Crónica de Jorge Gutman
LE PĖRE. Texto: Florian Zeller. Adaptación: Emmanuel Reinchenbach. Dirección: Édith Patenaude. Elenco: Adrien Bletton, Sofia Blondin, Fayolle Jean Jr., Marc Messier, Noémie O’Farrell y Catherine Trudeau. Escenografía: Odile Gamache y Julie Measroch. Vestuario: Cynthia St-Elais. Iluminación: Julie Basse. Música: Alexander Macsween. Asistente de Dirección: Adèle Saint-Amand Duración: 90 minutos sin entreacto. Representaciones: Hasta el 21 de abril de 2024 en el Théâtre du Nouveau Monde
Habiendo sido elogiado como escritor, Florian Zeller también ha logrado gran éxito como dramaturgo, donde entre varias de sus obras, Le Père creada en 2012 ha sido calurosamente aplaudida por exponer con gran lucidez un grave problema que afecta en especial a la gente de edad mayor como lo es la demencia senil. En tal sentido, la presentación de esta pieza por parte del TNM es a todas luces un gran logro artístico al permitir que esta enfermedad neurodegenerativa caracterizada por la pérdida progresiva de la memoria, se transmita con máxima intensidad a través de su personaje protagónico.
La pieza que en la adaptación de Emmanuel Reinchenbach transcurre en Montreal presenta a André (Marc Messier), un octogenario jubilado que es reprendido por su hija Anne (Catherine Trudeau) al sentirse frustrada porque él despidió a la tercera cuidadora consecutiva que lo estaba atendiendo alegando que ella le había sustraído su reloj. Es así que Anne ha dispuesto contratar a Laura (Sofia Blondin), una nueva enfermera, a pesar de que André insiste en que puede manejarse por su cuenta sin asistencia alguna aunque su inestable condición mental demuestra lo contrario. Asimismo Anne le hace saber que ella se mudará a Toronto con su pareja Pierre (Fayolle Jean Jr.) aunque regresará los fines de semana para estar a su lado; de allí la importancia de que en su ausencia su padre esté supervisado por Laura.
Este emocionante drama se distingue de otros que han considerado la misma temática porque en su mayor parte enfoca la visión de lo que acontece a través de la mente de André. Teniendo en cuenta los problemas de desorientación del anciano en su percepción del tiempo y del espacio así como en su pérdida parcial de las habilidades cognitivas, la trama cede espacio a un verdadero crucigrama psicológico ya que no se puede afirmar con certeza si lo que él avizora es real o producto de su imaginación. Esa ambigüedad se presenta en varias escenas; en una de ellas él vislumbra a un hombre (Adrien Bletton) que decide llamarse Pierre, ser el marido de Anne y encontrándose en su departamento; en otra secuencia, su hija le niega haberle dicho que se trasladará a Toronto; en una diferente situación ve a una mujer (Noémie O’Farrell) creyendo que es Anne. Es así que uno de los aspectos más cautivantes de esta historia es el desafío del espectador a dilucidar si lo que André ve o menciona responde a la realidad o a su percepción imaginativa como cuando rememora su fantasioso pasado de haber sido un consumado bailarín.
Uno de los pilares de la representación de esta obra reside en la extraordinaria interpretación de Messier que a través de su descomunal trabajo permite que uno se sumerja en la psiquis de André y pueda cabalmente captar su desorientación así como la desolación que lo invade. A través de la fructífera carrera de este estupendo artista del cine y teatro de Quebec, él ratifica una vez más su raigambre actoral maravillando al púbico como el atiborrado y vulnerable padre que con inusitado realismo va atravesando por diferentes estados emocionales hasta culminar en una antológica escena final. A su lado igualmente destella Trudeau como la laboriosa hija que debe lidiar con las bruscas erupciones de su progenitor que va cambiando de un carismático encanto a momentos de manifiesta irascibilidad frente a ella; en tal sentido, la actriz transmite el conflicto interno que la envuelve entre servir a su padre y tratar de salvarse a sí misma incluyendo el riesgo de perder a su pareja; en suma, el vínculo especial establecido entre los dos intérpretes conduce a que la relación padre-hija resulte de increíble autenticidad. En sus respectivos roles de apoyo el resto del elenco se desempeña con absoluta corrección.
Después de haber colaborado en la dirección de Un Enemigo del Pueblo de Ibsen en marzo de 2022, Edith Patenaude retorna al TNM respetando con su lograda puesta escénica el espíritu de la pieza de Zeller. Así como su autor la considera una trágica farsa, la directora comparte su opinión al entremezclar los sonrientes momentos humanos de su protagonista con las tristes situaciones emergentes de su patética condición mental. La única objeción que merece su concepción teatral es el perturbador sonido musical que se genera en los cambios de las escenas en que transcurre la obra.
Dicho lo que precede el amante del buen teatro tiene la oportunidad de apreciar esta conmovedora producción del TNM.