El Faro

THE LIGHTHOU­SE. Esta­dos Uni­dos, 2019. Un film de Robert Eggers

Enfo­ca­do como un dra­ma de horror psi­co­ló­gi­co, The Lighthou­se es un film per­tur­ba­dor que se dis­tin­gue por su exce­len­te actua­ción y por su nota­ble ambientación.

Willem Dafoe y Robert Pattinson

El rela­to que se desa­rro­lla en una ale­ja­da isla roco­sa en Mai­ne hacia fines del siglo XIX tie­ne como úni­cos pro­ta­go­nis­tas a Tho­mas (Williem Dafoe), un vie­jo expe­ri­men­ta­do cui­da­dor de la ilu­mi­na­ción del faro y Eph­raim (Robert Pat­tin­son), un nova­to fare­ro que en cali­dad de ayu­dan­te per­ma­ne­ce­rá jun­to a él duran­te 4 semanas.

Des­de el ini­cio se aspi­ra un aire de tie­su­ra entre Tho­mas y Eph­raim en la medi­da que el vete­rano anciano gru­ñón en for­ma auto­ri­ta­ria impar­te las órde­nes a su cola­bo­ra­dor quien dócil­men­te debe acep­tar las no muy gra­tas tareas que le encomienda.

Si bien duran­te la pri­me­ra par­te se va esla­bo­nan­do el jue­go de poder que se esta­ble­ce entre ellos, la tiran­tez va acre­cen­tán­do­se a medi­da que las jor­na­das trans­cu­rren, a pesar de que hay ins­tan­cias un tan­to ami­ga­bles com­par­ti­das a la hora de cenar.

Esa for­za­da con­vi­ven­cia está sig­na­da por una atmós­fe­ra de per­ver­si­dad y laten­te ten­sión gene­ra­da al ampa­ro de la sole­dad del lugar. Dado el com­por­ta­mien­to agre­si­vo de Tho­mas ‑en par­te pro­vo­ca­do por su abu­so de alcohol‑, Eph­raim comien­za a reac­cio­nar has­ta lle­gar a un cli­max don­de la vio­len­ta bru­ta­li­dad sus­ci­ta­da entre ambos alcan­za el pun­to de no retorno.

Si bien el guión del rea­li­za­dor escri­to con su her­mano Max Eggers tra­ta de crear un cli­ma de terror, la his­to­ria care­ce de una sóli­da enver­ga­du­ra dra­má­ti­ca para lograr­lo y poco agre­gan a la esen­cia de esta his­to­ria algu­nas refe­ren­cias mito­ló­gi­cas a que alu­de Tho­mas, así como el viso de fan­ta­sía aso­cia­da con los sue­ños de Eph­raim hacien­do el amor con una sen­sual sirena.

A su favor la pelí­cu­la se bene­fi­cia con la fil­ma­ción en blan­co y negro de 35 mm. en una pan­ta­lla cua­dra­da don­de la foto­gra­fía de Jarin Blasch­ke recrea mag­ní­fi­ca­men­te el esce­na­rio en que trans­cu­rre la acción. Otro fac­tor fun­cio­nal al rela­to es el efi­cien­te dise­ño sono­ro trans­mi­tien­do el rui­do de las gavio­tas que sobre­vue­lan el lugar, el soni­do del inso­len­te vien­to y el de las olas que rom­pen el mar.

Lo más des­ta­ca­ble de este film es el due­lo de tita­nes que en mate­ria acto­ral ofre­cen sus dos intér­pre­tes. Dafoe encan­di­la dan­do vida al vie­jo alcohó­li­co, vital y rudo como así tam­bién inmer­so de una extra­ña vio­len­cia; a su lado Pat­tin­son igual­men­te fas­ci­na carac­te­ri­zan­do a un indi­vi­duo de natu­ra­le­za intros­pec­ti­va que al no poder con­te­ner su furia inter­na gene­ra­da por la acti­tud de su anta­go­nis­ta lle­ga­rá a explo­tar y enfren­tar­lo en una deses­pe­ra­da lucha mor­tal. Entre ambos acto­res exis­te una com­ple­ta sim­bio­sis evi­den­cian­do con total con­vic­ción el pro­ce­so de degra­da­ción físi­ca y moral de sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes. Jor­ge Gutman

Dine­ro Lavado

THE LAUN­DRO­MAT. Esta­dos Uni­dos, 2019. Un film de Ste­ven Soderbergh

Fiel a su come­ti­do de denun­ciar aspec­tos socio-polí­ti­cos que afec­tan a nues­tra socie­dad, Ste­ven Soder­bergh rati­fi­ca su ido­nei­dad de com­pe­ten­te rea­li­za­dor en este tra­ba­jo entre fic­ti­cio y real que alu­de a uno de los fenó­me­nos que afec­ta a la socie­dad contemporánea.

El tema abor­da­do por el direc­tor es el de los Pana­ma Papers, tér­mino refe­ri­do a los docu­men­tos con­fi­den­cia­les per­te­ne­cien­tes al gabi­ne­te de abo­ga­dos pana­me­ño Mos­sack Fon­se­ca que debi­do a una fil­tra­ción infor­ma­ti­va en abril de 2016 se difun­die­ron públicamente..

Basa­do en el libro Secrecy World del perio­dis­ta Jake Berns­tein, Soder­bergh dra­ma­ti­za el estruen­do­so escán­da­lo finan­cie­ro sus­ci­ta­do median­te una come­dia pun­zan­te no exen­ta de sáti­ra y ape­lan­do a una narra­ción leja­na­men­te brechtiana.

Con un des­ca­ro a toda prue­ba y en for­ma satí­ri­ca, el abo­ga­do pana­me­ño Ramón Fon­se­ca (Anto­nio Ban­de­ras) y su socio ale­mán Jür­gen Mos­sack (Gary Old­man) se diri­gen al públi­co para ilus­trar­los sobre la mane­ra en que su infa­me bufe­te ofre­ce ser­vi­cios a poten­tes millo­na­rios, ocul­tan­do su iden­ti­fi­ca­ción, median­te la crea­ción de socie­da­des cor­po­ra­ti­vas fan­tas­mas radi­ca­das en varios paraí­sos fis­ca­les, para así elu­dir el cum­pli­mien­to de las obli­ga­cio­nes impositivas.

Meryl Streep

De allí en más el guión de Scott Z. Burns intro­du­ce varias his­to­rias, algu­nas mejo­res que otras, don­de entre las mis­mas se des­ta­ca la de la viu­da Ellen Mar­tin (Meryl Streep); tras haber per­di­do a su mari­do (James Crom­well) en un acci­den­te de ferry ella resul­ta esta­fa­da por par­te de la com­pa­ñía de segu­ros navie­ra que se nie­ga a indem­ni­zar­la. Eso la impul­sa a efec­tuar una inves­ti­ga­ción don­de indi­rec­ta­men­te es el hilo con­duc­tor que per­mi­ti­rá des­cu­brir otras acti­vi­da­des social­men­te per­ni­cio­sas. Así que­da expues­to el queha­cer de varias com­pa­ñías exper­tas en el blan­queo de capi­ta­les pro­ve­nien­tes de corrup­cio­nes y sobor­nos efec­tua­dos, como igual­men­te se va cono­cien­do a una gale­ría de inter­me­dia­rios, tes­ta­fe­rros, buró­cra­tas e inclu­so tra­fi­can­tes de órga­nos que huér­fa­nos de moral, para nada les intere­sa la situa­ción de la gen­te ino­cen­te que se ve des­po­ja­da de sus ahorros.

El rea­li­za­dor ofre­ce una agria come­dia que aun­que su tema sea bien cono­ci­do, logra que tras­cien­da en la pan­ta­lla pro­du­cien­do estu­por y de algu­na mane­ra una tris­te­za impo­si­ble de disi­mu­lar. Si bien su narra­ción resul­ta un tan­to des­igual en la medi­da que los dis­tin­tos epi­so­dios que la inte­gran no logran una com­ple­ta cohe­sión, reúne ele­men­tos favo­ra­bles que ate­núan tal obje­ción. En tal sen­ti­do cabe des­ta­car la ágil direc­ción de Soder­bergh impi­dien­do que el rela­to decai­ga y el buen desem­pe­ño de su elen­co, en espe­cial la actua­ción de la siem­pre estu­pen­da Streep.

Como balan­ce se asis­te a un buen docu­dra­ma cuyo men­sa­je que­da expre­sa­do en su ima­gen final acer­ca de la nece­si­dad de tomar acción para eli­mi­nar las lagu­nas exis­ten­tes en un sis­te­ma finan­cie­ro que pro­du­ce una pro­fun­da des­igual­dad eco­nó­mi­co-social sobre todo en Esta­dos Uni­dos con­si­de­ra­do como el más gran­de paraí­so fis­cal. Jor­ge Gutman

Un Trá­gi­co Drama

LUCIA DI LAM­MER­MOOR 

Como segun­da pro­duc­ción de la actual tem­po­ra­da, l’O­pe­ra de Mon­tréal (ODM) pre­sen­ta­rá Lucia di Lam­mer­moor, una de las más impor­tan­tes crea­cio­nes líri­cas de Gae­tano Doni­zet­ti cuyo libre­to en ita­liano de Sal­va­to­re Cam­ma­rano está basa­do en la nove­la The Bri­de of Lam­mer­moor de Sir Wal­ter Scott. La ópe­ra fue estre­na­da en el Tea­tro de San Car­los de Nápo­les en sep­tiem­bre de 1835.

La his­to­ria que trans­cu­rre en las coli­nas de Lam­me­moor de la Esco­cia del siglo XVI se cen­tra en Lucia Ash­ton, una joven men­tal­men­te frá­gil que vive un apa­sio­na­do roman­ce con Edgar­do de Ravens­wood, jurán­do­se amor eterno; sin embar­go la ene­mis­tad entre la fami­lia de Lucia y la de los Ravens­wood moti­va­rá que la joven sea la prin­ci­pal víc­ti­ma de ese fuer­te víncu­lo amo­ro­so. Así su mali­cio­so her­mano Enri­co Ash­ton tra­ta de con­ven­cer a Lucia que su ena­mo­ra­do la trai­cio­na a tra­vés de cier­tas fal­sas prue­bas y la ins­ta a casar­se con Artu­ro Buc­klaw, el hom­bre por él ele­gi­do. Con­ven­ci­da de la des­leal­tad de su ama­do, ella acep­ta a Artu­ro en tan­to que el ino­cen­te Edgar­do acu­sa a su aman­te de haber fal­ta­do a su pro­me­sa. El cli­max de esta his­to­ria se pro­du­ce en la noche de bodas cuan­do Lucía sal­va­je­men­te acu­chi­lla a su fla­man­te espo­so, a quien detes­ta; ese hecho con­du­ci­rá a su locu­ra desem­bo­can­do en un des­en­la­ce trágico.

En esta ópe­ra Doni­zet­ti logra una exce­len­te cons­truc­ción dra­má­ti­ca que armo­ni­za per­fec­ta­men­te con la sun­tuo­sa rique­za meló­di­ca. Duran­te déca­das, esta obra se con­si­de­ró como una pie­za de luci­mien­to para sopra­nos de colo­ra­tu­ra y no era muy cono­ci­da en el reper­to­rio ope­rís­ti­co. Dada la gran inten­si­dad vocal y tea­tral reque­ri­da para el per­so­na­je prin­ci­pal, ha sido des­pués de la Segun­da Gue­rra Mun­dial, cuan­do un núme­ro de exce­len­tes sopra­nos la hicie­ron tras­cen­der. En tal sen­ti­do cabe men­cio­nar la impre­sio­nan­te actua­ción de María Callas tan­to en La Sca­la (1952) como en la Sta­tis­che Ope­ra de Ber­lín (1954 – 55), pos­te­rior­men­te Joan Suther­land sobre­sa­lió en la Royal Ope­ra Hou­se del Covent Gar­den (1959, 1960) y más recien­te­men­te Nata­lie Des­say abor­dó ese rol en el Met (2007,2011) así como Anna Netreb­ko, igual­men­te en el Met (2009), logró una inol­vi­da­ble carac­te­ri­za­ción de dicho personaje..

KATH­LEEN KIM (Foto: ODM)

Para esta pro­duc­ción diri­gi­da por Michael Cava­nagh la ODM ha ele­gi­do a la soprano corea­na Kath­leen Kim en el rol titu­lar quien ha demos­tra­do poseer una remar­ca­ble fuer­za vocal y tea­tral lo que supo­ne que res­pon­de­rá al desa­fío impues­to por el aria más difi­cul­to­so de esta ópe­ra como lo es “Oh, gius­to cielo!…Il dol­ce suono”  que Lucia can­ta en el ter­cer acto. A su lado actua­rá el pres­ti­gio­so tenor que­be­quen­se Fré­dé­ric Antoun en el rol de su aman­te Edgar­do. Igual­men­te par­ti­ci­pan el barí­tono Gre­gory Dahl (Enri­co), el bajo Oleg Tsi­bul­ko (Rai­mon­do), el tenor Mario Bahg (Artu­ro) y el barí­tono bajo Roc­co Rupo­lo (Nor­manno); el repar­to se com­ple­ta con la mez­zo soprano Flo­ren­ce Bour­get, artis­ta en resi­den­cia del Ate­lier Liri­que de la ODM en el rol de Alice.

FRÉ­DÉ­RIC ANTOUN (Foto :ODM)

La músi­ca esta­rá a car­go de la Orches­tre Métro­po­li­tain diri­gi­da por el maes­tro ita­liano Fabri­zio Ven­tu­ra y el Coro de la ODM pre­pa­ra­do por Clau­de Webs­ter..

Esta ópe­ra está estruc­tu­ra­da en 3 actos y será can­ta­da en el idio­ma ori­gi­nal ita­liano con sub­tí­tu­los en fran­cés e inglés los días 9, 12 y 14 de Noviem­bre a las 19h30 y el 17 de Noviem­bre a las 14 horas en la sala Wil­frid-Pelle­tier de la Pla­ce des Arts.

Acti­vi­da­des Gratuitas

Como lo vino rea­li­zan­do en las últi­mas tem­po­ra­das, la ODM ofre­ce­rá Par­lons ope­ra, una serie de ini­cio a las ópe­ras de la tem­po­ra­da con la pre­sen­cia del musi­có­lo­go Pie­rre Vachon, un pia­nis­ta y cantantes.

Es una bue­na opor­tu­ni­dad para sumer­gir­se en cada ópe­ra duran­te 90 minu­tos a tra­vés de su his­to­ria, músi­ca, voces, con­tex­to cul­tu­ral, com­po­si­tor y esti­lo. Estas con­fe­ren­cias se rea­li­za­rá en inglés el 27 de octu­bre (14h) en el Vic­to­ria Hall y en fran­cés en las siguien­tes fechas: el 31 de Octu­bre (19h) en el Cégep de Saint-Lau­rent, el 2 de Noviem­bre (19h) en la Bibliothè­que de Pie­rre­fonds, el 3 de Noviem­bre (14h) en la Gran­de Bibliothè­que y el 4 de Noviem­bre (19h30) en la Mai­son de la cul­tu­re Frontenac.

Para infor­ma­ción adi­cio­nal con­sul­te la Opé­ra de Montréal 

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Fes­ti­val de Pelí­cu­las de Brasil

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

En el mar­co de la pro­gra­ma­ción de las pelí­cu­las que se exhi­bi­rán en la sema­na de cine bra­si­le­ño que se desa­rro­lla des­de el 25 de octu­bre has­ta el has­ta el 1 de noviem­bre en el Ciné­ma du Parc, hay 4 títu­los que mere­cen destacarse.

SÓCRA­TES.

Esta ópe­ra pri­ma del joven rea­li­za­dor Ale­xan­dre Morat­to, retra­ta con inusi­ta­do rea­lis­mo la lucha por la super­vi­ven­cia de un humil­de mucha­cho bra­si­le­ño en la ciu­dad de Sao Pau­lo. Su pro­ta­go­nis­ta es Sócra­tes (Chris­tian Mal­hei­ros) de 15 años de edad que ha per­di­do a su madre. Habi­tan­do en una des­tar­ta­la­da vivien­da ubi­ca­da en un des­fa­vo­re­ci­do sec­tor de la popu­lo­sa urbe, tra­ta de elu­dir la posi­bi­li­dad de ser con­fi­na­do en un hogar para huér­fa­nos, al no tener un medio de vida con el que pue­da sub­sis­tir a sus necesidades.

Tales Ordak­ji y Chris­tian Mal­hei­ros en SOCRATES

El guión de Morat­to escri­to con Thay­ná Man­tes­so, sigue las peri­pe­cias de este ado­les­cen­te quien al prin­ci­pio se ocu­pa de las tareas de lim­pie­za en don­de su madre tra­ba­ja­ba, pero no pue­de seguir hacién­do­lo por­que su emplea­dor no lo admi­te por ser menor de edad. Pos­te­rior­men­te logra un tra­ba­jo tem­po­ra­rio en un depó­si­to de cha­ta­rra don­de enta­bla un víncu­lo román­ti­co con Mai­con (Tales Ordak­ji), un mucha­cho que allí tam­bién tra­ba­ja; pero esa rela­ción no pros­pe­ra debi­do a los obs­tácu­los inter­pues­tos por la homo­fo­bia reinante.

Des­pués de tra­tar de recu­pe­rar las ceni­zas de su madre, su situa­ción se com­pli­ca al ser des­alo­ja­do del rui­no­so depar­ta­men­to en que habi­ta por fal­ta de pago. Cuan­do ham­brien­to y deso­la­do deci­de comu­ni­car­se con su padre (Jai­me Rodrí­guez), de quien jun­to con su madre habían esca­pa­do bas­tan­te tiem­po atrás, Sócra­tes es vio­len­ta­men­te recha­za­do por él debi­do a su orien­ta­ción sexual.

El pro­ce­so de madu­ra­ción de este mucha­cho en el mar­co de un medio social inhós­pi­to es con­si­de­ra­do de mane­ra rea­lis­ta y sin con­ce­sión algu­na por el rea­li­za­dor, logran­do con­vin­cen­tes actua­cio­nes del elen­co, espe­cial­men­te del joven Mal­hei­ros. Si bien el retra­to del mun­do lúgu­bre y mise­ra­ble vivi­do por Sócra­tes pue­de inco­mo­dar en algu­nos momen­tos, eso no dis­mi­nu­ye el nivel de cali­dad del film. Este aus­pi­cio­so debut cons­ti­tu­ye una bue­na car­ta de pre­sen­ta­ción de Murat­to para sus futu­ros proyectos.

A VIDA INVI­SI­VEL DE EURI­DI­CE GUSMÀO 

Esta pelí­cu­la de Karim Aïnouz, que por sus méri­tos fue con­si­de­ra­da la mejor de la sec­ción “A Cer­tain Regard” pre­sen­ta­da en el Fes­ti­val de Can­nes de este año, está basa­da en el libro homó­ni­mo de Martha Batalha, con una muy bue­na adap­taión rea­li­za­da por el l rea­li­za­dor en su guión co-escri­to con Inés Bor­ta­ga­ray y Muri­lo Hauser.

Carol Duar­te en A VIDA INVI­SI­VEL DE EURI­DI­CE GUSMÀ0

La acción trans­cu­rre en Río de Janei­ro, en la déca­da del 50 y se cen­tra en la exce­len­te rela­ción exis­ten­te entre la pro­di­gio­sa pia­nis­ta Eurí­di­ce (Carol Duar­te) de 18 años y su her­ma­na Gui­da (Julia Stoc­kler), dos años mayor. Ambas per­te­ne­cen a un hogar de cla­se media inte­gra­do por Manuel (Anto­nio Fon­se­ca), un padre auto­ri­ta­rio y machis­ta, y su madre Ana (Fla­via Gus­mâo) quien es sumi­sa a su espo­so. El rela­to cobra impul­so cuan­do a ocul­tas de su fami­lia Gui­da se une sen­ti­men­tal­men­te a Yor­gos, un mari­ne­ro grie­go (Niko­las Antu­nes) y par­te con él a Ate­nas, dejan­do una car­ta escri­ta a su fami­lia que pien­sa retor­nar cuan­do se case con él. Esa acti­tud pro­du­ce una mar­ca­da ira en su padre y la situa­ción empeo­ra cuan­do ella des­ilu­sio­na­da de Yor­gos regre­sa sola en esta­do de emba­ra­zo y Manuel ‑en fran­co tren de repu­dio- le nie­ga la entra­da al hogar; cuan­do ella pide que le deje ver a su que­ri­da her­ma­na, su padre le mien­te dicién­do­le que Eurí­di­ce via­jó a Vie­na para per­fec­cio­nar sus estu­dios musi­ca­les. La esen­cia de esta his­to­ria radi­ca en la comu­ni­ca­ción abor­ta­da a tra­vés del tiem­po entre estas dos her­ma­nas dado que la corres­pon­den­cia epis­to­lar que Gui­da envía a Eurí­di­ce nun­ca lle­gó a des­tino. Así, a tra­vés de vidas para­le­las en una mis­ma ciu­dad en don­de cada her­ma­na supo­ne que la otra resi­de en Euro­pa, el anhe­la­do reen­cuen­tro fra­ter­nal no lle­ga a producirse.

Trans­cu­rri­rán 60 años para arri­bar a un ines­pe­ra­do y emo­cio­nan­te des­en­la­ce real­za­do por la elo­cuen­te pre­sen­cia de la gran actriz Fer­nan­da Mon­te­ne­gro, carac­te­ri­zan­do a la ancia­na Eurídice.

Esta melan­có­li­ca y melo­dra­má­ti­ca saga de casi dos horas y media podría redu­cir­se en apro­xi­ma­da­men­te 20 minu­tos sin afec­tar su con­te­ni­do. No obs­tan­te, el film cau­ti­va por la acer­ta­da direc­ción de Aínouz, la impe­ca­ble actua­ción de Duar­te y Stoc­kler y por la exqui­si­ta belle­za cap­ta­da por la foto­gra­fía de Helḕ­ne Lou­vart. Con todo, lo más tras­cen­den­te es el mere­ci­do home­na­je del rea­li­za­dor a la resi­lien­cia y empo­de­ra­mien­to feme­nino en el mar­co de una socie­dad patriarcal

BACU­RAU.

Este film de cien­cia fic­ción con con­no­ta­cio­nes socia­les, escri­to y diri­gi­do por Kle­ber Men­don­ca Filho y Juliano Dor­ne­lles, se desa­rro­lla en un futu­ro cer­cano en la fic­ti­cia pobla­ción que da títu­lo al film, ubi­ca­da al nor­des­te de Brasil.

Sonia Bra­ga en BACURAU

Adop­tan­do la for­ma de un wes­tern, la tra­ma ilus­tra la vida de humil­des habi­tan­tes de la región que afec­ta­dos por la sequía y con una com­ple­ta indi­fe­ren­cia del gobierno por la fal­ta de sumi­nis­tro del agua, están ame­na­za­dos por extran­je­ros lle­ga­dos al lugar con el pro­pó­si­to de cazar como si estu­vie­sen en un safa­ri afri­cano. Fren­te a esa inusi­ta­da y ame­na­za­do­ra pre­sen­cia, los luga­re­ños sabrán cómo impo­ner la resis­ten­cia de los intru­sos. A pesar de no ser un film total­men­te per­fec­to, el mis­mo se dis­tin­gue con deta­lles pre­cio­sis­tas obser­va­dos por los rea­li­za­do­res, demos­tran­do cómo la vita­li­dad de un pue­blo uni­do defien­de su dig­ni­dad e iden­ti­dad a tra­vés de la lucha arma­da para derro­tar a quie­nes tie­nen la inten­ción de oprimirlos.

Sin que exis­ta un per­so­na­je que gra­vi­te total­men­te a lo lar­go del rela­to, se dis­tin­guen la vete­ra­na actriz Sonia Bra­ga como una alcohó­li­ca doc­to­ra, Udo Kier lide­ran­do un gru­po de fac­cio­sos inva­so­res y Thar­delly Lima ani­man­do a un corrup­to alcalde.

MARIGHE­LLA

Este vigo­ro­so dra­ma del novel direc­tor Wag­ner Mou­ra enfo­ca su aten­ción en Car­los Marighe­lla, el famo­so escri­tor y polí­ti­co que fue con­si­de­ra­do el líder de la gue­rri­lla urba­na en su enfren­ta­mien­to con el régi­men mili­tar que en 1964 derro­có el gobierno de Joao Gou­lart en un gol­pe de esta­do y se man­tu­vo en el poder duran­te 21 años.

Seu Jor­ge en MARIGHELLA

Fun­da­men­tal­men­te, el guión del direc­tor y Felil­pe Bra­ga ubi­ca la acción en Sao Pao­lo en 1968 refle­jan­do los encuen­tros clan­des­ti­nos que Marighe­lla man­tie­ne con sus cole­gas a fin de adop­tar la estra­te­gia más con­ve­nien­te para ter­mi­nar con la dic­ta­du­ra; para ese pro­pó­si­to toma como mode­lo algu­nas de las tác­ti­cas imple­men­ta­das en Cuba y Viet­nam. Simul­tá­nea­men­te, el rela­to enfo­ca la acción des­ple­ga­da por la dic­ta­du­ra a tra­vés de un impla­ca­ble ins­pec­tor poli­cial (Bruno Gaglias­so), fiel repre­sen­tan­te del des­pó­ti­co régi­men, quien tie­ne como misión ubi­car y cap­tu­rar a Marighella.

La soli­da­ri­dad del líder con los miem­bros de su equi­po, así como las ins­tan­cias vivi­das en su vida per­so­nal, inclu­yen­do la rela­ción con Cla­ra (Adria­na Este­ves), su espo­sa y com­pa­ñe­ra de armas, brin­da algu­nos de los momen­tos más emo­ti­vos del relato.

Este hones­to film que cuen­ta con la mag­ní­fi­ca inter­pre­ta­ción cen­tral del actor Seu Jor­ge se des­ta­ca por haber trans­mi­ti­do una fiel ima­gen del revo­lu­cio­na­rio bra­si­le­ño que en 1969 murió en acri­bi­lla­do a bala­zos en una embos­ca­da ten­di­da por la policía.

Nota: Una infor­ma­ción com­ple­ta de los 14 fil­mes bra­si­le­ños y los hora­rios de pro­yec­ción res­pec­ti­vos pue­de obte­ner­se en el sitio cinemaduparc.com

El Mun­do Para­le­lo de Alice

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

ALI­CE AND THE WORLD WE LIVE IN.  Tex­to: Ale­xan­dra Haber. Dra­ma­tur­gia: Miche­li­ne Che­vrier. Direc­ción: Eda Hol­mes. Elen­co: Jane Whee­ler y Daniel Bro­chu. Esce­no­gra­fía y Ves­tua­rio: Amy Keith. Ilu­mi­na­ción: Julie Bas­se. Músi­ca: Anna Atkin­son y Ale­xan­der MacS­ween. Dura­ción: 1 hora y 20 minu­tos sin entre­ac­to. Repre­sen­ta­cio­nes: has­ta el 3 de Noviem­bre de 2019 en el Cen­taur Theatre

Comen­zan­do una nue­va tem­po­ra­da la com­pa­ñía del Cen­taur Thea­tre pre­sen­ta en pri­mi­cia mun­dial esta intere­san­te obra de la escri­to­ra Ale­xan­dra Haber con la dra­ma­tur­gia de Miche­li­ne Che­vrier. don­de se abor­da el dolor, la pará­li­sis emo­cio­nal y la for­ta­le­za huma­na para supe­rar difí­ci­les situa­cio­nes a la que una per­so­na está expues­ta fren­te a los ava­ta­res del destino.

Jane Whee­ler y Daniel Bro­chu. (Foto: Andrée Lanthier)

El rela­to gira en torno de Ali­cia, una mujer que se encuen­tra en la lade­ra de una mon­ta­ña quien ade­más de pade­cer de acro­fo­bia se encuen­tra afec­ta­da por un gra­ve suce­so que la aba­te; sin­tién­do­se entu­me­ci­da es inca­paz de mar­char hacia ade­lan­te o retro­ce­der. Pron­ta­men­te se sabe que su mari­do Ever aca­ba de morir como víc­ti­ma de un ata­que terro­ris­ta y en con­se­cuen­cia des­tro­zan­do las ilu­sio­nes que ambos tenían de rea­li­zar un via­je a Ita­lia para cele­brar un nue­vo ani­ver­sa­rio matri­mo­nial. De allí en más Haber ape­la a un recur­so pare­ci­do al que Lewis Carroll empleó para Ali­cia en el País de las Mara­vi­llas; así como su heroí­na cae en una madri­gue­ra entran­do en un mun­do de fan­tás­ti­cos absur­dos, en este caso esta Ali­cia se intro­du­ce en un uni­ver­so para­le­lo vivien­do la ilu­so­ria reali­dad en la que Ever ha sobrevivido.

El ima­gi­na­rio ren­cuen­tro per­mi­te que Ali­cia dé rien­da suel­ta a su memo­ria pasan­do revis­ta al modo en que ambos se cono­cie­ron, las vici­si­tu­des atra­ve­sa­das en la rela­ción con­yu­gal y sobre todo los comen­ta­rios que Ever efec­túa hacién­do­le ver que la memo­ria lejos de ser está­ti­ca se carac­te­ri­za fun­da­men­tal­men­te por su flui­dez. En últi­ma ins­tan­cia el pro­pó­si­to de la pie­za es expo­ner el mie­do ate­rra­dor que inmo­vi­li­za a Ali­cia fren­te a la des­gra­cia sufri­da don­de su mun­do adquie­re una dimen­sión dife­ren­te; con todo, la auto­ra insi­núa que la resi­lien­cia de Ali­cia podrá con­du­cir­la a dar el vital paso hacia ade­lan­te por­que a pesar de su due­lo la vida con­ti­núa su curso.

Haber ha sabi­do equi­li­brar su ale­gó­ri­co dra­ma con momen­tos de espon­tá­neo humor que Eda Hol­mes supo cap­tar con su pre­ci­sa direc­ción escé­ni­ca. Para ello, la direc­to­ra se valió de la irre­pro­cha­ble actua­ción logra­da por sus dos úni­cos intér­pre­tes. Jane Whee­ler se mime­ti­za mag­ní­fi­ca­men­te en su Ali­cia trans­mi­tien­do con inten­si­dad el trau­ma y sen­ti­mien­to que la ago­bia tra­tan­do de emer­ger de su iner­cia para­li­zan­te y ven­cer su acro­fo­bia; por su par­te Daniel Bro­chu con­vin­cen­te­men­te carac­te­ri­za al inter­lo­cu­tor fan­tas­mal quien con su sim­pa­tía, tole­ran­cia y apo­yo con­tra­rres­ta el nivel de sufri­mien­to y frus­tra­ción de quien fue­ra su ama­da mujer.

El sobrio deco­ra­do expre­sio­nis­ta de Amy Keith enfo­can­do la gigan­tes­ca mon­ta­ña que gra­vi­ta fuer­te­men­te en Ali­cia con su temor a las altu­ras, así como el acer­ta­do dise­ño de ilu­mi­na­ción de Julie Bas­se crean­do la atmós­fe­ra apro­pia­da para refle­jar las varia­das emo­cio­nes vivi­das por su pro­ta­go­nis­ta con­tri­bu­yen a real­zar los valo­res de esta pieza.

Para con­cluir esta nota, el títu­lo de la obra al alu­dir al mun­do en que vivi­mos per­mi­te refle­xio­nar acer­ca de los fre­cuen­tes actos de vio­len­cia de la épo­ca actual gene­ran­do trau­mas difí­ci­les de supe­rar como los vivi­dos por Alicia.