UNE HISTOIRE D’AMOUR ET DE DÉSIR. Francia, 2020. Un film escrito y dirigido por Leyla Bouzid. 102 minutos
Después de su exitoso debut con À peine j’ouvre les yeux (2015), la directora Leyla Bouzi retorna con Une histoire d’amour et de désir, una película de exquisita sensibilidad que como lo anticipa su título es de amor y de deseo dentro del contexto de la cultura árabe. Habiendo recibido una cálida acogida en ocasión de su estreno mundial en la Semana de la Crítica de Cannes 2021, lo cierto es que el singular tratamiento en que Bouzid imprime a su relato genera en la audiencia una fascinante atracción.
Si idealmente se supone que el deseo y el amor van siempre unidos para lograr la felicidad de dos seres que se aman, lo cierto es que la excitación sexual como impulsor del vínculo carnal no siempre implica la existencia de un sentimiento amoroso.

Sami Outalbali y Zbeida Belhajamor
La realizadora ubica la trama en París presentando a Ahmed (Sami Outalbali), un joven de 18 años que ha nacido en Francia perteneciendo a una familia argelina y que ha logrado entrar a la Sorbona para efectuar sus estudios de literatura; es ahí donde conoce a Farah (Zbeida Belhajamor) nacida en Túnez quien acaba de llegar al país para estudiar también en la célebre universidad parisina. No obstante tratarse de dos personalidades opuestas en donde él es tímido y un retraído virgen mientras que ella es dinámica y de espíritu liberal, la atracción es mutua. Lo que más trasciende en la narración es la forma de compatibilizar el comportamiento de Ahmed, fuertemente influido por algunas de las limitaciones impuestas por la cultura árabe, con la actitud de Farah quien está más desprendida de la tradición religiosa de su país de origen. Un hecho crucial que configura el núcleo central del relato es cuando la profesora de literatura solicita a Ahmed la lectura de un poema árabe del siglo XII y que explique a la clase su contenido; ese texto imbuido de erotismo en el que un poeta romántico es incapaz de consumar su amor, impulsará a Ahmed a tener que encauzar su actitud represiva en torno al deseo para no malograr el fuerte sentimiento amoroso que le inspira Farah.
Plenamente original ilustrando la resonancia de la literatura poética mediante la celebración del amor la directora ofrece una ingeniosa historia nutrida de sensualidad que es narrada con suma delicadeza, cuidando que el contenido literario no llegue a abrumar ni afectar su fluido ritmo. Para ello Bouzid ha convocado a dos jóvenes actores quienes a través de sus personajes mantienen una notable complicidad. La magnífica interpretación de Outalbali trasunta vivamente el estado emocional de Ahmed manifestado en su inseguridad, vulnerabilidad y en sus contradictorias actitudes; en cuanto a Belhajamor, ella transmite con completa convicción el espíritu de emancipación y fortaleza de la juventud árabe dispuesta a forjar su propio destino.
En esencia, Bouzid confirma su condición de madura realizadora mediante este creativo film capaz de seducir al espectador por su indudable repercusión en la época actual.
Jorge Gutman