La Tra­ge­dia de un Héroe

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

CORIO­LAN. Autor: William Sha­kes­pea­re – Tra­duc­ción y Adap­ta­ción: Michel Gar­neau – Direc­ción y Esce­no­gra­fía: Robert Lepa­ge – Elen­co: Mikhaïl Ahoo­ja, Aria­ne Bella­van­ce-Fafard, Jean-Fra­nçois Blan­chard, Loui­se Bom­bar­dier, Anne-Marie Cadieux, Jean-Fra­nçois Casa­bon­ne, Lyndz Dan­tis­te, Rémy Girard, Ale­xan­dre Goyet­te, Reda Gue­ri­nik, Tania Kon­to­yan­ni, Gabriel Lemi­re, Jean-Moï­se Mar­tin, Wide­mir Nor­mil, Eliott Pla­mon­don, Phi­lip­pe Thi­bault-Denis, Jess Viens et Tatia­na Zin­ga Botao – Ilu­mi­na­ción: Lau­rent Routhier – Ves­tua­rio: Mara Gottler – Músi­ca y Dise­ño Sono­ro: Antoi­ne Bédard – Imá­ge­nes:  Pedro Pires – Dura­ción: 2 horas y 40 minu­tos. (con 20 minu­tos de entre­ac­to inclui­do) – Repré­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 18 de febre­ro de 2019 en el Théâ­tre du Nou­veau Monde

(Foto: Yves Renaud)

La pre­sen­ta­ción de Corio­la­nus que en su ver­sión fran­ce­sa se inti­tu­la Corio­lan cons­ti­tu­ye un hito tan gran­dio­so como espec­ta­cu­lar por el que que­da­rá regis­tra­do como uno de los acon­te­ci­mien­tos tea­tra­les más impor­tan­tes que se haya apre­cia­do en Mon­treal. Sin duda algu­na, el artí­fi­ce de esta obra basa­da en el dra­ma his­tó­ri­co de William Sha­kes­pea­re es el gran dra­ma­tur­go Robert Lepa­ge; bien cono­ci­do y aplau­di­do como un excep­cio­nal crea­dor mul­ti­fa­cé­ti­co, quien para esta rea­li­za­ción ha des­ple­ga­do su infi­ni­ta ima­gi­na­ción recu­rrien­do al empleo de téc­ni­cas moder­nas que pro­du­cen un des­lum­bran­te deli­rio visual.

Lepa­ge man­tie­ne una fre­cuen­te rela­ción con Sha­kes­pea­re, don­de ade­más de haber mon­ta­do Mac­beth y La Tem­pes­tad, en el caso de la pie­za que se comen­ta ésta es la ter­ce­ra vez que la enca­ra en la pro­duc­ción ori­gi­nal que tuvo lugar en 2018 en el Fes­ti­val de Strat­ford. Es esta mis­ma pro­duc­ción la que se apre­cia aho­ra en fran­cés y que gra­cias a la exce­len­te tra­duc­ción y adap­ta­ción de Michel Gar­neau, ha sido moder­ni­za­da aun­que siem­pre res­pe­tan­do el espí­ri­tu del tex­to original.

(Foto: Yves Renaud)

La tra­ma de Sha­kes­pea­re que trans­cu­rre en la Roma Anti­gua en el siglo V antes de la era cris­tia­na es trans­por­ta­da a una épo­ca atem­po­ral; El per­so­na­je pro­ta­gó­ni­co es Cayo Mar­cio, un valien­te gene­ral romano de lina­je aris­to­crá­ti­co, quien con su ejér­ci­to en la gue­rra con­tra los vols­cos lle­ga a ven­cer­los, toman­do la ciu­dad de Corio­les. A su regre­so triun­fal, reci­bien­do de sobre­nom­bre el de Corio­la­nus, es impul­sa­do por su ambi­cio­sa madre Volum­nia para que pue­da ser ele­gi­do Cón­sul de Roma, el car­go más impor­tan­te de la Repú­bli­ca. Pero su natu­ra­le­za arro­gan­te y sober­bia hacia los ple­be­yos moti­va que éstos ini­cien una revuel­ta con­si­de­ran­do al mili­tar como un enemi­go del pue­blo. Esa anti­no­mia exis­ten­te en la lucha de cla­ses entre la ple­be que está pade­cien­do de ham­bre y la éli­te que vive opu­len­ta­men­te moti­va­rá a que los tri­bu­nos como repre­sen­tan­tes del pue­blo logren que Corio­la­nus sea des­te­rra­do de la ciu­dad. Los acon­te­ci­mien­tos pos­te­rio­res y las con­se­cuen­cias que pro­du­cen su exi­lio con­du­ci­rán a la tra­ge­dia del cues­tio­na­do héroe.

Diver­sas lec­tu­ras pue­den efec­tuar­se sobre esta obra de Sha­kes­pea­re, cuyo con­te­ni­do invi­ta a refle­xio­nar sobre algu­nos de los pro­ble­mas que pue­den ser atri­bui­dos a la socie­dad con­tem­po­rá­nea. Así, el popu­lis­mo, el ver­da­de­ro sig­ni­fi­ca­do de la demo­cra­cia, la dema­go­gia, la corrup­ción polí­ti­ca, las intri­gas, cons­pi­ra­cio­nes y trai­cio­nes, la leal­tad pues­ta a prue­ba y la cri­sis de los valo­res mora­les, son aspec­tos que adquie­ren reso­nan­cia actual.

(Foto: Yves Renaud)

La direc­ción de Lepa­ge es sen­ci­lla­men­te magis­tral con su sen­sa­cio­nal pues­ta escé­ni­ca; sien­do asi­mis­mo el res­pon­sa­ble de la esce­no­gra­fía, a tra­vés de una vein­te­na de esce­nas ha logra­do dife­ren­tes deco­ra­dos repre­sen­tan­do la acción que se va desa­rro­llan­do en cada una de las mis­mas don­de su con­tem­po­ra­nei­dad no exclu­ye la pre­sen­cia de la Roma Anti­gua; para ello bas­ta­rá con­tem­plar la pri­me­ra esce­na del pri­mer acto don­de un bus­to de Corio­la­nus deco­ran­do una fuen­te de Roma comien­za a adqui­rir viva voz.

(Foto: Yves Renaud)

Tal como se anti­ci­pó al comien­zo de esta cró­ni­ca, el des­plie­gue visual es fas­ci­nan­te al haber­se recu­rri­do a videos, imá­ge­nes pro­yec­ta­das y pan­ta­llas rota­ti­vas que dan la impre­sión de estar con­tem­plan­do una pelí­cu­la inser­ta­da en el mar­co de una pie­za tea­tral; a modo de ejem­plo, bas­ta­rá citar el rea­lis­mo pro­du­ci­do en la esce­na en que Corio­la­nus se des­pla­za en un auto­mó­vil a alta velo­ci­dad des­de Roma rum­bo al exi­lio. Sería dema­sia­do lar­go enu­me­rar otros logros en esta mate­ria pero lo impor­tan­te es resal­tar la mane­ra en que Lepa­ge ha con­se­gui­do un per­fec­to ensam­ble de la obra lite­ra­ria con los efec­tos espe­cia­les empleados.

(Foto: Yves Renaud)

En mate­ria de inter­pre­ta­ción, el direc­tor con­vo­có a un elen­co alta­men­te com­pe­ten­te. En un per­so­na­je difí­cil y deci­di­da­men­te com­ple­jo Ale­xan­dre Goyet­te brin­da una actua­ción remar­ca­ble al trans­mi­tir inten­sa­men­te la fuer­za, viri­li­dad y vul­ne­ra­bi­li­dad del héroe anti­po­pu­lar que obse­sio­na­do por su sed de ven­gan­za ter­mi­na for­jan­do su trá­gi­co des­tino. A su lado, Anne-Marie Cadieu, quien repre­sen­tó el rol de Volum­nia en 1993, vuel­ca la feroz pasión que emer­ge de esa matriar­ca domi­nan­te y maquia­vé­li­ca que desea lo mejor para su hijo; la esce­na en que ella lan­za sus iras con­tra los tri­bu­nos que lo han des­te­rra­do es de anto­lo­gía, como asi­mis­mo lo es aque­lla otra en que supli­ca a Corio­la­nus que no cons­pi­re con­tra los suyos. El vete­rano y siem­pre efi­caz Rémy Girard con­mue­ve como Mene­nius, el leal y con­fi­den­te ami­go de Corio­la­nus, quien no pue­de con­te­ner su emo­ción en la esce­na en que lo ve par­tir de Roma hacia el exi­lio. Reda Gue­ri­nik es otro de los intér­pre­tes que dota vero­si­mi­li­tud a Aufi­dius, el impla­ca­ble gene­ral de los vols­cos y ren­co­ro­so enemi­go de Corio­la­nus. No menos enco­mia­ble es la par­ti­ci­pa­ción de Loui­se Bom­bar­dier y Phi­lip­pe Thi­bault-Denis trans­mi­tien­do genui­na auten­ti­ci­dad como Bru­nus y Sici­nius, los dos tri­bu­nos que repre­sen­tan la voz de los ple­be­yos. Entre otros acto­res que sobre­sa­len se encuen­tran Wide­mir Nor­mil como Comi­ni­us, el gene­ral a car­go del ejér­ci­to de Roma, Aria­ne Bella­van­ce-Fafard, ani­man­do a Vir­gi­lia, la abne­ga­da espo­sa de Corio­la­nus, y Mikhaïl Ahoo­ja como el asis­ten­te y com­pa­ñe­ro ínti­mo de Aufidius.

Los fac­to­res apun­ta­dos con­tri­bu­yen para que esta ver­sión de Corio­la­nus resul­te una obra maes­tra de impres­cin­di­ble visión. ¡Por Siem­pre Robert Lepa­ge!

Tur­bu­len­ta His­to­ria Romántica

COLD WAR. Polo­nia-Gran Bre­ta­ña-Fran­cia, 2018. Un film de Pawel Pawlikowski

Des­pués de Ida, un memo­ra­ble film pre­mia­do en 2015 con el Oscar a la mejor pelí­cu­la extran­je­ra no habla­da en inglés, el direc­tor Pawel Paw­li­kows­ki regre­sa con Cold War (Polo­nia) don­de en esca­sos 85 minu­tos de dura­ción ofre­ce una peque­ña joya que tie­ne como telón de fon­do la gue­rra fría vivi­da en Euro­pa des­pués de la Segun­da Gue­rra Mun­dial. Pero más allá de pro­fun­di­zar la secue­la del con­flic­to béli­co en Polo­nia, uno de los paí­ses saté­li­tes de la Unión Sovié­ti­ca, el rea­li­za­dor enfo­ca prin­ci­pal­men­te los alti­ba­jos de un apa­sio­na­do roman­ce que vive la pare­ja pro­ta­gó­ni­ca de la his­to­ria narrada.

Tomasz Kot y Joan­na Kulig

El rela­to se ini­cia en 1949 en una zona rural de Polo­nia don­de Wik­tor (Tomasz Kot) — un direc­tor musi­cal y pia­nis­ta- y su cole­ga Ire­na (Aga­ta Kules­za) van reco­gien­do mate­rial de can­tos y bai­les tra­di­cio­na­les que refle­jen el fol­clor de la región a fin de pre­pa­rar un espec­tácu­lo musi­cal. Con ese pro­pó­si­to pro­ce­den a reclu­tar poten­cia­les artis­tas y en uno de los cas­tings rea­li­za­dos, el músi­co que­da muy impre­sio­na­do con la diá­fa­na voz y deter­mi­na­ción mani­fes­ta­da por Zula (Joan­na Kulig), una bella can­tan­te y bai­la­ri­na que ocul­tan­do su tur­bio pasa­do ambi­cio­na desa­rro­llar sus con­di­cio­nes artís­ti­cas. Así, ella que­da de inme­dia­to selec­cio­na­da y aun­que su carác­ter y tem­pe­ra­men­to difie­ra del de su entre­vis­ta­dor, eso no obs­ta para que al poco tiem­po, ade­más del víncu­lo pro­fe­sio­nal, ambos lle­guen a desear­se y amar­se ardien­te­men­te. Sin embar­go, esa rela­ción se encuen­tra en par­te obs­ta­cu­li­za­da cuan­do el empre­sa­rio del espec­tácu­lo (Borys Szyc), gran alia­do de los rusos, exi­ge que sus núme­ros musi­ca­les estén en con­so­nan­cia con las orien­ta­cio­nes del régi­men esta­li­nis­ta; ese cli­ma opre­si­vo que se va crean­do moti­va­rá a que Wik­tor, en un con­cier­to rea­li­za­do en 1952 en Ber­lín Orien­tal, se exi­lie en París aun­que Zula, en ese enton­ces ya con­ver­ti­da en una estre­lla de la can­ción, dude en seguirlo.

A lo lar­go de una déca­da y media en que trans­cu­rre este rela­to con­ci­so y muy bien arti­cu­la­do, se asis­te a las tri­bu­la­cio­nes de estos aman­tes a tra­vés de las fisu­ras, sepa­ra­cio­nes, encuen­tros, des­en­cuen­tros y frus­tra­cio­nes vivi­das que se van pro­du­cien­do no solo en Polo­nia sino tam­bién en Ber­lín, Yugos­la­via y París. El impac­to emo­cio­nal que les pro­du­ce el com­pli­ca­do víncu­lo se inten­si­fi­ca aún más al no saber con­cre­ta­men­te si es mejor apre­ciar el cli­ma de liber­tad que les ofre­ce el mun­do occi­den­tal o en cam­bio vivir en el supues­to paraí­so comu­nis­ta de la tie­rra natal que se encuen­tra eco­nó­mi­ca y polí­ti­ca­men­te inestable.

Este tris­te melo­dra­ma román­ti­co, aus­te­ra­men­te fil­ma­do en blan­co y negro con la exce­len­te foto­gra­fía de Lukasz Zal, des­te­lla por su vir­tuo­sis­mo esti­lís­ti­co, las muy bue­nas inter­pre­ta­cio­nes cen­tra­les ‑sobre todo la de Joan­na Kuling- y por el apor­te de atrac­ti­vos núme­ros musi­ca­les de jazz de la épo­ca en que se desa­rro­lla el rela­to como así tam­bién de músi­ca fol­cló­ri­ca pola­ca. La sobria pues­ta escé­ni­ca de Paw­li­kows­ki reafir­ma su con­di­ción de ser uno de los más impor­tan­tes rea­li­za­do­res de Euro­pa; es así que no resul­ta extra­ño que en el fes­ti­val de Can­nes de 2018 haya sido recom­pen­sa­do con el pre­mio al mejor direc­tor. Jor­ge Gutman

Valien­tes Guerreras

GIRLS OF THE SUN (Les filles du soleil). Fran­cia-Bél­gi­ca-Geor­gia, 2018. Un film escri­to y diri­gi­do por Eva Husson

Una vez más se pro­du­ce la situa­ción don­de las bue­nas inten­cio­nes de un pro­yec­to no bas­tan para que su eje­cu­ción resul­te favo­ra­ble. Éste es el caso de Les Filles du Soleil, un film en el que la direc­to­ra Eva Hus­son deci­dió ofre­cer una visión femi­nis­ta de los ava­ta­res de la gue­rra; sin embar­go, al hacer­lo, ella des­cui­dó impor­tan­tes aspec­tos que impi­den que su humano men­sa­je lle­gue a cun­dir en el áni­mo del espectador.

Golshif­teh Farahani

En la his­to­ria pro­pues­ta por la rea­li­za­do­ra que está basa­da en hechos reales, el esce­na­rio lo brin­da la ende­mo­nia­da gue­rra de Siria que man­te­ni­da des­de 2011 reper­cu­te en los paí­ses limí­tro­fes, espe­cial­men­te en la fron­te­ra con Tur­quía. Es allí don­de los gue­rri­lle­ros de las dis­tin­tas rami­fi­ca­cio­nes del Esta­do Islá­mi­co (EI) han deso­la­do aldeas, pue­blos y ciu­da­des sem­bran­do la des­truc­ción físi­ca y huma­na. Para tra­tar de ven­gar­se del mal infli­gi­do un buen núme­ro de muje­res kur­das valien­tes deci­den lan­zar una ofen­si­va con­tra las fuer­zas opre­so­ras. Así se lle­ga a cono­cer a Bahar (Golshif­teh Faraha­ni), quien con su pre­sen­cia caris­má­ti­ca coman­da el bata­llón feme­nino de su peque­ño ejér­ci­to y den­tro de ese entorno se encuen­tra Mathil­de (Emma­nue­lle Ber­cot), una repor­te­ra de gue­rra fran­ce­sa dis­pues­ta a repor­tar a estas muje­res com­ba­tien­tes y a la vez tes­ti­mo­niar lo que está presenciando.

Fun­da­men­tal­men­te, el rela­to se cen­tra en torno de estas dos muje­res don­de cada una de ellas arras­tra un acia­go pasa­do. A tra­vés de flash­backs se apre­cia el terri­ble dolor de
Bahar cuyo pue­blo ha sido saquea­do por el gru­po arma­do del EI y que ade­más de haber pre­sen­cia­do el ase­si­na­to de su mari­do no pudo evi­tar que rap­ta­ran a su joven hijo Hemin (Tor­ni­ke Alie­vi) con el pro­pó­si­to de adoc­tri­nar­lo y con­ver­tir­lo en un niño sol­da­do al ser­vi­cio del igno­mi­nio­so gru­po terro­ris­ta; de allí que para esta madre, el res­ca­te de Hemin adquie­re capi­tal impor­tan­cia ade­más de tomar repre­sa­lias por haber sido rete­ni­da como escla­va sexual antes de haber logra­do esca­par. Por su par­te Mathil­de, sufrió la pér­di­da de un ojo cubrien­do el bom­bar­deo en la ciu­dad siria de Homs, como así tam­bién enviu­dó al haber pisa­do su mari­do en Libia un terreno minado.

Cier­ta­men­te, la rea­li­za­do­ra ha que­ri­do home­na­jear a la mujer demos­tran­do que cuan­do lle­ga la hora de la ver­dad es tan vale­ro­sa como lo pue­de ser un hom­bre enfren­tan­do a un mor­tal enemi­go. Sin embar­go, este film ado­le­ce de varios erro­res con­si­de­ra­bles comen­zan­do por su estruc­tu­ra; al rela­cio­nar los acon­te­ci­mien­tos pre­sen­tes con los del pasa­do, esa inser­ción ade­más de no ser flui­da influ­ye nega­ti­va­men­te en su narra­ción que peca por su fal­ta de suti­le­za. A ello se agre­gan los este­reo­ti­pa­dos diá­lo­gos con fra­ses impos­ta­das que no lle­gan a gra­vi­tar y sobre todo las lar­gas bata­llas; éstas, que han sido fil­ma­das des­pro­li­ja­men­te, están acom­pa­ña­das en gran par­te por una músi­ca poco satis­fac­to­ria del com­po­si­tor Mor­gan Kibby “mar­ti­llan­do” los momen­tos más dra­má­ti­cos a fin de for­zar la emo­ción del espectador.

A nivel de inter­pre­ta­ción no hay mayor obje­ción que rea­li­zar dado que tan­to Golshif­teh Faraha­ni como Emma­nue­lle Ber­cot trans­mi­ten con con­vic­ción lo que sus per­so­na­jes les deman­dan a pesar de no estar bien dia­gra­ma­dos; en todo caso la bue­na actua­ción no pue­de en este caso sal­var las falen­cias de este bien ins­pi­ra­do film femi­nis­ta pero mal resuel­to. Jor­ge Gutman

Una Mujer Excepcional

ON THE BASIS OF SEX. Esta­dos Uni­dos, 2018. Un film de Mimi Leder

A pocos meses de haber­se estre­na­do el docu­men­tal RBG cen­tra­do en la per­so­na­li­dad de Ruth Bader Gins­burg, aho­ra se cono­ce On the Basis of Sex, en el que Mimi Leder a tra­vés de un rela­to de fic­ción cen­tra su aten­ción en esta excep­cio­nal dama duran­te una déca­da y media de su vida.

Feli­city Jones

Valíen­do­se del guión de Daniel Stie­ple­man (sobrino de RBG) la rea­li­za­do­ra, comien­za pre­sen­tan­do a Ruth (Feli­city Jones) en 1956 ini­cian­do sus estu­dios uni­ver­si­ta­rios en la Facul­tad de Dere­cho de la Uni­ver­si­dad de Har­vard. Demos­tran­do des­de el vamos la muy cono­ci­da dis­cri­mi­na­ción sexis­ta exis­ten­te de esa épo­ca, el decano Erwin Gris­wold (Sam Water­son), en la cena de bien­ve­ni­da a los nue­vos alum­nos inte­gra­dos por 500 estu­dian­tes varo­nes y solo 9 muje­res, les pre­gun­ta a las jóve­nes dis­cí­pu­las las razo­nes que las lle­va­ron a pro­se­guir esa carre­ra que más bien corres­pon­de a los hom­bres; sin duda. esa iro­nía mar­ca­ría el paso de la lucha que Ruth debió afron­tar a par­tir de enton­ces para defen­der los dere­chos de las muje­res en el mar­co de un uni­ver­so patriarcal .

En ese enton­ces, casa­da des­de 1954 con Mar­tin Gins­burg (Armie Ham­mer), igual­men­te cur­san­do los estu­dios de leyes con un año de ade­lan­to, y con una peque­ña niña del matri­mo­nio, el film des­ta­ca como des­de un prin­ci­pio exis­tió en la pare­ja un gran amor que dura­ría has­ta la muer­te de Mar­tin en 2010; así, cuan­do un cán­cer tes­ti­cu­lar afli­ge a su ado­ra­do espo­so, ade­más de asis­tir a sus cur­sos, ella acu­de igual­men­te a los de Mar­tin para poder ayu­dar­lo en sus tareas.

Ya gra­dua­da como abo­ga­da debe­rá sopor­tar la humi­lla­ción del pre­va­le­cien­te sexis­mo mani­fes­ta­do en los gabi­ne­tes de abo­ga­dos al no acep­tar a muje­res pro­fe­sio­na­les; por lo tan­to Ruth des­ple­ga­rá sus cono­ci­mien­tos en la acti­vi­dad docente.

Una cir­cuns­tan­cia espe­cial se pre­sen­ta en 1970 cuan­do RBG deci­de asu­mir la defen­sa de Char­les Moritz (Chris­tian Mul­key), un hom­bre sol­te­ro del Esta­do de Colo­ra­do quien tenien­do a su cui­da­do a su ancia­na madre invá­li­da le es dene­ga­da la deduc­ción impo­si­ti­va de 296 dóla­res por ese con­cep­to; eso se debe a que la ley vigen­te en ese momen­to solo lo admi­te si se tra­ta de una mujer desem­pe­ñan­do esa fun­ción. Tal exclu­sión sobre la base del géne­ro sexual, hará que la bri­llan­te abo­ga­da demues­tre la arbi­tra­rie­dad de la jus­ti­cia apo­yan­do una ley ana­cró­ni­ca. En tal sen­ti­do, el lar­go monó­lo­go que pro­nun­cia duran­te el jui­cio cons­ti­tu­ye uno de los momen­tos más con­mo­ve­do­res del relato.

El suce­so obte­ni­do en este reso­nan­te caso, el úni­co rea­li­za­do con la cola­bo­ra­ción de su espo­so, mar­có un pre­ce­den­te para que los requi­si­tos lega­les fue­sen modi­fi­ca­dos al pro­pio tiem­po que pro­bó que una abo­ga­da pue­de ser tan per­se­ve­ran­te, deci­di­da e inte­li­gen­te como su con­tra­par­te mas­cu­li­na a fin de que la jus­ti­cia lle­gue a imponerse.

A pesar de que iró­ni­ca­men­te su pri­mer gran triun­fo pro­fe­sio­nal haya sido el evi­tar la dis­cri­mi­na­ción de los hom­bres, de allí en más RBG des­ple­gó sus esfuer­zos luchan­do ardien­te­men­te por la cau­sa feme­ni­na; de este modo se con­vir­tió en un ícono cul­tu­ral al abo­gar por sus dere­chos a fin de que sean legal­men­te igua­la­dos a los del hom­bre, inclu­yen­do la no dis­cri­mi­na­ción pro­fe­sio­nal de las muje­res. Su bri­llan­te actua­ción la lle­va­ría a desem­pe­ñar la máxi­ma posi­ción a que pue­da aspi­rar una pro­fe­sio­nal de la ley cuan­do en 1993 el pre­si­den­te Clin­ton la desig­na como Jue­za de la Cor­te Supre­ma de Esta­dos Unidos.

Aun­que lo que se apre­cia aquí cons­ti­tu­ye algo que ya ha sido des­ta­ca­do en el exce­len­te docu­men­tal y no ten­ga su mis­ma reso­nan­cia, con todo la direc­to­ra logra una pelí­cu­la hones­ta y sin­ce­ra impri­mien­do a su rela­to un apre­cia­ble con­te­ni­do emo­cio­nal que per­mi­te al espec­ta­dor invo­lu­crar­se en el tema. En bue­na par­te, eso se debe a la muy bue­na actua­ción de Jones como así tam­bién a la de Ham­mer, quie­nes ade­más de la satis­fac­to­ria quí­mi­ca que man­tie­nen logran trans­mi­tir la esen­cia de una exce­len­te rela­ción con­yu­gal, demos­tran­do cómo el amor que los unió sir­vió como un gran incen­ti­vo en el desa­rro­llo de sus vidas y res­pec­ti­vas carre­ras, sobre todo para esta excep­cio­nal jueza.
Jor­ge Gutman

Un Exce­len­te Docu­men­tal Bélico

THEY SHALL NOT GROW OLD 

Por razo­nes difí­ci­les de com­pren­der hay valio­sas pelí­cu­las que no lle­gan al cono­ci­mien­to del públi­co, sal­vo que se pre­sen­ten en even­tos espe­cia­les. Ése es el caso de They Sall Not Grow Old, un remar­ca­ble y emo­cio­nan­te docu­men­tal pro­du­ci­do y rea­li­za­do por Peter Jack­son que enfo­ca la expe­rien­cia vivi­da por valien­tes sol­da­dos duran­te la Pri­me­ra Gue­rra Mundial.

Jack­son fue invi­ta­do por el Impe­rial War Museum de Gran Bre­ta­ña para rea­li­zar un film que reme­mo­ra­se el con­flic­to béli­co a fin de con­me­mo­rar el cen­te­na­rio del armis­ti­cio que tuvo lugar el 11 de noviem­bre de 1918; el rea­li­za­dor, que siem­pre estu­vo intere­sa­do en pro­fun­di­zar los ava­ta­res de este dra­má­ti­co con­flic­to béli­co, acep­tó el desa­fío de revivirlo.

La más impor­tan­te tarea con­sis­tía en cómo abor­dar en un docu­men­tal las expe­rien­cias vivi­das por quie­nes par­ti­ci­pa­ron en esa épi­ca saga un siglo des­pués de lo acon­te­ci­do. Para ello, en prin­ci­pio se valió de más de 100 horas de mate­rial de archi­vo del men­cio­na­do museo más el obte­ni­do de los archi­vos de la BBC en don­de en déca­das pos­te­rio­res se regis­tran entre­vis­tas a los vete­ra­nos sobre­vi­vien­tes. Debi­do a que ese valio­so baga­je de infor­ma­ción dis­ta­ba de encon­trar­se en buen esta­do Jack­son optó por res­tau­rar­lo; en esa tarea se empren­dió, sin exa­ge­ra­ción algu­na, una tarea titá­ni­ca median­te un esfuer­zo téc­ni­co extra­or­di­na­rio que per­mi­te que el públi­co con­tem­ple el docu­men­tal como si el tiem­po se hubie­se dete­ni­do. Para com­ple­tar esa visión con el máxi­mo rea­lis­mo posi­ble, Jack­son dis­pu­so de una ban­da sono­ra espe­cial­men­te con­ce­bi­da para recrear los diá­lo­gos, las voces de los sol­da­dos y el rugi­do de las batallas.

El direc­tor, con la cola­bo­ra­ción del valio­so tra­ba­jo de mon­ta­je de Jabez Ols­son, optó por pre­sen­tar el docu­men­tal en orden cro­no­ló­gi­co. En tal sen­ti­do en su comien­zo deci­dió dejar el blan­co y negro de fil­ma­ción ori­gi­nal para la tarea de entre­na­mien­to de los sol­da­dos has­ta el momen­to en que mar­chan al fren­te; a par­tir de allí el mate­rial fíl­mi­co ha sido colo­rea­do, posi­ble­men­te con la inten­ción de resal­tar el horror de des­truc­ción y muer­te de la guerra.

En resu­men, ade­más de explo­rar la reali­dad de la Gran Gue­rra, el docu­men­tal ofre­ce una muy huma­na ilus­tra­ción refle­jan­do las con­di­cio­nes en que los sol­da­dos han vivi­do, el gran sen­ti­do de soli­da­ri­dad y con­fra­ter­ni­dad pre­va­le­cien­te y sus acti­tu­des fren­te al con­flic­to al tener que afron­tar, defen­der­se y ata­car al enemigo.

El film es un hono­ra­ble tri­bu­to a la valen­tía, sacri­fi­cio y obvia­men­te a la memo­ria de todos aque­llos que par­ti­ci­pa­ron en este dra­má­ti­co perío­do his­tó­ri­co del siglo pasa­do, inclu­yen­do al abue­lo del rea­li­za­dor a quien se lo dedica.

They Shall Not Grow Old fue pre­sen­ta­do en las salas de Cine­plex úni­ca­men­te el 17 y 27 de diciem­bre últi­mo. Aho­ra este valio­so docu­men­tal por ter­ce­ra vez será nue­va­men­te exhi­bi­do por ese cir­cui­to cine­ma­to­grá­fi­co el lunes 21 de enero. Para infor­ma­ción adi­cio­nal sobre los cines y hora­rios res­pec­ti­vos pre­sio­ne aquí