El Alma­cén de Kim

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

KIM’S CON­VE­NIEN­CE.  Autor: Ins Choi – Direc­ción: Wey­ni Men­gesha –- Elen­co: Paul Sun-Hyung Lee, Richard Lee, Ron­nie Rowe Jr, Rosie Simon, Jean Yoon –  Esce­no­gra­fía y Ves­tua­rio: Ken Mac­ken­zie – Ilu­mi­na­ción: Loren­zo Savoi­ni – Dise­ño de Soni­do: Tho­mas Ryder Pay­ne — Dura­ción: 1h20 sin entre­ac­to- Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 19 de Mar­zo de 2017 en la sala prin­ci­pal del Segal Cen­tre (www.segalcentre.org)

Sin que sea auto­bio­grá­fi­co, Ins Choi, el autor de la obra que se comen­ta, se ins­pi­ró en la expe­rien­cia de sus padres quie­nes como inmi­gran­tes arri­ba­ron a Cana­dá en 1975 pro­ce­den­tes de Corea del Sur. De allí sur­ge una his­to­ria de fic­ción que en con­si­de­ra­ble par­te de la mis­ma uno pue­de lle­gar a identificarse.

Jean Yoon y Paul Sun-Hyung Lee

Jean Yoon y Paul Sun-Hyung Lee (Foto de Cylla von Tiedemann)

Cana­dá ha sido tra­di­cio­nal­men­te y lo sigue sien­do un país gene­ro­so que abrien­do sus puer­tas al mun­do, inde­pen­dien­te de raza, sexo o cre­do reli­gio­so, per­mi­te a los recién lle­ga­dos aspi­rar a un futu­ro más ven­tu­ro­so. En tal sen­ti­do, resul­ta loa­ble lo que Kim (Paul Sun-Hyung Lee), con­cre­tó cuan­do hace 4 déca­das vino a vivir a Toron­to; aquí con su seño­ra (Jean Yoon) lle­gó a cons­ti­tuir una fami­lia inte­gra­da con dos hijos y pro­fe­sio­nal­men­te logró ser el pro­pie­ta­rio de un peque­ño alma­cén de comestibles.

La acción que se desa­rro­lla en ese nego­cio duran­te el trans­cur­so de un día, mues­tra a este for­ni­do comer­cian­te orgu­llo­so de lo que posee. Habien­do lle­ga­do a una cier­ta eta­pa de su vida desea fer­vien­te­men­te que Janet (Rosie Simon), su joven hija, se haga car­go del mis­mo para que con­ti­núe fun­cio­nan­do a lo lar­go del tiem­po; pero ella, per­te­ne­cien­te a una nue­va gene­ra­ción, recha­za ter­mi­nan­te­men­te el pedi­do de su padre para vol­car­se de lleno a su pasión de fotógrafa.

RosieSimon, Paul Sun-Hyung Lee, Ronnie Rowe Jr (Foto de Cylla von Tiedemann Convenience, Soulpepper

Rosie Simon, Paul Sun-Hyung Lee y Ron­nie Rowe Jr (Foto de Cylla von Tiedemann) 

Lo des­crip­to cons­ti­tu­ye el prin­ci­pal foco dra­má­ti­co de la obra; como apén­di­ce figu­ra el recha­zo ter­mi­nan­te de Kim a una exce­len­te ofer­ta de com­pra de su nego­cio que está ubi­ca­do en el vecin­da­rio de Regent Park, un sec­tor que con el correr de los años se ha ido revi­ta­li­zan­do y cam­bian­do de fiso­no­mía. El res­to de la pie­za se com­ple­men­ta con situa­cio­nes pun­tua­les que se ade­cuan más a un buen epi­so­dio de un sit­com tele­vi­si­vo que a una obra de tea­tro. Así se pue­de obser­var a este hom­bre de buen cora­zón pero de natu­ra­le­za un tan­to auto­ri­ta­ria vol­car su repu­dio a todo lo que sea japo­nés por­que Japón domi­nó a Corea a prin­ci­pios del siglo pasa­do; eso lo lle­va a impe­dir el esta­cio­na­mien­to ile­gal de coches de mar­ca nipo­na. Otro epi­so­dio lo mues­tra adop­tan­do una acti­tud racis­ta con los negros cuan­do afir­ma a su hija que cual­quier indi­vi­duo de color que lle­ga al nego­cio ata­via­do con cam­pe­ra tie­ne la inten­ción de hur­tar algu­nos de los artícu­los expues­tos. Esa acti­tud hacia los negros igual­men­te se mani­fies­ta cuan­do obser­va con reluc­tan­cia que un poli­cía de dicha raza (Ron­nie Rowe Jr.) gus­ta de su hija.

En líneas gene­ra­les, la pie­za per­mi­te una apre­cia­ción, aun­que sin mayor pro­fun­di­dad, de cier­tos ras­gos de la cul­tu­ra corea­na que inmi­gró a Cana­dá a tra­vés de su per­so­na­je cen­tral, ade­más de ofre­cer algu­nos momen­tos son­rien­tes. Sin embar­go más allá del gap gene­ra­cio­nal apun­ta­do no es mucho más lo que en esen­cia se absor­be de la misma.

Si bien los per­so­na­jes ilus­tra­dos son pin­to­res­cos, el de Jung (Richard Lee), hijo del matri­mo­nio, está muy poco ela­bo­ra­do. Cuan­do des­pués de 16 años de haber aban­do­na­do el hogar, reapa­re­ce ines­pe­ra­da­men­te y le mues­tra a Kim que aho­ra ya es abue­lo, el autor qui­zo aña­dir una nota sen­ti­men­tal a su crea­ción; aun­que eso podría resul­tar admi­si­ble, en cam­bio no lo es que en un abrir y cerrar de ojos Kim se recon­ci­lie con su hijo y le ofrez­ca de inme­dia­to hacer­se car­go del nego­cio. De ese modo, la reso­lu­ción del rela­to es poco convincente.

La inter­pre­ta­ción de Sun-Hyung Lee es excep­cio­nal cons­ti­tu­yen­do el alma de esta pie­za. Simi­la­res méri­tos mere­cen Simon,Rowe Jr. y Yoon; en un rol de esca­sa dimen­sión Lee no des­en­to­na.. Final­men­te, lo que cons­ti­tu­ye un ver­da­de­ro hallaz­go es la mag­ní­fi­ca esce­no­gra­fía de Ken Mac­ken­zie ilus­tran­do realís­ti­ca­men­te el alma­cén de Kim.

Una Vela­da Contemporánea

A CON­TEM­PO­RARY EVENING

El pró­xi­mo espec­tácu­lo del Ballet Bolshoi bajo el nom­bre de A Con­tem­po­rary Eve­ning (Una Vela­da Con­tem­po­rá­nea), que será trans­mi­ti­do a los cines del mun­do inclu­yen­do Cana­dá, con­sis­te en un pro­gra­ma de tres obras de gran desa­fío artís­ti­co per­te­ne­cien­tes a emi­nen­tes coreó­gra­fos del siglo XX.

A Contemporary Evening (Ballet Bolshoi)

Des­pués de lar­go tiem­po, regre­sa al Bolshoi “Rus­sian Sea­sons” con­ce­bi­do por Ale­xei Rat­mans­ki con músi­ca de Leo­nid Des­yat­ni­kov. Crea­do en 2006 para el New York City Ballet con su pri­me­ra pre­sen­ta­ción en 2008 en el esce­na­rio del Bolshoi, es con­si­de­ra­do como un nue­vo clá­si­co. Muchos crí­ti­cos y balle­tó­ma­nos alre­de­dor del mun­do cele­bra­rán su retorno tenien­do en cuen­ta el dis­tin­ti­vo esti­lo de la coreo­gra­fía de Ratmanski.

Otro impor­tan­te ballet es “The Cage” de Jero­me Robins que habien­do sido crea­do en 1951 hoy día sigue sien­do rele­van­te por su remar­ca­ble ener­gía. Esta obra con músi­ca del Cuar­te­to para Cuer­das de Igor Stra­vinsky es rela­ti­va­men­te bre­ve; su rela­to se cen­tra en la ini­cia­ción de niñas muy jóve­nes que comien­zan a des­cu­brir las capa­ci­da­des de sus cuerpos.

La vela­da se com­ple­ta con Etu­des”, coreo­gra­fia­do por Harald Lan­der y con músi­ca de Czerny. Este ballet repre­sen­ta todo aque­llo que una audien­cia desea ver cuan­do asis­te a un espec­tácu­lo de dan­za: bai­la­ri­nas ves­ti­das con tutus blan­cos, bai­la­ri­nes ata­via­dos con leo­tar­dos blan­cos, líri­cos pas-de-deux con la bra­vu­ra de sus solis­tas, extra­or­di­na­rio vir­tuo­sis­mo de la dan­za, com­ple­ta­da con una músi­ca fami­liar y resonante.

El tri­ple pro­gra­ma podrá ser apre­cia­do por la audien­cia cana­dien­se a tra­vés de su pre­sen­ta­ción en las salas de Cine­plex el 19 de Mar­zo a las 12.55 (hora del este)

Para cono­cer los cines que pre­sen­ta­ran este espec­tácu­lo y los hora­rios loca­les pre­sio­ne aquí

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Emo­ti­vo Rela­to Infantil

LE COUER EN BRAI­LLE. Fran­cia-Bél­gi­ca, 2016. Un film de Michel Boujenah

Este film es otro buen ejem­plo de cómo se pue­de narrar una intere­san­te his­to­ria capaz de gus­tar a niños y adul­tos. Enfo­can­do la amis­tad y el cas­to roman­ti­cis­mo de dos pre­ado­les­cen­tes den­tro del mar­co de una come­dia dra­má­ti­ca, el rea­li­za­dor brin­da un rela­to emo­ti­vo a cora­zón abierto.

Alix Vaillot y Jean-Stan du Pac

Alix Vai­llot y Jean-Stan du Pac

Basa­do en la nove­la infan­til homó­ni­ma de Pas­cal Rut­ter y en una adap­ta­ción de Bou­je­nah con la cola­bo­ra­ción de Alfred Lot, Le coeur en brai­lle pre­sen­ta a Marie (Alix Vai­llot), una niña de 12 años, exce­len­te alum­na en la escue­la a la cual asis­te y que ade­más sien­te una gran pasión por la músi­ca y por el vio­lon­che­lo. A pesar de que todo podría mar­char bien, ella tie­ne un gra­ve pro­ble­ma visual por el cual va per­dien­do su vis­ta gra­dual­men­te, hecho que con excep­ción de sus padres per­ma­ne­ce ocul­to a los demás.

Entre sus com­pa­ñe­ros de aula, se encuen­tra Víc­tor (Jean-Stan du Pac), un sim­pá­ti­co y diná­mi­co chi­co que tie­ne difi­cul­ta­des en el estu­dio. Des­de las mira­das ini­cia­les que Marie y Víc­tor se entre­cru­zan tími­da­men­te se obser­va la atrac­ción que ambos sien­ten y a par­tir de allí se gene­ra una román­ti­ca amis­tad. La his­to­ria va ilus­tran­do el modo en que cada uno de ellos se habrá de ayu­dar mutua­men­te; así. ella le apo­ya en sus estu­dios para que lle­gue a ser un mejor alumno; por su par­te Víc­tor, ya sabien­do del gra­ve pro­ble­ma de su ami­ga y sabien­do su gran sue­ño de pasar una prue­ba musi­cal con su ins­tru­men­to para poder ingre­sar a un impor­tan­te con­ser­va­to­rio de músi­ca, la ayu­da­rá para que pue­da con­cre­tar su propósito.

Aun­que el tema se cir­cuns­cri­be fun­da­men­tal­men­te a los dos per­so­na­jes des­crip­tos, el rela­to igual­men­te expo­ne la rela­ción de los chi­cos con sus res­pec­ti­vas fami­lias. Marie debe resis­tir la pre­sión de su padre (Char­les Ber­ling) que quie­re que ella deje la escue­la a fin de hacer­la ingre­sar a una ins­ti­tu­ción para cie­gos para estar mejor pro­te­gi­da; igual­men­te se mues­tra el cáli­do víncu­lo de Vic­tor con su pro­ge­ni­tor (Pas­cal Elbé) en ausen­cia de una madre que ya no está.

El direc­tor demues­tra su gran amor por la infan­cia logran­do de sus jóve­nes intér­pre­tes una impe­ca­ble actua­ción; tan­to Valliot ‑en su debut para el cine- como Du ¨Pac, se desem­pe­ñan con abso­lu­ta natu­ra­li­dad brin­dan­do con­vic­ción a sus per­so­na­jes; en un papel menor tam­bién se des­ta­ca Antoi­ne Khor­sand como el buen ami­go de Víctor.

Den­tro del mar­co de una rea­li­za­ción con­ven­cio­nal, Bou­je­nah expre­sa su gran sen­si­bi­li­dad brin­dan­do un rela­to que des­ti­la huma­ni­dad, ter­nu­ra y una dul­zu­ra que de nin­gún modo empa­la­ga. Jor­ge Gutman

Una Vida Desencantada

UNE VIE. Fran­cia-Bél­gi­ca, 2016. Un film de Stepha­ne Brizé

En un regis­tro com­ple­ta­men­te dife­ren­te al de su exce­len­te penúl­ti­mo film La loi du mar­ché (2014), Stepha­ne Bri­zé abor­da aho­ra Une Vie, basa­do en la nove­la de Guy de Mau­pas­sant (1883). Este libro que ya fue tras­la­da­do al cine en 1958 por Ale­xan­dre Astruc con María Schell en el rol pro­ta­gó­ni­co, es aquí obje­to de un deli­ca­do tra­ta­mien­to evi­tan­do sen­ti­men­ta­lis­mos exa­cer­ba­dos en la des­crip­ción de los con­ti­nuos des­en­can­tos que sufre la pro­ta­go­nis­ta de esta historia.

 Swann Arlaud y Judith Chelma

Swann Arlaud y Judith Chelma

Ambien­ta­da en Nor­man­día a prin­ci­pios del siglo 19, el rela­to adap­ta­do por el rea­li­za­dor con la cola­bo­ra­ción de Flo­ren­ce Vig­non, pre­sen­ta a Jean­ne Le Perthuis de Vauds (Judith Chem­la), una joven de 20 años que es hija del barón Simon-Jac­ques (Jean-Pie­rre Darrou­sin) y de su mujer Ade­laï­de (Yolan­de Moreau). Habien­do sido edu­ca­da en un con­ven­to, todo haría supo­ner que le aguar­da un futu­ro ven­tu­ro­so. Tenien­do en cuen­ta la sen­si­bi­li­dad de Jean­ne, sus padres creen haber­le encon­tra­do el mejor mari­do en Julien de Lama­re (Swann Arlaud), un joven de una fami­lia de alcur­nia que se encuen­tra en pre­ca­ria situa­ción finan­cie­ra. Poco tiem­po des­pués de la boda, la chi­ca des­cu­bre la caren­cia de escrú­pu­los de su espo­so como tam­bién se ente­ra que le es infiel con Rosa­lie (Nina Meu­ris­se), su emplea­da domés­ti­ca. Si bien la pare­ja logra recon­ci­liar­se, Jean­ne ve que su matri­mo­nio vuel­ve a tam­ba­lear cuan­do su mari­do con­ti­núa enga­ñán­do­la, esta vez con la con­de­sa Gil­ber­te de Four­vi­lle (Clo­til­de Hes­me) quien está casa­da con el mejor ami­go de su espo­so (Alain Beigel).

Al que­dar viu­da, la baro­ne­sa retor­na a vivir con sus padres don­de sus des­ven­tu­ras con­ti­nua­rán cuan­do al falle­cer su ado­ra­da madre se impo­ne de que en su juven­tud ella había sido infiel a su padre. Que­dan­do el con­sue­lo de su hijo Paul (Fin­ne­gan Old­field) a quien mima en exce­so, con el paso del tiem­po éste lle­ga­rá a des­po­seer­la de su patrimonio.

Como el títu­lo lo indi­ca, a tra­vés de una vida el rela­to va refle­jan­do la tra­ve­sía emo­cio­nal de Jean­ne duran­te un perío­do de casi tres déca­das, don­de el opti­mis­mo e ilu­sión de sus años de juven­tud se van des­va­ne­cien­do con la des­ilu­sión, des­en­ga­ño, tris­te­za y final­men­te la deses­pe­ra­ción que la ani­ma. Todos los alti­ba­jos de esta mujer sufrien­te están muy bien des­crip­tos por el rea­li­za­dor y aun­que dra­má­ti­ca­men­te no exis­te mayor modu­la­ción en su rela­to, de todos modos el dra­ma cun­de en el áni­mo del espec­ta­dor; en ese aspec­to resul­ta intere­san­te apun­tar que en el encua­dre Bri­zé haya opta­do por el uso de un for­ma­to espe­cial (1,33:1) que tra­du­ce con más inten­si­dad el encie­rro y ausen­cia de espe­ran­za que asis­te a su protagonista.

Judith Chem­la ha sabi­do cap­tar efi­caz­men­te la per­so­na­li­dad de Jean­ne tran­si­tan­do por sus dife­ren­tes esta­dos aní­mi­cos has­ta ir len­ta­men­te per­dien­do su luci­dez men­tal; igual­men­te meri­to­rias son las sóli­das actua­cio­nes de Jean-Pie­rre Darrou­sin y de Yolan­de Moreau.

La cali­dad del rela­to se refuer­za con la bue­na foto­gra­fía de Antoi­ne Héber­lé y los acer­ta­dos dise­ños de pro­duc­ción de Valé­rie Sarad­jian en la repro­duc­ción de época.
Jor­ge Gutman

Un Día que se va Repitiendo

BEFO­RE I FALL Esta­dos Uni­dos, 2016. Un film de Ry Russo-Young

Este film basa­do en la nove­la de Lau­ren Oli­ver (2010) está des­ti­na­do prin­ci­pal­men­te a un públi­co juve­nil. Aun­que bien fil­ma­do, la tra­ma gira en torno a un tema ya vis­to en otras opor­tu­ni­da­des al uti­li­zar una estruc­tu­ra narra­ti­va que con­sis­te en repe­tir varias veces lo que atra­vie­sa su prin­ci­pal personaje.

 Zoey Deutch and Halston Sage

Zoey Deu­tch and Hals­ton Sage

El guión de Maria Mag­gen­ti pre­sen­ta a Samantha Kings­ton (Zoey Deu­tch), una bella ado­les­cen­te que verá trans­cu­rrir un día de su vida de mane­ra espe­cial. Se sabe que es un 12 de febre­ro en el momen­to que ella des­pier­ta; pron­ta­men­te se diri­ge a la escue­la acom­pa­ña­da de sus com­pa­ñe­ras Lind­say (Hals­ton Sage), Elody (Meda­lion Rahi­mi) y Ally (Cynthy Wu), con­si­de­ra­das las más popu­la­res y vis­to­sas del cur­so. Nar­ci­sis­ta y bas­tan­te ape­ga­da a sí mis­mo, a Samantha poco le impor­ta lo que suce­de alre­de­dor suyo, sal­vo con­ser­var su popu­la­ri­dad. Des­pués de la cla­se, estas ami­gas son invi­ta­das a una fies­ta de San Valen­tín que tie­ne lugar en la casa de Kent (Logan Miller), uno de los com­pa­ñe­ros del cur­so que gus­ta de Samantha. Cuan­do la vela­da con­clu­ye, Samantha pro­ce­de a retor­nar a su hogar pero el auto­mó­vil en el que se halla via­jan­do cho­ca con un camión gene­ran­do un gra­ve acci­den­te que le pro­vo­ca su muer­te. Pero no hay por­qué alar­mar­se, ya que la esce­na siguien­te la mues­tra sana y sal­va des­per­tán­do­se por la maña­na en el día anterior.

Lo pre­ce­den­te ocu­pa 20 minu­tos del metra­je y lo que con­ti­nua es la narra­ción de lo que se ha des­crip­to. El rela­to es una mera fan­ta­sía don­de a tra­vés de cada repe­ti­ción esta ado­les­cen­te, que ya cono­ce cómo el día evo­lu­cio­na­rá, tra­ta­rá de corre­gir sus defec­tos para redes­cu­brir la par­te más huma­na de sí mis­ma y lle­gar a ser una per­so­na más agra­da­ble. En con­se­cuen­cia, esa expe­rien­cia per­mi­ti­rá que conoz­ca mejor a sus ami­gas, pue­da adop­tar una acti­tud más ama­ble con Juliet Sykes (Ele­na Kam­pou­ris) ‑una de sus com­pa­ñe­ras de aula que había sido mar­gi­na­da del gru­po y obje­to de burla‑, ser más

sen­si­ble con Kent, apre­ciar cuán impor­tan­te es su her­ma­ni­ta Izzie (Eri­ca Trem­blay), así como dar­se cuen­ta del cari­ño que sien­te por su madre (Jen­ni­fer Beals).

Aun­que bien inten­cio­na­do con una alec­cio­na­do­ra mora­le­ja, el film es fácil­men­te pre­de­ci­ble y care­ce de una intri­ga que des­pier­te la curio­si­dad de lo que ven­drá; así, des­pués de cono­cer­se su plan­teo ini­cial, ya se sabe lo que habrá de ocu­rrir en sus suce­si­vas repe­ti­cio­nes. Con per­so­na­jes esque­má­ti­ca­men­te deli­nea­dos, la úni­ca nota tier­na es una esce­na entre Samantha y Kent que trans­cu­rre duran­te la fiesta.

En los aspec­tos téc­ni­cos de pro­duc­ción se des­ta­ca la bella foto­gra­fía de Michael Fimog­na­ri cap­tan­do los esce­na­rios del noroes­te del Pací­fi­co de Esta­dos Uni­dos, don­de trans­cu­rre la acción. Jor­ge Gutman