri y Jean Nico­las Verreault en LA FACE CACHÉE DU BAKLAVA

El prin­ci­pal per­so­na­je es Hou­way­da (Clau­dia Ferri) una mujer liba­ne­sa casa­da con Pie­rre (Jean Nico­las Verreault), oriun­do de Que­bec. Ambos lle­van una armo­nio­sa vida con­yu­gal y están a cin­co días de dis­tan­cia para via­jar a París con la inten­ción de resi­dir un año. Los pla­nes se ven alte­ra­dos con la apa­ri­ción de Joé­lle (Raia Jai­dar), la excén­tri­ca y alo­ca­da her­ma­na de Hou­way­da, quien des­ca­ra­da­men­te se entro­me­te en su vida. A todo ello, Hou­way­da está pre­pa­ran­do un desa­yuno-almuer­zo (brunch) para los suyos a rea­li­zar­se un día antes de la pro­gra­ma­da partida.

Lo que podía haber sido una agra­da­ble come­dia mul­ti­cul­tu­ral rese­ñan­do las cos­tum­bres y valo­res de liba­ne­ses cana­dien­ses y los con­tras­tes entre ambas cul­tu­ras, la direc­to­ra recu­rre al empleo de tra­zos grue­sos en una narra­ción sin mayor suti­le­za que la des­me­re­ce. Lo que agra­va el pano­ra­ma es la mane­ra cari­ca­tu­res­ca en que pre­sen­ta a sus per­so­na­jes con el pro­pó­si­to de gene­rar hila­ri­dad. Con situa­cio­nes for­za­das nutri­das de diá­lo­gos insul­sos, el resul­ta­do es un film muy medio­cre que poco favor le hace a la noble colec­ti­vi­dad liba­ne­sa de Montreal.

Le mira­cle de saint incon­nu (Marrue­cos-Fran­cia-Qatar)

Median­te un len­gua­je sen­ci­llo y sin mayor pre­ten­sión, el joven direc­tor marro­quí Alaa Eddi­ne Aljem pro­po­ne una his­to­ria en la que se entre­mez­cla la reli­gión, la espi­ri­tua­li­dad y la codi­cia personal.

You­nes Bouab y Salah Ben­sa­lah en LE MIRA­CLE DU SAINT INCONNU

En un desér­ti­co lugar pleno de are­nas y dunas en el sur de Marrue­cos, el ladrón Ami­ne (You­nes Bouab) antes de ser cap­tu­ra­do por la poli­cía, tre­pa una coli­na para ente­rrar una cuan­tio­sa suma de dine­ro. Cuan­do años más tar­de sale de la pri­sión encuen­tra que en ese escon­di­te se ha cons­trui­do un mau­so­leo que es con­cu­rri­do por los habi­tan­tes de la aldea. El pro­ble­ma con­sis­te en cómo recu­pe­rar el botín sepul­ta­do; para ello Ami­ne recu­rre a la ayu­da de Ahmed (Salah Ben­sa­lah) recién sali­do de la prisión.

Ade­más del tema cen­tral, el satis­fac­to­rio guión del cineas­ta echa una mira­da a algu­nos de los pin­to­res­cos aldea­nos inclu­yen­do el guar­dián noc­turno del san­tua­rio (Abdelgha­ni Kitab) acom­pa­ña­do de su fiel perro, el bar­be­ro que tam­bién es den­tis­ta (Ahmed Yar­ziz), el recién lle­ga­do médi­co (Anas El Baz) y su enfer­me­ro (Has­san Ben Bdida).

Hacien­do gala de un efec­ti­vo humor seco, Aljem con­si­de­ra un tópi­co serio que adop­tan­do un tono liviano va refle­jan­do cómo la cie­ga fe jue­ga un rol impor­tan­te en una socie­dad tra­di­cio­nal has­ta lle­gar a la vene­ra­ción de un san­to des­co­no­ci­do. Bien arti­cu­la­da e impe­ca­ble­men­te narra­da, el direc­tor ha logra­do una encan­ta­do­ra fábula.

Cine­ma­nia (II)

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

He aquí otras 5 pelí­cu­las juz­ga­das en esta mues­tra. 

Sla­lom (Fran­cia)

El títu­lo del film refe­ren­te al depor­te inver­nal de esquí alpino es el tema que Char­lè­ne Favier abor­da para refle­jar la rela­ción exis­ten­te entre una joven atle­ta y su instructor.

Jéré­mie Renier y Noée Abita

Noée Abi­ta quien impre­sio­nó gra­ta­men­te en Ava (2017) reafir­ma sus con­di­cio­nes artís­ti­cas brin­dan­do una mag­ní­fi­ca carac­te­ri­za­ción de Lyz, una estu­dian­te de ense­ñan­za media en los Alpes de Fran­cia que mani­fies­ta una gran pasión hacia el esquí. Es así que logra ser acep­ta­da en un selec­ti­vo club cuyo pro­pó­si­to es el de entre­nar a tra­vés de la prác­ti­ca del sla­lom a futu­ros esquia­do­res. Es allí don­de es adies­tra­da por Fred (Jéré­mie Renier), un ex cam­peón al que una seve­ra heri­da lo obli­gó a salir del ruedo.

Más allá de las múl­ti­ples esce­nas depor­ti­vas, el guión de la rea­li­za­do­ra y Marie Talon se inter­na en la psi­co­lo­gía de sus dos pro­ta­go­nis­tas. Liz es expues­ta como una joven que en su eta­pa ado­les­cen­te atra­vie­sa por una gama de sen­ti­mien­tos y con­tra­dic­cio­nes; en tal con­tex­to es fácil empa­ti­zar con su ambi­va­len­te con­duc­ta de que­rer supe­rar­se en la prác­ti­ca de un depor­te que exi­ge enor­me pre­ci­sión, habi­li­dad y velo­ci­dad, así como el tener que afron­tar el extre­ma­do esfuer­zo tan­to físi­co como emo­cio­nal. Por su par­te, Fred auto­ri­ta­ria­men­te explo­ta la vul­ne­ra­bi­li­dad de su alum­na para lograr que even­tual­men­te pue­da desem­pe­ñar un digno rol en las com­pe­ten­cias olím­pi­cas; pre­ci­sa­men­te, debi­do a su extre­ma­do nivel de exi­gen­cia que requie­re de su dis­cí­pu­la, se va crean­do entre ambos una rela­ción tóxi­ca de abso­lu­ta tensión.

Otro aspec­to impor­tan­te del rela­to está invo­lu­cra­do con el del abu­so gene­ra­do en el cam­po depor­ti­vo entre ins­truc­to­res y alum­nos. En este caso la infa­tua­ción que ejer­ce en Lyz la per­so­na­li­dad de su men­tor quien la va domi­nan­do has­ta lími­tes extre­mos, con­du­ce a un inevi­ta­ble víncu­lo sexual.

Con una sol­ven­te direc­ción y una inme­jo­ra­ble actua­ción de Abi­ta y Renier, Favier expre­sa muy bien los sen­ti­mien­tos que ani­man a sus pro­ta­go­nis­tas; asi­mis­mo ‑como no podía ser de otro modo- ofre­ce exce­len­tes secuen­cias de esquí sla­lom que son exce­len­te­men­te cap­ta­das por el direc­tor de foto­gra­fía Yann Mari­taud así como el esplen­do­ro­so pai­sa­je mon­ta­ño­so de los Alpes. En esen­cia, no se nece­si­ta ser esquia­dor para dis­fru­tar de este buen film. 

Mica (Marrue­cos-Fran­cia)

El rea­li­za­dor fran­co-marro­quí Ismaël Ferro­ukhi cono­ce muy bien la reali­dad impe­ran­te en su país natal y es por ello que no resul­ta extra­ño com­pro­bar la auten­ti­ci­dad que refle­ja en su des­crip­ción de la des­igual­dad social aún rei­nan­te en Marrue­cos. Para ello se vale de un excep­cio­nal niño actor como lo es Zaka­ria Inane quien prác­ti­ca­men­te por­ta sobre sus hom­bros todo el peso del con­mo­ve­dor rela­to con­te­ni­do en el guión del cineas­ta y Fadet­te Drouard.

Zaka­rie Inane y Sabri­na Oua­za­ni en MICA

En una villa mise­ria de la ciu­dad de Mek­nès, en el cen­tro nor­te del país, vive Saïd (Inane) ‑apo­da­do Mica- con su madre y su padre enfer­mo, quien tra­ta de obte­ner magros ingre­sos ven­dien­do bol­sas de plás­ti­co en el mer­ca­do local. Sabien­do de que en ese medio no pue­de aspi­rar mucho para su futu­ro, su deseo es emi­grar a Mar­se­lla, como lo hizo su ami­go, supo­nien­do que allí le aguar­da­rá un por­ve­nir más hala­güe­ño. Su ruti­na se ve alte­ra­da cuan­do Haj­ji Kad­dour (Moha­med Az Ela­rab), un ami­go de la fami­lia que se desem­pe­ña como guar­dián de un pres­ti­gio­so club de tenis pri­va­do en Casa­blan­ca, lle­va al niño para que lo ayu­de en cier­tas tareas domésticas.

En su nue­vo ambien­te el chi­co va con­fron­tan­do un mun­do para él des­co­no­ci­do, sufrien­do de las bur­las e inclu­so de los agra­vios físi­cos come­ti­dos por los chi­cos de fami­lias pudien­tes que prac­ti­can el tenis en dicho esta­dio depor­ti­vo. Con­tem­plan­do la prác­ti­ca del tenis, Mica se sien­te incli­na­do a prac­ti­car­lo y en tal sen­ti­do la suer­te le son­ríe cuan­do Sophia (Sabri­na Oua­za­ni), la entre­na­do­ra del club que des­cu­bre el poten­cial exis­ten­te en el chi­co, se con­vier­te en su devo­ta instructora.

A tra­vés de un rela­to que exce­de lo mera­men­te depor­ti­vo, el direc­tor enfa­ti­za los obs­tácu­los que Mica debe afron­tar, espe­cial­men­te en lo que con­cier­ne a la dis­cri­mi­na­ción de que es obje­to por su humil­de ori­gen; con todo, adqui­rien­do con­cien­cia de su con­di­ción social él se obs­ti­na­rá en cam­biar su des­tino gra­cias al tenis.

Tan­to el direc­tor como los inte­gran­tes del equi­po de pro­duc­ción intere­sa­dos en pro­mo­ver un cine com­pro­me­ti­do social­men­te han logra­do un film a todas luces rea­lis­ta que des­bor­dan­do inmen­sa huma­ni­dad per­mi­te sedu­cir tan­to al gran públi­co como al selec­ti­vo por su remar­ca­ble nivel de cali­dad. Ade­más de la exce­len­te direc­ción de Ferro­ukhi, cau­sa admi­ra­ción la inter­pre­ta­ción de Inane quien vive en car­ne pro­pia las des­ven­tu­ras de un chi­co que comien­za a per­der su ino­cen­cia fren­te a la reali­dad que lo cir­cun­da; a su lado tam­bién se lucen Kad­dour como el padre sus­ti­tu­to del niño y Oua­za­ni trans­mi­tien­do ter­nu­ra a la vez que fres­cu­ra y sim­pa­tía como la tenaz pro­fe­so­ra de Mica.  

Notre Dame du Nil (Fran­cia-Bél­gi­ca-Ruan­da)

El direc­tor afgano Atiq Rami­ni explo­ra las raí­ces del endé­mi­co odio entre hutus y tutsis valién­do­se de la nove­la publi­ca­da en 2012 de la escri­to­ra ruan­de­sa Scho­las­ti­que Muka­son­ga de etnia tutsi; la con­sa­gra­da nove­lis­ta que per­dió a casi una trein­te­na de fami­lia­res en la atroz matan­za que afec­tó a su país natal vuel­ca en su libro su pro­pia experiencia.

Una esce­na de NOTRE-DAME DU NIL

En una bue­na adap­ta­ción el guión del rea­li­za­dor y de Rama­ta Sly está estruc­tu­ra­do en un pró­lo­go y cua­tro par­tes ‑Ino­cen­cia, Sagra­do, Sacri­le­gio y Sacri­fi­cio- ubi­can­do la acción en Ruan­da en 1973. Allí se sigue los pasos de un gru­po de alum­nas inter­na­das en una eli­tis­ta escue­la cató­li­ca bel­ga de ense­ñan­za media don­de la mayo­ría de las estu­dian­tes per­te­ne­ce a fami­lias encum­bra­das de la zona. Den­tro del con­tex­to social en que la pobla­ción hutu pro­di­ga ame­na­zas a la mino­ría tutsi, la escue­la tam­bién admi­te a tra­vés de una cuo­ta esta­ble­ci­da a alum­nas tutsis.

El rela­to adquie­re gra­dual­men­te un cli­ma de ten­sión al inter­nar­se en zonas más oscu­ras don­de que­dan refle­ja­dos los resi­duos del colo­nia­lis­mo, como así tam­bién una mues­tra del mar­ca­do racis­mo exis­ten­te de los hutus hacia los tutsis, a mane­ra de pre­lu­dio de lo que sobre­ven­drá en el omi­no­so geno­ci­dio de la gue­rra civil de 1994.

Aun­que en cier­tos momen­tos la narra­ción adquie­re un carác­ter errá­ti­co, lo cier­to es que el rea­li­za­dor se com­pe­ne­tra en los com­ple­jos veri­cue­tos de la reali­dad impe­ran­te; así, brin­da un dra­ma cier­ta­men­te hip­nó­ti­co real­za­do por la sóli­da pres­ta­ción de jóve­nes actri­ces ruan­de­sas, entre ellas Cla­rie­lla Bizi­ma­ni como la estu­dian­te tutsi y Albi­na Kiren­ga ani­man­do a una pro­vo­ca­do­ra con­dis­cí­pu­la hutu.

La troi­siè­me gue­rre (Fran­cia)

En su pri­mer film de fic­ción el rea­li­za­dor Gio­van­ni Aloi no alu­de a una futu­ris­ta ter­ce­ra gue­rra mun­dial sino a la que lamen­ta­ble­men­te la huma­ni­dad se ve expues­ta enfren­tan­do suce­sos de extre­ma­da vio­len­cia que vic­ti­mi­zan a innu­me­ra­bles per­so­nas ino­cen­tes; es en tal sen­ti­do que el rea­li­za­dor se ins­pi­ró en los san­grien­tos aten­ta­dos terro­ris­tas que azo­ta­ron a Fran­cia en los últi­mos años.

Anthony Bajon en LA TROI­SIЀ­ME GUERRE

La his­to­ria gira en torno de Leo (Anthony Bajon), un joven fran­cés quien deci­dió enlis­tar­se en el ejér­ci­to para que como sol­da­do pudie­ra ser­vir mejor a su patria; jun­to con otros cama­ra­das y muy espe­cial­men­te con su com­pin­che Hicham (Karim Leklou) pro­ce­den­te de Áfri­ca, reco­rren las calles de París tra­tan­do de estar en máxi­ma aler­ta fren­te a cual­quier indi­cio o sos­pe­cha de que pudie­ra acon­te­cer un aten­ta­do. Estan­do a las órde­nes de la sar­gen­to Coli­ne (Leï­la Bekh­ti), Leo se encuen­tra obli­ga­do a mode­rar sus impul­sos de per­se­guir a sos­pe­cho­sos fren­te al celo poli­cial que se lo impide.

El guión de Domi­ni­que Bau­mard en su mayor par­te se dedi­ca a mos­trar el inter­cam­bio que se pro­du­ce entre los sol­da­dos a tra­vés de anéc­do­tas que si bien al prin­ci­pio pue­den inte­re­sar, al irse alar­gan­do resien­ten su rit­mo. A ello se agre­gan algu­nas esce­nas poco con­vin­cen­tes como las que trans­cu­rren en los con­tac­tos tele­fó­ni­cos man­te­ni­dos entre Leo y la pare­ja de un sos­pe­cho­so arres­ta­do a tra­vés de su celu­lar que le ha sido expropiado.

Lo más impor­tan­te del rela­to resi­de en los tra­mos fina­les cuan­do una masi­va demos­tra­ción calle­je­ra abo­gan­do con­tra el capi­ta­lis­mo se enfren­ta con la poli­cía y se pro­du­cen las refrie­gas con­si­guien­tes; es allí que nue­va­men­te se ori­gi­na el dile­ma de has­ta dón­de la bri­ga­da anti­te­rro­ris­ta del ejér­ci­to tes­ti­mo­nian­do hechos vio­len­tos debe per­ma­ne­cer aje­na para que úni­ca­men­te inter­ven­ga la auto­ri­dad poli­cial. En ese esce­na­rio, la his­to­ria adquie­re vigor cuan­do Leo no pudien­do admi­tir su impo­ten­cia deci­de actuar como un digno sol­da­do, des­obe­de­cien­do las órde­nes de sus superiores.

El film, cier­ta­men­te bien inten­cio­na­do, intere­sa más por su temá­ti­ca que por su rea­li­za­ción; eso es debi­do a que su narra­ti­va no está con­ve­nien­te­men­te esbo­za­da como así tam­bién no exis­te una mayor explo­ra­ción psi­co­ló­gi­ca de sus per­so­na­jes; de todos modos, que­da cla­ro su men­sa­je de que “el enemi­go está entre noso­tros” y de algún modo es nece­sa­rio superarlo.

Mes jours de gloi­re (Fran­cia)

La sim­pa­tía que ofre­ce Vin­cent Lacos­te como pro­ta­go­nis­ta de este film de Antoi­ne DeBary no com­pen­sa la falen­cia de su ende­ble guión escri­to con Elias Bel­ked­dar dan­do como resul­ta­do una ende­ble e intras­cen­den­te comedia.

Vin­cent Lacos­te en MES JOURS DE GLOIRE

Lacos­te da vida a Adrien, un joven de 25 años que se acer­ca a su trein­te­na pero que aún no logró la madu­rez com­ple­ta como adul­to dado su com­por­ta­mien­to pro­pio de un ado­les­cen­te qui­cea­ñe­ro. Así en la pri­me­ra esce­na se le obser­va haber lla­ma­do a los bom­be­ros por la ame­na­za de fue­go que se cier­ne en su depar­ta­men­to; obvia­men­te, ese es un fal­so pre­tex­to para que pue­da pene­trar en su vivien­da por­que olvi­dó su lla­ve. Ese paso de come­dia cede inme­dia­ta­men­te lugar a otra secuen­cia en la que Adrien como actor ani­ma el rol del joven Char­les de Gau­lle para una pelí­cu­la a car­go de un rea­li­za­dor alemán.

Lo esen­cial de la tra­ma resi­de en la vul­ne­ra­bi­li­dad de Adrien al sen­tir­se ame­dren­ta­do y teme­ro­so por pro­ble­mas de erec­ción; eso moti­va a que en sus encuen­tros con Léa (Noée Abi­ta), una mucha­cha que sim­pa­ti­za con él, evi­te cual­quier acer­ca­mien­to dema­sia­do ínti­mo para que no se refle­je su impotencia.

Si bien la cri­sis exis­ten­cial que afec­ta al mucha­cho con su viri­li­dad pues­ta a prue­ba podría gene­rar una sóli­da come­dia dra­má­ti­ca, el efec­to se dilu­ye a tra­vés de dife­ren­tes peri­pe­cias que no ter­mi­nan de encuadrar.

Con una rea­li­za­ción no exen­ta de situa­cio­nes este­reo­tio­pa­das, la his­to­ria deja en un segun­do plano el ámbi­to fami­liar de su pro­ta­go­nis­ta en don­de Emma­nue­lle Devos como la psi­có­lo­ga madre y Chris­tophe Lam­bert como el alcohó­li­co padre de Adrien poco apor­tan a este desa­bri­do relato.

La Viu­da Alegre

THE MERRY WIDOW POR EL BALLET DE AUSTRALIA

El Aus­tra­lian Ballet cuen­ta con un vas­to reper­to­rio de clá­si­cos del ballet y de obras con­tem­po­rá­neas de los prin­ci­pa­les coreó­gra­fos inter­na­cio­na­les y aus­tra­lia­nos. Esta com­pa­ñía reco­no­ci­da inter­na­cio­nal­men­te es elo­gia­da por su vita­li­dad y esti­lo téc­ni­co; de allí que des­pier­ta expec­ta­ti­va la pre­sen­ta­ción de The Merry Widow, (La Viu­da Ale­gre) la céle­bre ope­re­ta de Franz Lehár com­pues­ta en 1905; espe­cial­men­te crea­da para este pres­ti­gio­sa con­jun­to de dan­za, este espec­tácu­lo ha sido fil­ma­do en una de sus repre­sen­ta­cio­nes que tuvo lugar en Mayo de este año en la Syd­ney Ope­ra Hou­se para su difu­sión en los cines del mundo.

(Foto de Daniel Boud)

En su adap­ta­ción a la dan­za, el libre­to escri­to por Robert Help­mann basa­do en el ori­gi­nal de Vic­tor Léon y Leo Stein, con­ser­va el espí­ri­tu de la ver­sión ori­gi­nal. La his­to­ria que trans­cu­rre en la emba­ja­da de Pon­te­ve­dro en el Paris de la Belle Épo­que se cen­tra en Han­na Gla­wa­ri, una recien­te viu­da millo­na­ria que pue­de sal­var de la ban­ca­rro­ta a la peque­ña nación siem­pre y cuan­do el Con­de Dani­lo logre con­quis­tar­la para casar­se con ella. El pro­ble­ma está en que tiem­po atrás los dos estu­vie­ron ena­mo­ra­dos cuan­do él era un joven sol­da­do y su rela­ción se inte­rrum­pió al haber­la deja­do. ¿Podrá ella perdonarlo?

(Foto de The Aus­tra­lian Ballet)

Chis­pean­te, bur­bu­jean­te y con con­si­de­ra­ble gla­mour, la román­ti­ca his­to­ria con la encan­ta­do­ra músi­ca de Lehar se con­ju­ga con los ele­gan­tes movi­mien­tos de dan­za de sus exce­len­tes bai­la­ri­nes a tra­vés de la remar­ca­ble coreo­gra­fía de Ronald Hynd; no menos impor­tan­te es su fas­tuo­sa esce­no­gra­fía trans­mi­tien­do el ale­gre cli­ma de los bai­les de salón de París y su des­lum­bran­te ves­tua­rio con­ce­bi­do por Des­mond Hee­ley .

La Orques­ta del Esta­do de Vic­to­ria ha sido diri­gi­da por el maes­tro John Lanch­bery quien igual­men­te fue res­pon­sa­ble del arre­glo orquestal.

Con una dura­ción de 114 minu­tos con 20 minu­tos de inter­va­lo, el ballet The Merry Widow será difun­di­do en Cana­dá en las salas de Cine­plex, el 15 de Noviem­bre de 2020 Para infor­ma­ción adi­cio­nal pre­sio­ne aquí 

Cele­bra­da Ópe­ra de Verdi

RIGO­LET­TO 

El 16 de febre­ro de 2013 se pudo apre­ciar la trans­mi­sión de la cele­bra­da ópe­ra Rigo­let­to de Gui­sep­pe Ver­di. efec­tua­da en direc­to des­de el Metro­po­li­tan Ópe­ra de Nue­va York a 1900 cines de 64 paí­ses inclu­yen­do Canadá.

Este dra­ma de pasión, enga­ño, amor filial y ven­gan­za tie­ne como pro­ta­go­nis­ta a Rigo­let­to, el bufón joro­ba­do de la cor­te del liber­tino Duque de Man­tua y abne­ga­do padre de Gil­da. Cuan­do el duque man­da secues­trar a su hija y la sedu­ce, el afli­gi­do padre, obse­sio­na­do por una mal­di­ción reci­bi­da, cree que la mis­ma comien­za a tener efec­to; a par­tir de ese momen­to el desa­rro­llo de los acon­te­ci­mien­tos adquie­re un giro dra­má­ti­co has­ta lle­gar a un devas­ta­dor desenlace.

Rigo­let­to (Foto: classicalmpr.org)

La mara­vi­llo­sa músi­ca de Ver­di que supo expri­mir con subli­me elo­cuen­cia su con­mo­ve­do­ra tra­ma está inte­gra­da por céle­bres arias, a todas luces excep­cio­na­les. Bas­ta­ría tener en cuen­ta que prác­ti­ca­men­te el mun­do ente­ro cono­ce y tara­rea con gran faci­li­dad “La Don­na é mobi­le” can­ta­da por el villano duque mani­fes­tan­do su des­pre­cio por la volu­bi­li­dad feme­ni­na; igual­men­te es remar­ca­ble la sen­si­bi­li­dad del com­po­si­tor en el bello aria “Cor­ti­gia­ni, vil raz­za don­na­ta” don­de el que­ri­do anti­hé­roe de esta his­to­ria da rien­da suel­ta a su rabia has­ta lle­gar a la implo­ra­ción; a todo ello habrá que con­si­de­rar algu­nos mag­ní­fi­cos due­tos de Gil­da y Rigoletto.

La direc­ción de esta pro­duc­ción está a car­go de Michael Mayer, quien tras­la­dó la his­to­ria del siglo 16 al siglo 20 en los pri­me­ros años de la déca­da del 60, ins­pi­ra­do en la épo­ca dora­da del Rat Pack como una for­ma de home­na­jear a Frank Sina­tra. El direc­tor cuen­ta con un enco­mia­ble elen­co enca­be­za­do por el mag­ní­fi­co barí­tono mon­te­ne­grino Zelj­ko Lucic quien en el rol titu­lar con su pene­tran­te voz y remar­ca­ble pre­sen­cia escé­ni­ca trans­mi­te el pate­tis­mo del bufón con sus face­tas gro­tes­cas, mons­truo­sas y subli­mes a la vez que la de un hom­bre final­men­te des­ga­rra­do por los capri­chos del des­tino. La remar­ca­ble soprano ale­ma­na Dia­na Dam­rau encar­na a su hija Gil­da des­ta­can­do con su radian­te voz las dife­ren­tes face­tas de la joven chi­ca des­pro­vis­ta de su ino­cen­cia. Com­ple­men­tan­do a este dúo de intér­pre­tes de alto nivel se encuen­tra el tenor pola­co Piotr Bec­za­la ani­man­do al ines­cru­pu­lo­so y licen­cio­so Duque de Man­tua, el bajo che­co­es­lo­va­co Ste­fan Kocán es el omi­no­so sica­rio Spa­ra­fu­ci­le y la mez­zo-soprano de Bie­lo­rru­sia Oksa­na Vol­ko­va en su debut para el Met inter­pre­ta a Mad­da­le­na, la her­ma­na de Spa­ra­fu­ci­le.

El maes­tro ita­liano Miche­le Mario­ti diri­ge la Orques­ta del Met. La esce­no­gra­fía es de Chris­ti­ne Jones, el ves­tua­rio de Susan Hil­ferty, la ilu­mi­na­ción de Kevin Adams y la coreo­gra­fía de Steen Hog­gett.

La ópe­ra can­ta­da en su ver­sión ori­gi­nal ita­lia­na con sub­tí­tu­los en inglés será difun­di­da el 14 de noviem­bre de 2020 en los cines de Cine­plex.