Un Ata­que Brutal

THE ATTACK. El Líbano-Fran­cia, 2012. Direc­ción Ziad Douei­ri. Dis­tri­bu­ción: dFilms (2013) 

El difí­cil tema de la con­vi­ven­cia entre pales­ti­nos e israe­líes que­da evi­den­cia­do en este sóli­do dra­ma psi­co­ló­gi­co. En The Attack,  basa­do en la nove­la de la escri­to­ra arge­li­na Yas­mi­na Kha­dra, el direc­tor liba­nés Ziad Douei­ri abor­da una situa­ción lími­te aun­que rea­lis­ta sobre la posi­bi­li­dad de no lle­gar a cono­cer com­ple­ta­men­te a una per­so­na a pesar de estar con­vi­vien­do con ella. 

Ali Suliman

Ali Suli­man

Ana­li­za­do des­de el pun­to de vis­ta del pro­ta­go­nis­ta, el rela­to está cen­tra­do en un pres­ti­gio­so ciru­jano pales­tino ciu­da­dano de Israel, el Dr. Amin Jaa­fa­ri (Ali Suli­man), quien lle­gó al país hace vein­te años con una beca de estu­dios de medi­ci­na para con­ver­tir­se hoy día en un emi­nen­te ciru­jano; más aún, la pri­me­ra ima­gen del film lo enfo­ca reci­bien­do un pres­ti­gio­so pre­mio del gobierno de Israel por su devo­ción hacia su pro­fe­sión y por el apor­te rea­li­za­do al país; no hay duda de que este hom­bre está com­ple­ta­men­te con­sus­tan­cia­do e inte­gra­do a la socie­dad de Tel Aviv. Casa­do des­de hace 15 años con Siham (Rey­mond Amsa­lem), una mujer cris­tia­na que le pro­di­ga feli­ci­dad, cuen­ta ade­más con bue­nos ami­gos israe­líes y nada indi­ca el tre­men­do gol­pe que habría de reci­bir. Des­pués de los pri­me­ros minu­tos don­de las imá­ge­nes des­cri­ben lo que ante­ce­de, la armo­nía exis­ten­te se quie­bra cuan­do un bom­bar­de­ro sui­ci­da pro­vo­ca la muer­te de 17 per­so­nas en un res­tau­ran­te de la ciu­dad. Asis­tien­do a las víc­ti­mas que no han pere­ci­do, Amin que­da ató­ni­to al des­cu­brir que el bom­bar­de­ro sui­ci­da fue nada menos que su esposa. 

El dolor que expe­ri­men­ta este abne­ga­do hom­bre es doble. Por una par­te ha per­di­do a Siham; por el otro lado se pro­du­ce el duro gol­pe de haber per­ma­ne­ci­do igno­ran­te que ella, de acti­tu­des libe­ra­les y pro­gre­sis­tas, haya esta­do invo­lu­cra­da en acti­vi­da­des sub­ver­si­vas y que para peor resul­ta­ra la eje­cu­to­ra mate­rial de esta terri­ble tra­ge­dia. ¿Cómo pue­de expli­car­se que esta mujer haya cau­sa­do el ase­si­na­to de ino­cen­tes per­so­nas don­de 11 de ellas eran niños cele­bran­do un cumpleaños? 

A par­tir de allí comien­za el gran con­flic­to moral y vía cru­cis que con­du­ce a Amin a empren­der el duro camino de la inda­ga­ción sobre la secre­ta vida de su mujer visi­tan­do los terri­to­rios ocu­pa­dos don­de vive su fami­lia y tra­tan­do de ubi­car al men­tor que incen­ti­vó a Siham a eje­cu­tar el mons­truo­so acto cri­mi­nal. En tal cir­cuns­tan­cia, el facul­ta­ti­vo se encuen­tra con la tris­te situa­ción don­de por un lado es menos­pre­cia­do por sus com­pa­trio­tas que lo ven como un com­pla­cien­te ser­vi­dor de Israel, y por el otro lado debe con­fron­tar el hecho de que todo el res­pe­to y posi­ción logra­dos como ciu­da­dano israe­lí que­dan des­va­ne­ci­dos al apa­re­cer como sos­pe­cho­so por un mons­truo­so acto en el que es com­ple­ta­men­te inocente. 

Este rela­to de gran reper­cu­sión moral deja abier­to una difí­cil pre­gun­ta. ¿Pue­de un indi­vi­duo de nobles y huma­nos valo­res como los que carac­te­ri­zan a Amin lle­gar a denun­ciar al país que le brin­dó pres­ti­gio y hono­ra­bi­li­dad los actos de bar­ba­rie de los gru­pos radi­ca­les palestinos? 

Sin duda, el film explo­ra uno de los pro­ble­mas más serios que están en el ojo de la tor­men­ta pro­du­cien­do las rela­cio­nes con­flic­ti­vas entre israe­líes y pales­ti­nos; ade­más ofre­ce un amplio mar­gen para la refle­xión acer­ca de las con­vic­cio­nes ideo­ló­gi­cas de cada una de las par­tes inte­gran­tes del con­flic­to don­de pare­ce­ría impo­si­ble dejar de lado las per­cep­cio­nes y los pre­jui­cios que son los por­ta­do­res de la semi­lla de la des­con­fian­za y del odio prevalecientes. 

Edi­ta­do tan­to en el for­ma­to Blu-Ray asi como en DVD, el film vie­ne acom­pa­ña­do con una entre­vis­ta efec­tua­da al rea­li­za­dor Douei­ri don­de ade­más de sus ante­ce­den­tes mani­fies­ta las razo­nes per­so­na­les que lo lle­va­ron a rea­li­zar The Attack.

Pre­sen­ta­do en su ver­sión ori­gi­nal habla­da en ára­be e israe­lí con sub­tí­tu­los en inglés. Jor­ge Gutman

Ladro­na De Libros

THE BOOK THIEF. Esta­dos Uni­dos-Ale­ma­nia, 2013. Un film de Brian Percival

Resul­ta agra­da­ble com­pro­bar cómo The Book Thief, una nove­la de gran popu­la­ri­dad publi­ca­da en 2005 escri­ta por Mar­kus Zusak, ha logra­do ser tras­la­da­da al cine en for­ma tan cui­da­do­sa logran­do trans­mi­tir la esen­cia y emo­ción con­te­ni­da en la mis­ma. Lo más intere­san­te es que el direc­tor Brian Per­ci­val cui­dó muy bien que la adap­ta­ción rea­li­za­da por Michael Petro­ni no denun­cia­ra su ori­gen lite­ra­rio para en cam­bio trans­mi­tir en for­ma flui­da un dra­ma sóli­do y conmovedor.

Sophie Nélisse, Emily Watson y Geoffrey Rush en THE BOOK THIEF

Sophie Nélis­se, Emily Watson y Geof­frey Rush en THE BOOK THIEF

Algo suma­men­te curio­so es que la his­to­ria es narra­da por la Muer­te (en la voz de Roger Allam) quien actúa como guía y tes­ti­go de lo que acon­te­ce en la Ale­ma­nia nazi a tra­vés de la visión y vici­si­tu­des atra­ve­sa­das por una niña de 11 años. Ella se lla­ma Lie­sel Memin­ger (Sophie Nélis­se) a quien al prin­ci­pio la obser­va­mos en 1938 cuan­do está via­jan­do con su madre y her­mano hacia un lugar no espe­ci­fi­ca­do. Al morir su her­mano y con su madre envia­da a la cár­cel, posi­ble­men­te por sus incli­na­cio­nes comu­nis­tas, la niña es reci­bi­da en adop­ción por el matri­mo­nio Huber­mann que vive en un sitio ale­ja­do de Ale­ma­nia; él es Hans (Geof­frey Rush), un indi­vi­duo de muy agra­da­ble per­so­na­li­dad que tra­ba­ja como pin­tor y com­par­te su vida con Rosa (Emily Watson), su gru­ño­na y tem­pe­ra­men­tal espo­sa aun­que en el fon­do se tra­ta de una mujer de nobles sentimientos.

Aun­que al prin­ci­pio Lie­sel no se encuen­tra muy cómo­da en su nue­vo hogar, pron­to eso habrá de cam­biar fren­te al cari­ño que le dis­pen­sa Hans quien, entre otras cosas, le ense­ña a leer. Mien­tras que el pri­mer libro que la niña uti­li­za es uno que tra­jo con­si­go en oca­sión del fune­ral de su her­mano, pron­ta­men­te ella se apo­de­ra de otro pro­ve­nien­te de una foga­ta pre­pa­ra­da por los nazis; ese hecho lla­ma la aten­ción de la mujer del alcal­de (Bar­ba­ra Auer) quien habrá de faci­li­tar­le en for­ma clan­des­ti­na el uso de la biblio­te­ca de su des­apa­re­ci­do hijo. Adap­tán­do­se gra­dual­men­te a la nue­va for­ma de vida y a sus padres sus­ti­tu­tos, Lie­sel encon­tra­rá en la lec­tu­ra una for­ma de solaz a la vez que una mane­ra de comu­ni­ca­ción apro­pia­da con quie­nes apre­cian el pla­cer de la lectura.

Cuan­do el nazis­mo va cobran­do mayor fuer­za con la irrup­ción de la gue­rra, la his­to­ria cobra ten­sión con la lle­ga­da de Max Van­den­burg (Ben Sch­netzer) a la casa de los Huber­mann; se tra­ta de un mucha­cho judío que es hijo de un ex cama­ra­da que sal­vó la vida de Hans duran­te la pri­me­ra gue­rra mun­dial y por ello se encuen­tra en la obli­ga­ción moral de pro­di­gar­le refu­gio en el sub­sue­lo de su hogar a pesar de los ries­gos que impli­ca esta gene­ro­sa acción. Ade­más de ilus­trar los lazos que Lie­sel man­tie­ne con Max don­de éste le ser­vi­rá de estí­mu­lo para sus aspi­ra­cio­nes lite­ra­rias, el rela­to tam­bién ilus­tra el víncu­lo de amis­tad de la niña con su vecino Rudy (Nico Liersch) y con el paso del tiem­po va enfa­ti­zan­do el modo en que los dife­ren­tes per­so­na­jes de esta his­to­ria van sien­do afec­ta­dos por la gue­rra y los noci­vos efec­tos del horror nazi. 

Adop­tan­do un esti­lo de narra­ción clá­si­ca, Per­ci­val ofre­ce un film que aun­que de esen­cia melo­dra­má­ti­ca evi­ta que las emo­cio­nes des­bor­den logran­do un impac­to dra­má­ti­co cre­cien­te a medi­da que la his­to­ria progresa.

En cuan­to al elen­co, Rush con­tri­bu­ye a brin­dar cali­dez, afec­to y espon­tá­neo humor a su rol, en tan­to que Watson ofre­ce una mag­ní­fi­ca com­po­si­ción de una mujer que ocul­ta en su adus­to ros­tro una insos­pe­cha­da ter­nu­ra que se va reve­lan­do en las eta­pas ulte­rio­res del rela­to. Por su par­te Nélis­se, la hoy ya ado­les­cen­te actriz cana­dien­se, con­fir­ma sus dotes artís­ti­cas ya demos­tra­das en Mon­sieur Lazhar (2011); ani­man­do el rol pro­ta­gó­ni­co per­mi­te que su per­so­na­je tra­sun­te sen­si­bi­li­dad así como una tre­men­da fuer­za expre­si­va que ter­mi­na conmoviendo.

Con­clu­sión: Una bue­na his­to­ria de super­vi­ven­cia duran­te los años de la Ale­ma­nia nazi, resal­tan­do al pro­pio tiem­po la impor­tan­cia de la pala­bra escri­ta y el amor a la lec­tu­ra. Jor­ge Gut­man 

Una Dra­má­ti­ca Reali­dad Social

HELI. Méxi­co, 2013. Un film de Amat Escalante 

Con su ter­ce­ra pelí­cu­la des­pués de San­gre (2006) y Los Bas­tar­dos (2008) Amat Esca­lan­te logra su tra­ba­jo más aca­ba­do por el que le valió obte­ner el pre­mio al mejor rea­li­za­dor en el últi­mo Fes­ti­val de Cannes. 

Heli es un film duro a la vez que uno de los más inquie­tan­tes y per­tur­ba­do­res pro­ve­nien­tes del país azte­ca. Una vez más, su tema es el de la inusi­ta­da vio­len­cia des­ple­ga­da en cier­tas regio­nes de Méxi­co don­de Esca­lan­te no tie­ne repa­ros en mos­trar­la de la mane­ra más explí­ci­ta y bru­tal al pun­to tal que cier­tas esce­nas pro­du­cen una sen­sa­ción de fran­co rechazo. 

 Andrea Vergara en HELI

Andrea Ver­ga­ra en HELI

El rela­to des­cri­be a una humil­de fami­lia de tra­ba­ja­do­res vivien­do cer­ca de Gua­na­juato; la mis­ma está inte­grada por Heli Sil­va (Arman­do Espi­tía), un joven adul­to de 20 años que vive con su espo­sa y su bebé en la casa de su padre jun­to con su her­mana menor Este­la (Andrea Ver­gara) de 12 años. Cuan­do esta ado­les­cen­te se vin­cula sen­ti­men­tal­mente con Alber­to (Juan Eduar­do Pala­cios), un cade­te de la poli­cía local de 17 años, y éste se apo­de­ra de dos paque­tes de cocaí­na per­sua­dien­do a su novia para que guar­de el botín en el hogar de los Sil­va, la suer­te que­da­rá echa­da; en efec­to, la dro­ga mal­di­ta será la chis­pa que invo­lun­ta­ria­mente arras­tra a toda la fami­lia con­du­cien­do a una situa­ción infer­nal que invo­lu­cra a mer­ca­de­res del nar­co­trá­fico. De allí en ade­lan­te se asis­te a un tris­te espec­tácu­lo de horror al pro­du­cir­se el secues­tro de Heli, su her­ma­ni­ta y Alber­to, la nefas­ta vio­la­ción de la joven, y una exten­dida secuen­cia de tor­tura que por razo­nes de dis­cre­ción y buen gus­to no mere­ce ser des­crip­ta pero que es capaz de crear un agu­do sen­ti­mien­to de malestar. 

Fil­mado en for­ma impe­ca­ble, el nihi­lismo de Esca­lante es espe­luz­nante. Así en la lucha empren­di­da con­tra los tra­fi­can­tes de dro­gas que lle­ga a enve­ne­nar a la juven­tud mexi­ca­na se mues­tra al pro­pio tiem­po la acción de un cuer­po poli­cial corrup­to, des­pro­vis­to de com­por­ta­mien­tos éti­cos y de sen­ti­mien­tos huma­nos. Fren­te a este cua­dro des­pia­da­do el rela­to no ofre­ce una míni­ma luz de espe­ran­za para este cán­cer que mina a la socie­dad en su con­jun­to dejan­do pro­fun­das heri­das físi­cas y mora­les que resul­tan difí­ci­les de cicatrizar. 

Este film es un buen expo­nen­te del com­pro­mi­so social que asu­me el cine de Amé­ri­ca Lati­na a la hora actual, abor­dan­do una reali­dad que sacu­de impu­ne­men­te a cier­tas regio­nes del país; solo que­da la duda si aca­so no exis­ten cami­nos alter­na­ti­vos o más suti­les para expo­ner esa cruel violencia. 

Con­clu­sión: Un film enco­mia­ble pero que des­cri­bien­do una tris­te reali­dad social mexi­ca­na des­plie­ga una exa­cer­ba­da bru­ta­li­dad pro­du­cien­do un amar­go sabor en el áni­mo del espec­ta­dor.  Jor­ge Gutman

Los Comien­zos de la Gene­ra­ción Beat

KILL YOUR DAR­LINGS. Esta­dos Uni­dos, 2013. Un film de John Krokidas 

Des­pués de haber sido tra­ta­do en Howl (2010) y en On The Road (2012), nue­va­men­te el cine abor­da el espí­ri­tu inno­va­dor y no con­for­mis­ta de la famo­sa Gene­ra­ción Beat en un film de supe­rior cali­dad. Éste es el caso de Kill Your Dar­lings, don­de el novel rea­li­za­dor John Kro­ki­das, en un guión que le per­te­ne­ce escri­to con Aus­tin Bunn, enfo­ca la géne­sis del movi­mien­to abar­can­do los años de juven­tud del poe­ta Allen Gins­berg con acon­te­ci­mien­tos que gra­vi­ta­ron en ese capí­tu­lo de su exis­ten­cia en la expe­rien­cia vivi­da jun­to a los cama­ra­das con quie­nes le cupo alternar.

Daniel Radcliffe y Dane DeHaan en KILLYOUR DARLINGS

Daniel Rad­clif­fe y Dane DeHaan en KILL YOUR DARLINGS

El rela­to que trans­cu­rre en la déca­da del 40, esbo­za en for­ma un tan­to rápi­da algu­nos aspec­tos de la fami­lia de Allen (Daniel Rad­clif­fe) duran­te sus pri­me­ros años de ado­les­cen­te en Nue­va Jer­sey vivien­do con su padre (David Cross), que era poe­ta y maes­tro de escue­la, y su madre (Jen­ni­fer Jason Leigh), una mujer per­tur­ba­da emo­cio­nal­men­te y con evi­den­tes mues­tras de ines­ta­bi­li­dad men­tal. Su acep­ta­ción en la Uni­ver­si­dad de Colum­bia en Nue­va York cons­ti­tui­rá para el joven una mane­ra de inde­pen­di­zar­se del ámbi­to de sus padres y encon­trar nue­vos cami­nos don­de desa­rro­llar sus inquie­tu­des inte­lec­tua­les a tra­vés de los estu­dios que comien­za a emprender. 

En el recin­to de la uni­ver­si­dad Allen tie­ne la opor­tu­ni­dad de comen­zar a desa­rro­llar y pro­du­cir poe­mas inno­va­do­res y apar­ta­dos de la for­ma de narra­ti­va tra­di­cio­nal que lle­ga­ría a su máxi­ma expre­sión con su famo­so poe­ma épi­co “Howl” publi­ca­do en 1956. Es tam­bién en ese esti­mu­lan­te ambien­te don­de lle­ga a cono­cer a Lucien Carr (Dane DeHaan), un estu­dian­te de libre espí­ri­tu, caris­má­ti­co y seduc­tor que pron­ta­men­te habrá de ejer­cer una influen­cia inte­lec­tual ade­más de carác­ter per­so­nal en lo con­cer­nien­te a la defi­ni­ción de la orien­ta­ción sexual del inci­pien­te poe­ta. Gra­cias a Carr que lo intro­du­ce a su círcu­lo de ami­gos, Gins­berg lle­ga a com­par­tir las fies­tas, las noches de jazz en el bohe­mio Green­wich Villa­ge de Nue­va York, lle­gan­do a cono­cer a figu­ras que años des­pués lle­ga­rían a tras­cen­der lite­ra­ria­men­te, tales como William Burroughs (Ben Fos­ter) y Jack Kerouac (Jack Huston). 

El film cobra un sin­gu­lar impac­to dra­má­ti­co al des­cri­bir la extra­ña rela­ción y nun­ca del todo cla­ra que exis­tió entre Carr y David Kam­me­rer (Michael C. Hall), un ex pro­fe­sor uni­ver­si­ta­rio varios años mayor que él y una espe­cie de pro­tec­tor al que Lucien ter­mi­na matán­do adu­cien­do que fue un depre­da­dor sexual que abu­só de su per­so­na; aun­que con­de­na­do a 20 años de pri­sión, que­dó en liber­tad des­pués de dos años de cárcel. 

Dosi­fi­ca­do con algu­nas notas sór­di­das, como la recien­te­men­te men­cio­na­da, Kro­ki­das uti­li­za una estruc­tu­ra frag­men­ta­da de narra­ción pero sufi­cien­te­men­te cohe­ren­te como para que el públi­co ten­ga una visión cla­ra y pre­ci­sa de las rela­cio­nes per­so­na­les de un gru­po inte­lec­tual que en los años sub­si­guien­tes gra­vi­ta­ría de mane­ra tras­cen­den­tal en la revo­lu­ción lite­ra­ria americana. 

En mate­ria inter­pre­ta­ti­va DeHaan es quien tie­ne mayor opor­tu­ni­dad de luci­mien­to brin­dan­do mati­ces espe­cia­les al diná­mi­co y mag­né­ti­co seduc­tor que logra con­quis­tar a Allen; Rad­clif­fe por su par­te no deja hue­lla algu­na de su Harry Pot­ter demos­tran­do que es capaz de expre­sar mag­ní­fi­ca­men­te el pro­ce­so de madu­rez vivi­do por Gings­berg en una eta­pa cru­cial de su vida. En los roles de apo­yo tan­to Fos­ter como Hus­ton per­mi­ten que fácil­men­te pue­dan ser aso­cia­dos a los per­so­na­jes que les cupo caracterizar. 

Visual­men­te, tan­to la foto­gra­fía de Reed Morano como el ves­tua­rio de Chris­topher Peter­son y los dise­ños de pro­duc­ción de Stephen Car­ter recrean fiel­men­te los luga­res y la épo­ca en que trans­cu­rre la acción. 

Con­clu­sión: La géne­sis de la Gene­ra­ción Beat expues­ta en un film de con­si­de­ra­ble inte­rés. Jor­ge Gutman

Una Casa De Ilusiones

LE BAL­CÓNAutor: Jean Genet – Direc­ción: René Richard Cyr – Elen­co: El Tea­tro du Nou­veau Mon­de pre­sen­ta Éric Ber­nier, Stépha­ne Bre­ton, Sonia Cor­deau, Kim Des­pa­tis, Benoît Drouin-Ger­main, Ber­nard For­tin, Marie-Thé­rè­se For­tin, Marie-Pier Labrec­que, Simon Lacroix, Roger La Rue, Julie Le Bre­ton, Macha Limon­chik, Bruno Mar­cil, Vin­cent-Gui­llau­me Otis y Denis Roy. Deco­ra­dos: Pie­rre-Etien­ne Locas — Ves­tua­rio: Marie-Chan­ta­le Vai­llan­court – Ilu­mi­na­ción: Erwann Ber­nard – Músi­ca Ori­gi­nal: Alain Dauphi­nais. Dura­ción: 1h55 (sin entre­ac­to). Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 3 de diciem­bre 2013 en el Théâ­tre du Nou­veau Mon­de (www.tnm.qc.ca)

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

Esta obra de Jean Genet escri­ta en 1956 es una de las más com­ple­jas de su pro­duc­ción lite­ra­ria y la audaz ver­sión que ofre­ce el Théâ­tre du Nou­veau Mon­de es fiel al espí­ri­tu de la ver­sión ori­gi­nal. Uno de los gran­des pila­res de esta esti­mu­lan­te vela­da tea­tral se debe al direc­tor René Richard Cyr quien con su pues­ta en esce­na des­pier­ta admi­ra­ción trans­mi­tien­do con inten­si­dad la difi­cul­tad de su tra­ma, sobre todo cuan­do se tra­ta de un tea­tro don­de el absur­do coexis­te con el vode­vil para retra­tar a una socie­dad y los meca­nis­mos de poder existente.

Genet ha sido un autor con un pasa­do tur­bio. Ladrón, pro­xe­ne­ta y habién­do­se pros­ti­tui­do gran par­te de su vida, la mitad de su exis­ten­cia la pasó entre rejas lo que no le impi­dió desa­rro­llar su talen­to y pre­ci­sa­men­te por sus bri­llan­tes dotes de escri­tor logró que per­so­na­li­da­des de la talla de Jean Paul Sar­tre, Jean Coc­teau y Pablo Picas­so que­da­sen alta­men­te impre­sio­na­dos y pidie­ran su indul­to. Todo ello vie­ne al caso por­que tra­tán­do­se de un hom­bre que se des­en­vol­vió en los estra­tos mar­gi­na­les de la socie­dad cono­cía muy bien todo lo que ahí acon­te­cía; eso con­tri­bu­yó a for­mar su espí­ri­tu extre­ma­da­men­te anti­con­for­mis­ta y con­ver­tir­se en un impla­ca­ble crí­ti­co del medio social que lo rodea­ba. Esa visión nihi­lis­ta y som­bría que­da tras­lu­ci­da en esta pieza.

El bal­cón del títu­lo de la obra es un bur­del regen­tea­do por una mada­ma y su asis­ten­te que de algún modo con­fi­gu­ra una casa de ilu­sio­nes don­de sus clien­tes no sólo vie­nen para satis­fa­cer sus deseos sexua­les sino tam­bién para dar rien­da a sus emo­cio­nes y fan­ta­sías a tra­vés del jue­go de roles que tie­ne mucho de ritual cere­mo­nial y que lo van ejer­cien­do con las pupi­las del esta­ble­ci­mien­to; adop­tan­do los roles de un obis­po, un juez y de un gene­ral fas­cis­ta, estos indi­vi­duos median­te sus fal­sas iden­ti­da­des hacen gala de los atri­bu­tos que sus inves­ti­du­ras les ofre­ce con todas las impli­can­cias que tra­sun­ta el ejer­ci­cio del poder. Mien­tras tan­to en el exte­rior de la man­sión hay una ciu­dad que ruge con una revo­lu­ción social don­de su gen­te está deci­di­da a derro­car el orden esta­ble­ci­do por una monar­quía com­ple­ta­men­te caduca.

He ahí don­de Genet logra con­ju­gar armo­nio­sa­men­te la reali­dad de lo que acon­te­ce fue­ra del bal­cón, con la fan­ta­sía que se desa­rro­lla den­tro de sus pare­des; de este modo, con­fron­tan­do la iden­ti­dad de quien es quien con la ilu­sión de lo que uno qui­sie­ra ser, el dra­ma­tur­go ofre­ce su visión sub­ver­si­va. ani­qui­la­do­ra y nefas­ta­men­te lúgu­bre de la sociedad.

Marie-Thérèse Fortin ((Foto de Jean-François Gratton)

Marie-Thé­rè­se For­tin ((Foto de Jean-Fra­nçois Gratton)

La obra tie­ne carác­ter intem­po­ral de allí que muchos de los ele­men­tos aquí pre­sen­ta­dos no exis­tían cuan­do la mis­ma fue escri­ta como por ejem­plo el telé­fono móvil para enviar tex­tos. Pero poco impor­ta su adap­ta­ción al momen­to actual que nos toca vivir. Lo que sí intere­sa es la extra­or­di­na­ria direc­ción escé­ni­ca, la esce­no­gra­fía excep­cio­nal, la rique­za del ves­tua­rio y por supues­to el elen­co de fus­te con 15 estu­pen­dos acto­res enca­be­za­do por Marie-Thé­rè­se For­tin como la mada­ma del pros­tí­bu­lo que man­tie­ne la sar­tén por el man­go, y acom­pa­ña­da entre otros intér­pre­tes por Macha Limon­chik como su fiel asis­ten­te encar­ga­da de los regis­tros con­ta­bles, Bruno Mar­cil como el jefe de poli­cía local, Denis Roy como el juez, Ber­nard For­tin como el gene­ral, Roger Larue como el obis­po y Julie Le Bre­ton, como una emble­má­ti­ca revolucionaria.