Denun­cian­do la Homofobia

BLUE JEAN. Gran Bre­ta­ña, 2022. Un film escri­to y diri­gi­do por Geor­gia Oakley. 97 minutos

Habien­do rea­li­za­do varios cor­tos, este es el pri­mer lar­go­me­tra­je de la direc­to­ra y guio­nis­ta Geor­gia Oakley quien gra­ta­men­te impre­sio­na abor­dan­do deli­ca­da­men­te el tema de la homofobia. 

La acción se desa­rro­lla en Gran Bre­ta­ña hacia fines de la déca­da del 80 tenien­do como pri­me­ra minis­tra a Mar­ga­ret That­cher. Duran­te su gobierno, la orien­ta­ción sexual dife­ren­te, aun­que sin con­fi­gu­rar un deli­to, es con­si­de­ra­da poco menos que degra­dan­te. Es así que en 1988, el gobierno con­ser­va­dor está en el pro­ce­so de intro­du­cir una legis­la­ción cono­ci­da como Sec­ción 28 que prohí­be la pro­mo­ción de la homo­se­xua­li­dad a fin de pro­te­ger a la infan­cia. Cabe acla­rar que dicha ley se man­tu­vo vigen­te has­ta 2000 en Esco­cia y revo­ca­da en 2003 en el res­to del Rei­no Unido.

Rosy McE­wen

Lo que ante­ce­de cons­ti­tu­ye el telón de fon­do del guión de la rea­li­za­do­ra pre­sen­tan­do a Jean (Rosy McE­wen) una pro­fe­so­ra de gim­na­sia de un liceo en el que entre­na a las chi­cas de un equi­po de balon­ces­to. En su acti­vi­dad esco­lar es una per­so­na tran­qui­la, reca­ta­da que guar­da cier­ta dis­tan­cia con sus cole­gas y alum­nas con quie­nes man­tie­ne una bue­na rela­ción pero cui­dan­do de ocul­tar celo­sa­men­te su ten­den­cia sexual para no per­der su empleo. Vivien­do sola en su depar­ta­men­to, su vida sen­ti­men­tal se nutre con su ami­ga Viv (Kerrie Hayes) quien es más abier­ta con res­pec­to a su iden­ti­dad sexual; con ella sue­le fre­cuen­tar en las horas noc­tur­nas bares gays. Asi­mis­mo Jean no es aje­na a las noti­cias trans­mi­ti­das en los medios de difu­sión res­pec­to del impac­to de la Sec­ción 28 y lo que va obser­van­do en los gra­fi­tis de las pare­des con leyen­das en con­tra del homosexualismo.

La ruti­na esco­lar se alte­ra con la lle­ga­da al cole­gio de Lois (Lucy Halli­day), una nue­va alum­na que al adqui­rir con­cien­cia de su sexua­li­dad les­bia­na es obje­to de bur­la y aco­so de sus com­pa­ñe­ros de aula. En la medi­da que esa chi­ca cons­ti­tu­ye un refle­jo de su pro­pia per­so­na­li­dad, Jean tra­ta de pro­te­ger­la; en ese inten­to su vida que­da­rá tras­to­ca­da a par­tir del momen­to en que Viv rom­pe la rela­ción que man­tu­vo con ella.

Sin nece­si­dad de recu­rrir a cli­sés y con mucha suti­le­za la novel direc­to­ra cap­ta muy bien los varia­dos sen­ti­mien­tos que alber­gan a la angus­tia­da Jean a tra­vés de su doble vida y en el que McE­wen, en su pri­mer rol pro­ta­gó­ni­co efec­túa una exce­len­te com­po­si­ción de su personaje.

Con nota­ble auten­ti­ci­dad Oakley ha logra­do un film de rea­lis­mo social efec­tuan­do un remar­ca­ble retra­to de una épo­ca som­bría para aque­llas muje­res que anhe­la­ban no ser dis­cri­mi­na­das por su orien­ta­ción sexual. Se podrá obje­tar que no exis­tan con­tun­den­tes momen­tos emo­cio­na­les, pero con su loa­ble men­sa­je Blue Jean man­tie­ne el inte­rés de la audien­cia denun­cian­do la opre­sión vivi­da duran­te la rei­nan­te homo­fo­bia. Jor­ge Gutman

Implau­si­ble Come­dia Sexual

NO HARD FEE­LINGS. Esta­dos Uni­dos, 2023. Un film de Gene Stup­nitsky. 103 minutos

Una come­dia sexual de muy dudo­so gus­to es lo que se con­tem­pla en No Hard Fee­lings; a pesar de estar pro­ta­go­ni­za­da por la remar­ca­ble Jen­ni­fer Law­ren­ce quien obtu­vo un mere­ci­do Oscar por su actua­ción en Sil­ver Linings Play­book,(2012).

Jen­ni­fer Lawrence

La pre­mi­sa del guión ela­bo­ra­do por el rea­li­za­dor Gene Stup­nitsky con la cola­bo­ra­ción de John Phi­llips en prin­ci­pio ofre­ce cier­to inte­rés. La diná­mi­ca Law­ren­ce ani­ma a Mad­die, una mujer de 32 años que habi­ta en la ciu­dad cos­te­ra de Mon­taux en Long Island; su esti­lo de vida irres­pon­sa­ble moti­va que debi­do a impues­tos impa­gos esté a pun­to de per­der su casa here­da­da de su difun­ta madre mono­pa­ren­tal. A ello se une la cir­cuns­tan­cia de que al estar igual­men­te retra­sa­da en el pago de su coche que lo uti­li­za para su tra­ba­jo en Uber, el vehícu­lo le es remol­ca­do por Gary (Ebon Moss-Bacha­rach), uno de sus varios oca­sio­na­les affaires.

Deses­pe­ra­da por lograr dine­ro ella res­pon­de a un avi­so colo­ca­do por Laird Bec­ker (Matthew Bro­de­rick) y Alli­son Bec­ker (Lau­ra Benan­ti); se tra­ta de un matri­mo­nio millo­na­rio que desea encon­trar a la joven ideal que per­mi­ta salir del cas­ca­rón a su aún vir­gen intro­ver­ti­do hijo Percy (Andrew Barth Feld­man) de 19 años para que pue­da social­men­te adap­tar­se en vís­pe­ras de entrar a la Uni­ver­si­dad de Prin­ce­ton. Des­de el vamos resul­ta un tan­to extra­ño que al entre­vis­tar a la can­di­da­ta de no muy ade­cua­da pre­sen­ta­ción, esta pare­ja la acep­te a pesar de la dife­ren­cia mar­ca­da entre su edad y la de Percy. Dejan­do de lado ese aspec­to, lo cier­to es que Mad­die reci­be del matri­mo­nio un Buick nue­vo cuyo con­fort per­mi­ti­rá trans­por­tar a Percy y poder inti­mar den­tro del mis­mo; asi­mis­mo, ella debe­rá ocul­tar­le el arre­glo dis­pues­to con sus padres.

Si bien el con­tac­to ini­cial de Mad­die con Percy don­de tra­ba­ja de volun­ta­rio en un local de adop­ción de ani­ma­les tie­ne cier­ta gra­cia, la mis­ma rápi­da­men­te se dilu­ye cuan­do en for­ma intem­pes­ti­va ella poco menos que lo arras­tra incor­po­rán­do­lo al coche. A par­tir de allí resul­ta incon­gruen­te com­pro­bar los rús­ti­cos pro­ce­di­mien­tos que ella emplea para con­quis­tar­lo; su atre­vi­do com­por­ta­mien­to lo demues­tra cuan­do se des­nu­da en la pla­ya fren­te a él tra­tan­do de sedu­cir­lo, o bien cuan­do vio­len­ta­men­te irrum­pe en una fies­ta don­de él cele­bra con sus com­pa­ñe­ros de cla­se el final de los estudios.

Aun­que es indu­da­ble que Law­ren­ce des­plie­ga una ener­gía irre­fre­na­ble a lo lar­go de esta his­to­ria, lo cier­to es que su ines­ta­ble, inma­du­ro y absur­do per­so­na­je impi­de que pue­da exis­tir el míni­mo de empa­tía reque­ri­do. Eso es debi­do a una pobre mar­ca­ción acto­ral impre­sa por el rea­li­za­dor, quien pare­ce estar con­ven­ci­do de que de ese modo la pelí­cu­la pro­vo­ca­rá hila­ri­dad a la audien­cia. Ade­más el con­tra­dic­to­rio libre­to des­ta­ca en Percy a un joven con madu­rez sufi­cien­te en su com­por­ta­mien­to sin que demues­tre ser el anti­so­cial mucha­cho como lo creen sus padres.

Tan­to Stup­nitsky y su coguio­nis­ta tra­tan de demos­trar el empo­de­ra­mien­to feme­nino a tra­vés de la con­duc­ta tor­pe e idio­ta de una mujer libe­ra­da; cla­ro está que ésa no es la mane­ra en que el movi­mien­to #metoo per­si­gue su objetivo.

Para rema­tar este sexis­ta e inno­cuo rela­to pre­ten­di­da­men­te cómi­co, el flá­ci­do guión nutri­do de pobres diá­lo­gos tra­ta de ser com­pla­cien­te demos­tran­do cómo a la pos­tre sus prin­ci­pa­les per­so­na­jes arri­ba­rán a un feliz des­en­la­ce. En el elen­co níti­da­men­te sobre­sa­len Law­ren­ce y Barth Feld­man, aun­que es de lamen­tar que hayan brin­da­do sus talen­tos al ser­vi­cio de este falli­do y pres­cin­di­ble pro­yec­to. Jor­ge Gutman

La pasión por el baile

HAIRS­PRAY 

La come­dia esta­dou­ni­den­se Hairs­pray de 1988 del rea­li­za­dor John Water será repues­ta en los pró­xi­mos días den­tro de la serie Clas­sic Films de Cineplex.

Collen Fitz­pa­trick, Deb­bie Harry, Divi­ne y Ricky Lake

El guión del rea­li­za­dor ubi­ca la acción en Bal­ti­mo­re en 1962, épo­ca en que comen­za­ba a mani­fes­tar­se la inte­gra­ción racial de un país que segre­gó duran­te lar­go tiem­po a la gen­te de color. En ese con­tex­to, se encuen­tra la obe­sa ado­les­cen­te Tracy Turn­blad (Ric­ki Lake) quien es una apa­sio­na­da del bai­le y anhe­la par­ti­ci­par en “El Show de Corny Collins”, el pro­gra­ma tele­vi­si­vo de dan­za más impor­tan­te de esa ciu­dad. Ahí ten­drá que com­pe­tir con la esno­bis­ta Amber (Collen Fitz­pa­trick) con­si­de­ra­da la rei­na del pro­gra­ma y apo­ya­da por su padre (Sonny Bono) quien es pro­pie­ta­rio de un par­que de diver­sio­nes y de su madre (Deb­bie Harry). Sin entrar en deta­lles adi­cio­na­les, Tracy logra­rá ven­cer los esco­llos que se le pre­sen­tan al impre­sio­nar con su diná­mi­ca y atrac­ti­va for­ma de bai­lar, a pesar de cier­tas obje­cio­nes de su madre (Divi­ne) pero que en últi­ma ins­tan­cia se some­te jun­to con su mari­do (Jerry Sti­ller) a las fan­ta­sías de la joven.

Aun­que el film no deja de esbo­zar la dis­cri­mi­na­ción racial exis­ten­te con los eje­cu­ti­vos del pro­gra­ma que resis­ten la inte­gra­ción y el deseo de Tracy de que el pro­gra­ma per­mi­ta incluir a todas las chi­cas negras de Bal­ti­mo­re, el prin­ci­pal pro­pó­si­to del film es retra­tar a la juven­tud de esa épo­ca bai­lan­do, al com­pás de los rit­mos de los temas de la músi­ca pop prevalecientes.

El éxi­to logra­do en su momen­to moti­vó que Hairs­pray se con­vir­tie­ra en una come­dia musi­cal estre­na­da en Broad­way en 2002 y pos­te­rior­men­te se hizo una nue­va ver­sión cine­ma­to­grá­fi­ca en 2007 diri­gi­da por Adam Shank­man con John Travolta.

Con bue­nos valo­res de pro­duc­ción, la par­ti­ci­pa­ción de un com­pe­ten­te elen­co y una ágil direc­ción de Waters, se apre­cia una pelí­cu­la juve­nil que a pesar del paso del tiem­po logra entre­te­ner des­ta­can­do la cama­ra­de­ría, los valo­res fami­lia­res como así el de la amistad.

La pelí­cu­la será exhi­bi­da a par­tir del 23 de junio de 2023 en las salas de Cine­plex

Livia­na Come­dia Juvenil

COEUR DE SLUSH. Cana­dá, 2023. Un film de Mari­loup Wol­fe. 115 minutos

Esta come­dia juve­nil de Mari­loup Wol­fe está basa­da en la nove­la de la escri­to­ra Sarah-Mau­de Beau­ches­ne narran­do las peri­pe­cias de una joven ado­les­cen­te duran­te sus vaca­cio­nes de verano en los Can­to­nes del Este de Quebec.

Coeur de Slush (Lilia­ne Skelly, Fra­nçoi­se Létor­neau y Cami­lle Felton)

La adap­ta­ción rea­li­za­da por la auto­ra se cen­tra en Billie (Lilia­ne Skelly), una chi­ca de 16 años que emo­cio­nal­men­te se sien­te retra­sa­da como mujer; con su mens­trua­ción tar­día, sus pier­nas un poco lar­gas, uni­do al fac­tor de no haber teni­do expe­rien­cia sen­ti­men­tal algu­na, hace que su vida con­tras­te con la de su her­ma­na mayor Anne­te (Cami­lle Fel­ton), más elo­cuen­te y chis­pean­te. Ambas her­ma­nas guar­dan una bue­na rela­ción fra­ter­nal y en esos meses de verano, las dos se desem­pe­ñan como soco­rris­tas del par­que acuá­ti­co pró­xi­mo al lugar don­de residen.

El nudo cen­tral del rela­to se pro­du­ce cuan­do Anne­te des­pués de haber sido deja­da de lado por Emi­le (Jacob Whi­te­duck-Lavoie), el geren­te del par­que con quien man­tu­vo un víncu­lo pasa­je­ro, se sien­te aho­ra atraí­da por el joven cam­peón del ciclis­mo Pie­rre Forest (Joseph Delo­rey) que tra­ba­ja en el lugar. Por su par­te Billie sien­te su cora­zón pal­pi­tar por vez pri­me­ra cuan­do cono­ce al popu­lar ciclis­ta y de allí expe­ri­men­ta un amor a pri­me­ra vis­ta, lo que ori­gi­na una fuer­te fric­ción entre las dos her­ma­nas. Asi­mis­mo, Billie atraí­da por Pie­rre tra­ta de vivir su rela­ción amo­ro­sa con la mayor inten­si­dad has­ta vivir con él su pri­me­ra expe­rien­cia sexual; asi­mis­mo, con su pro­pen­sión a la poe­sía ella vuel­ca en el papel poe­mas en que va rela­tan­do la varie­dad de sen­ti­mien­tos que emo­cio­nal­men­te la albergan.

Cier­ta­men­te el rela­to dis­ta de ser ori­gi­nal pero hay varios aspec­tos des­ta­ca­bles. En pri­mer lugar es el mag­ní­fi­co elen­co don­de la debu­tan­te Skelly des­lum­bra con la sen­si­bi­li­dad que logra trans­mi­tir en el per­so­na­je pro­ta­gó­ni­co; a su vez Fel­ton como la per­fec­ta her­ma­na brin­da con­vic­ción en el víncu­lo man­te­ni­do con Billie. Com­ple­men­tan­do el elen­co el vete­rano Fra­nçois Létour­neau en el rol de padre des­ti­la ter­nu­ra preo­cu­pán­do­se sobre lo qué acon­te­ce con sus dos hijas. A la sim­pa­tía don­jua­nes­ca que ofre­ce Delo­rey como el rom­pe­co­ra­zo­nes de ambas her­ma­nas, el elen­co se com­ple­te con Sal­ma Serra­ji y Vivi-Anne Riel como las gran­des ami­gas de Billie.

Com­ple­men­tan­do la logra­da foto­gra­fía de Simon-Pie­rre Gin­gras se halla la agra­da­ble ban­da sono­ra de Jean-Phi Gon­cal­ves ani­ma­da con bellas can­cio­nes en don­de la más popu­lar es la de Joe Das­sin Et si tu n’existais pas que es la pre­fe­ri­da de Pie­rre y que Billie la can­ta en públi­co para tra­tar de atraerlo.

Tenien­do como des­ti­na­ta­rio prin­ci­pal a un públi­co ado­les­cen­te, den­tro de su livian­dad Coeur de Slush no resul­ta dema­sia­do memo­ra­ble; con todo es loa­ble la rea­li­za­ción correc­ta de Wol­fe al enfa­ti­zar la impor­tan­cia de la uni­dad fami­liar ilus­tran­do cómo se for­ta­le­ce el víncu­lo fra­ter­nal superan­do la riva­li­dad exis­ten­te, al pro­pio tiem­po que resal­ta el valor de la amis­tad. Jor­ge Gutman

Bello Roman­ce Platónico

PAST LIVES. Esta­dos Uni­dos-Corea del Sur, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Celi­ne Song. 106 minutos.

¿Pue­de con­ce­bir­se un film román­ti­co, sin que las par­tes invo­lu­cra­das no lle­guen a inti­mar, ni besar­se e inclu­so sin tomar­se de la mano? Eso es posi­ble a tra­vés del bello y melan­có­li­co film escri­to y diri­gi­do por Celi­ne Song. Cier­ta­men­te, la rea­li­za­do­ra de ori­gen coreano que resi­de en Esta­dos Uni­dos cono­ce a fon­do la idio­sin­cra­sia y cos­tum­bres de su país natal y eso ha influi­do para que Past Lives resul­te total­men­te con­vin­cen­te tan­to en su con­cep­ción como en los sen­ti­mien­tos que ani­dan en los per­so­na­jes pro­ta­gó­ni­cos del relato.

El comien­zo trans­cu­rre en Seúl en los últi­mos años del siglo pasa­do en don­de viven Na Young (Moon Seung-ah) de 12 años y Hae Sung (Leem Seung-min) de su mis­ma edad; ellos son gran­des ami­gos y com­pa­ñe­ros de aula en don­de como bri­llan­tes alum­nos com­pi­ten para ver quien ocu­pa el pri­mer pues­to. Sin embar­go esa pro­fun­da amis­tad no lle­ga­rá a con­so­li­dar­se en una rela­ción sen­ti­men­tal por cuan­to Na debe­rá via­jar con su fami­lia pri­me­ro a Toron­to y pos­te­rior­men­te a New York por opor­tu­ni­da­des de empleo de su padre que es direc­tor de cine. La sepa­ra­ción es tris­te pero resul­ta irre­me­dia­ble y es así que en el últi­mo encuen­tro se apre­cia cómo meta­fó­ri­ca­men­te diver­gen los cami­nos de cada uno regre­san­do al hogar.

Teo Yoo y Gre­ta Lee

La his­to­ria avan­za 12 años y vemos que Na habien­do cam­bia­do su nom­bre por Nora (Gre­ta Lee) es una dra­ma­tur­ga bien afin­ca­da en New York y sola­men­te uti­li­za su len­gua mater­na cuan­do se comu­ni­ca con su madre; por su par­te Hae Sung (Teo Yoo) sigue vivien­do en Seúl rea­li­zan­do sus estu­dios de inge­nie­ría. A tra­vés de Face­book él logra ubi­car a Nora y es así que ambos, sepa­ra­dos por miles de kiló­me­tros, median­te Sky­pe reanu­dan la rela­ción inte­rrum­pi­da.. En esas con­ver­sa­cio­nes que­da implí­ci­ta la exis­ten­cia de un sen­ti­mien­to pla­tó­ni­co en la medi­da que cada uno con­fie­sa al otro que se han extra­ña­do. Con­si­de­ran­do que nin­guno de ellos pien­sa dejar el lugar en el que se encuen­tran, lle­ga un momen­to en que Nora pre­fie­re no seguir man­te­nien­do por un tiem­po ese víncu­lo virtual.

El guión de la rea­li­za­do­ra nue­va­men­te tras­la­da el tiem­po en 12 años y es aho­ra en la épo­ca actual en que Nora que se ha casa­do con Arthur (John Maga­ro), un neo­yor­kino que tam­bién es dra­ma­tur­go, lle­va una exis­ten­cia tran­qui­la y no hay indi­cio que indi­que algu­na ano­ma­lía en el víncu­lo con­yu­gal. En tan­to Hae Sung ha teni­do en ese tiem­po una novia con la que actual­men­te se encuen­tra dis­tan­cia­do. El film alcan­za su cli­max cuan­do el coreano deci­de efec­tuar un via­je a New York para reen­con­trar­se con Nora.

En esta últi­ma par­te resul­ta admi­ra­ble com­pro­bar con qué suti­le­za la novel rea­li­za­do­ra gene­ra la ten­sión román­ti­ca de Nora y su ami­go de infan­cia; las mira­das, silen­cios y ges­tos expre­san mucho más que las pala­bras. En tal sen­ti­do Song explo­ra el con­cep­to de in-yun, un fenó­meno cul­tu­ral coreano por el cual la cone­xión que ha exis­ti­do entre dos seres en una vida pasa­da se encuen­tra ren­car­na­da en la exis­ten­cia actual; cla­ro está que ni Nora ni Hae Sung son aho­ra lo que eran cuan­do niños.

Evi­tan­do lo que podría resul­tar pre­de­ci­ble, el film adop­ta un cri­te­rio rea­lis­ta en don­de Hae Sung res­pe­ta la inte­gri­dad del matri­mo­nio en con­so­nan­cia con Nora que no habrá de que­bran­tar su vida con­yu­gal com­par­ti­da por un mari­do com­pren­si­vo y tole­ran­te. Es así como esta his­to­ria sin acu­dir a gol­pes bajos con­du­ce a un con­vin­cen­te y rea­lis­ta des­en­la­ce suma­men­te conmovedor..

En resu­men, con un redu­ci­do y sobre­sa­lien­te elen­co, Song ofre­ce un dra­ma román­ti­co de remar­ca­ble cali­dad capaz de gene­rar la com­ple­ta empa­tía del espec­ta­dor con sus per­so­na­jes. Jor­ge Gutman