CLUB ZERO. Austria-Gran Bretaña-Alemania-Francia-Dinamarca-Qatar, 2023. Un film de Jessica Hausner. 109 minutos
Con una filmografía desigual, la directora austríaca Jessica Hausner ha sido invitada varias veces a Cannes pero su último film Club Zero de modo alguno justifica haber sido incluido en 2023 en la competencia oficial del prestigioso festival de cine. Aunque el punto de partida de la trama resulta interesante, su posterior desarrollo lo desmiente generando una considerable frustración.
El guión de Hausner y Geraldine Bajard presenta a Ms. Dorset (Sidse Babett Knudsen), la directora de una distinguida escuela privada elitista de enseñanza media ubicada en una ciudad no especificada, probablemente de Inglaterra, quien acaba de contratar a. Miss Novak (Mia Wasikowska) para desempeñar la cátedra de Nutrición. Desde su primera clase dirigida a un breve grupo de alumnos, casi todos provenientes de hogares de sólida posición económica, la docente destaca la importancia de la “Consciente Alimentación”; es así que reseña los efectos negativos que el exceso de consumo alimenticio produce en la salud, resaltando igualmente cómo la manufactura de ciertos productos alimenticios atenta al medio ambiente.
Con su carismática presencia, la instructora sabe cómo influir en sus estudiantes al extremo de manipularlos mediante una actitud aparentemente pasiva, en cnsecuencia, algunos de ellos deciden reducir su nivel de comida mientras hay quien se abstiene de comer por completo creyendo que de esta forma podrá sobrevivir. Eso repercute a nivel de sus respectivas familias casi todas convencidas de la maligna influencia ejercida por Novak; no están muy lejos de estar en lo cierto puesto esta singular mujer para lograr su propósito se aprovecha de aquellos adolescentes que resultan más débiles y vulnerables. Entre estos jóvenes se encuentra el diabético y tímido bailarín Fred (Luke Barker) cuyos padres están en Ghana abordando un proyecto, la deportista Ragna (Florence Barker) quien preocupada por mantener su aptitud física se opone a seguir el consejo de sus padres, Ben (Samuel D Anderson) que proviene de un hogar más humilde y goza de una beca escolar, como asimismo se halla la bulímica Elsa (Ksenia Devriendt).
Nutrida de un inaudito fanatismo Novak convoca a los cuatro alumnos mencionados para ingresar al Club Zero, algo parecido a una secta de culto, donde ellos podrán sobrevivir sin alimentación alguna a través de un viaje místico y espiritual.
Dentro de esta disparatada e irrealista historia, uno se pregunta si lo que está viendo responde a una comedia o a una sátira de poca eficacia. Solamente es Hausner la dueña de dar una respuesta sobre qué es lo que ella realmente deseó exponer. A todo ello, la directora ha apelado a ciertas escenas de repelente gusto como es el caso de uno de los personajes demostrando a sus azorados padres cómo vomita la comida que ingirió para volverla a tragar.
Queriendo ser transgresora y audaz, la aparente denuncia de la realizadora sobre el problema de la sobrealimentación queda desbaratada mediante esta historia ridícula que de ningún modo enriquecerá su currículum. Jorge Gutman